Ximo Puig fuerza la máquina para adelantar al 28A las elecciones autonómicas en la Comunitat Valenciana
Hace dos semanas una persona muy cercana al presidente de la Geneneralitat, Ximo Puig, a una pregunta sobre el adelanto de las elecciones autonómicas aseguraba: “Puig pasará seguro a la historia por haber presidido la Generalitat. Pero Puig no quiere pasar a la historia como David Cameron -el premier británico que convocó el referéndum del Brexit-, a quien le escupen por la calle”.
La reflexión define muy bien el talante del presidente de la Generalitat. Un experimentado político que ha destacado más por su prudencia y moderación que por su audacia y sus decisiones desconcertantes. Pero en esos 14 días que van desde aquella conversación a la actualidad han pasado muchas cosas. Su núcleo duro y el de Ferraz han redoblado la presión sobre Puig para que adelante las elecciones.
Ante esta presión, auspiciada por el síndic del PSPV en las Corts, Manolo Mata; su jefe de gabinete, Arcadi España; el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos y el diputado y politólogo Ignacio Urquizo, el presidente ha puesto esta semana en marcha la maquinaria para plantear una adelanto electoral para hacerlas coincidir con las Elecciones General el próximo 28 de abril.
Puig ha sido partidario de adelantar las elecciones para llevar el “problema valenciano” a Madrid, aunque el batacazo de Susana Díaz enfrió sus expectativas. Desde el sábado por la tarde se encuentra en Morella, su población natal y de la que fue alcalde varios lustros, para tomar la decisión final que hará pública este lunes. El martes es la fecha límite para que el calendario electoral pueda coincidir con las Elecciones Generales y ha apurado el calendario porque esta pasada semana ha sido de infarto.
Desde su gabinete y desde el Grupo Parlamentario Socialista llevan semanas martilleando al presidente con el adelanto. Entienden que es una oportunidad histórica para singularizar la situación valenciana y de que, por primera vez, en unas Elecciones Generales se hable también de la Comunitat Valenciana. En las Corts adelantaron la votación para refrendar la reforma del Estatuto aprobada en el Congreso, un compromiso que libera a Puig sentimentalmente para adelantar.
El martes, Puig comió con José Luis Ábalos, quien le trasladó el apoyo de Ferraz para adelantar las elecciones. “Pedro está a tope. Solo depende de ti”, explican que le dijo el secretario de Organización al presidente de la Generalitat. Hace varias semanas Ábalos tampoco lo veía tan claro, pero también ha dado su brazo en las dos últimas semanas ante el convencimiento de algunos analistas del partido y las reflexiones de Manolo Mata.
Dos días después, Puig se reunión con los responsables de Podemos en la Comunitat Valenciana para tantear su opinión. Antonio Estany, secretario general, y Rubén Martínez Dalmau, candidato a la Generalitat tampoco se mostraron en contra. “Es el escenario menos malo”, aseguran en Podemos, que creen que la marca nacional puede ayudarles a frenar la caída en picado del partido de Pablo Iglesias, que en la Comunitat Valenciana ha cerrado el pacto con Esquerra Unida.
Los podemitas, que han dado estabilidad parlamentaria al gobierno de PSPV y Compromís, solo le pidieron que se aprobaran leyes impulsadas por el Botànic que se podrían no salir adelante por el cambio de fecha electoral entre las que están la de vaciado de las diputaciones y la del juego.
A quien no le ha preguntado Ximo Puig es a sus socios de Compromís. Ni a Mónica Oltra ni al Bloc. Oltra ha vuelto a reiterar este sábado que “no hay motivos políticos” y dirigentes del Bloc han bombardeado las redes sociales con mensajes contra el adelanto electoral, desde datos demoscópicos a legales. Esta oposición pública contrasta con la resignación que en privado muestran sus dirigentes.
El presidente Puig debería convocar un pleno del Consell este lunes para adelantar las elecciones. Aunque es una prerrogativa propia del presidente, tendría a medio gobierno en contra. Sería, sin duda, la reunión más tensa de la legislatura. Quien sabe si la hasta hace siete días impensable ruptura del Botànic I.