El Puerto de València, pendiente de su polémica ampliación, es ya el séptimo que más contamina de Europa
“En lugar de respaldar propuestas para hacer que el transporte marítimo sea más limpio, los puertos obstaculizan cada vez más los esfuerzos por hacer que el sector sea más respetuoso con el medioambiente”.
Así se pronuncia Jacob Armstrong, responsable de la campaña de transporte marítimo sostenible de la organización europea Transport & Environment (T&E), que impulsa el desarrollo de un sistema de movilidad cero emisiones y que ha publicado el informe 'Desempeño climático de los puertos de la Unión Europea. Un análisis de las emisiones en la cadena de suministro marítimo y en el muelle'.
Se trata del primer estudio que cuantifica las emisiones de los barcos atracados (es decir, carga, descarga o repostaje en puertos) y atributos de la cadena de suministro marítimo. El documento concluye que los puertos de Algeciras, Barcelona y Valencia ocupan el puesto cuarto, quinto y séptimo, respectivamente, de la lista de los diez puertos europeos con mayores emisiones de CO2, una clasificación encabezada por Róterdam (Holanda), Amberes (Bélgica) y Hamburgo (Alemania). El “top 10” lo completan El Pireo (Grecia), Bremerhaven (Alemania), Marsella (Francia) y Ámsterdam (Holanda).
En concreto, Róterdam emite al año 13,7 millones de toneladas de CO2, Amberes 7,4 millones, Hamburgo 4,7 millones, Algeciras 3,3 millones, Barcelona 2,8 millones, El Pireo y Valencia, 2,7 millones, Bremerhaven y Marsella, 2,3 millones, y Ámsterdam, 2,1 millones.
El Puerto de València ya es por tanto el séptimo de Europa que más contamina en el momento del atraque, principalmente por el tráfico de buques portacontenedores y con todo, aspira a culminar la polémica ampliación norte que duplicaría su capacidad y por tanto también sus actuales emisiones. Todo ello con una declaración de impacto ambiental (DIA) del año 2007, basada en un proyecto que nada tiene que ver con el que ahora se pretende aprobar y en una ley del año 1986 que ya no está en vigor.
Precisamente la Autoridad Portuaria de València (APV) publicó este miércoles los datos de tráficos del año 2021, ejercicio en el que superó los 5,6 millones de TEUs (contenedor estándar de 20 pies) y los 85 millones de toneladas, unas cifras que mejoran la actividad respecto a 2020 y 2019, este último año prepandemia. Estos datos sitúan al recinto valenciano como el cuarto puerto de Europa en contenedores, superando al griego de El Pireo, y por detrás de Rotterdam, Amberes y Hamburgo.
El método de medición utilizado en en el informe asigna las emisiones reportadas a puertos individuales a través de datos de carga. El total de las emisiones se calculan para cada tipo de barco (por ejemplo, gasero, portacontenedores...), luego se asignan a puertos dependiendo de la cantidad de carga relacionada con ese tipo de barco (por ejemplo, GNL, contenedores) que se maneje en cada puerto. Por lo tanto, se asigna una cantidad estándar de emisiones a cada unidad de bien manejada.
Según la organización que ha realizado el estudio, en la actualidad, el sector del transporte marítimo “está haciendo su agosto”, con unos precios históricos por contenedor, y los puertos, cuyo impacto climático es “enorme”, están en el centro de este “lucrativo” negocio.
Además, los puertos se han unido al World Shipping Council, grupo de presión de las empresas de portacontenedores, en su petición de que se reduzca el ámbito geográfico de aplicación de la propuesta de la Comisión Europea de incluir el transporte marítimo en el sistema de comercio de emisiones de carbono (ETS, por sus siglas en inglés).
Con esta petición, se pretende eximir del sistema ETS hasta 100 millones de toneladas de emisiones de CO2 y el 70% de la actividad del negocio marítimo de portacontenedores con la justificación de que si no se reducen las exigencias, los buques se desviarán a puertos de otras regiones, según la misma fuente.
Actualmente, la Comisión Europea ha propuesto 2030 como fecha límite para que los puertos instalen en tierra electricidad a algunos sectores marítimos: contenedores, buques de pasajeros y líneas de cruceros. Este es uno de los proyectos más recurrentes que suele anunciar el Puerto de València cada vez que se cuestiona la ampliación norte para justificar que la ampliación norte será sostenible e incluso que antes de 2030 el recinto tendrá cero emisiones.
Según Transport & Environment, la electrificación, si bien es importante, solo llegará hasta cierto punto para abordar el problema climático de los puertos: “El enorme volumen de necesidades de los buques de navegación marítima individuales hacen que la electrificación de los buques para las operaciones marítimas sea poco probable, por lo que existe una clara necesidad de construir infraestructuras para los combustibles líquidos limpios del futuro. Mientras que el gas natural líquido fósil (GNL) y los biocombustibles han sido erróneamente propuestos como opciones sostenibles, los únicos combustibles sostenibles para el sector marítimo son los e-combustibles basados en hidrógeno, como el e-amoníaco, el e-metanol o hidrógeno en sí mismo (todo hecho de energía renovable y, cuando sea relevante, de la captura directa de aire)”.
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