Siete ideas para reciclar el aceite usado de tu cocina

Foto: Torange.biz

Jordi Sabaté

La gran mayoría no somos conscientes del problema porque el tiempo de las grandes freidurías domésticas ya ha pasado; ahora usamos más la plancha y con el aceite justo, por aquello de la dieta. Pero al final el resultado es el mismo: si sumamos los 'pocos' de aceite que acaban tirados por el fregadero en todos los hogares españoles, al final acaban siendo 120 millones de litros, según el ministerio de Medio Ambiente, dos tercios del volumen total consumido, que ronda los 180.000 millones, aproximadamente cuatro litros por habitante. 

Estos van al alcantarillado público y de ahí -si no se mezclan con los excesos de jabón espumado y atascan las cañerías- a la planta de tratamiento de aguas, en la que acaban impregnando las diferentes estructuras, obligando a limpiezas periódicas costosas. Si se quedan en la tubería en el tramo doméstico, los grumos empastados pueden servir de delicioso alimento a las cucarachas y otros insectos que asciendan por la canalización, propiciando las plagas.

Por estos motivos, existe una legislación que nos impulsa a reciclar el aceite, aunque sea difícil para pequeños volúmenes. En teoría deberíamos acumularlo en botellas y llevarlo al punto verde, pero, sobre todo en las ciudades, este queda lejos. ¿Hay alguna alternativa que no pase por tener que desplazarnos cuando no nos sobra el tiempo, pero tampoco por tirar el aceite usado por el desagüe? Sí, hay varias. En este artículo te proponemos ocho ideas para dar una segunda vida al aceite usado.

1. Fabricar jabón

Ya explicamos en este artículo cómo fabricar jabón con aceite, sosa cáustica, agua y una gran variedad de aceites esenciales para dotarlo de aromas. La operación requerirá un filtrado inicial del aceite usado por si tuviera partículas. Podemos hacerlo con un embudo y un tamiz de malla fina que retenga los sólidos.

Se trata de una operación sencilla pero que entraña cierto riesgo de salpicaduras con la sosa cáustica, por lo que hay que proveerse de guantes de limpieza y algún tipo de lentes industriales de protección. Además, conviene tener paciencia con el secado del jabón, que puede durar un mes, pero sin duda nos podremos proveer de jabón para múltiples usos, desde lavar la ropa a emplearlo para las manos. 

2. Fabricar velas

Precisaremos de un frasco bonito que nos sirva como recipiente para la vela. También de un alambre que usaremos como base para la mecha, para lo que a su vez, usaremos un hilo de algodón unos cuatro centímetros superior a la altura del frasco elegido. También podemos añadir unas gotas de aceite de sándalo o algún otro aceite esencial que produzca buen olor.

El procedimiento es muy sencillo, ya que el aceite quema tan bien como la cera: hacemos con el alambre una base al enrollarlo en espiral y dejando un tramo ascendente sobre el que vincularemos la parte baja del hilo de algodón. Situaremos el ingenio dentro del recipiente escogido, concretamente en el centro y dejando el exceso de hilo desbordando el tarro o botella. Seguidamente lo llenaremos con el aceite usado, y previamente filtrado, y añadiremos las gotas de aceite aromático. 

3. Engrasar bisagras

Todo tipo de goznes, bisagras, charnelas o pernios puede necesitar en un momento determinado un toque de grasa para reducir el roce entre los herrajes. Una puerta expuesta al aire y la excesiva humedad, una cerradura que se atasca, etc.; el aceite de freír, siempre convenientemente filtrado, puede aplicarse mediante una jeringa en estos puntos y servirá perfectamente, aunque durará menos que el aceite mineral.

4. Untar moldes

Si no le hemos dado excesivos usos al aceite en la freidora podemos utilizarlo con un pincel como unto para moldes si queremos hacer pasteles, bizcochos o galletas. De este modo, tras pasar por el horno, las piezas podrán ser extraídas del molde sin problema. Recordar siempre filtrar el aceite. 

5. Proteger los muebles

El aceite de freír filtrado es un perfecto protector de maderas, tanto en interiores como en exteriores, aunque se recomienda más en el segundo escenario, sobre todo si se trata de aceite de oliva, dada la potencia de su olor. Bastará con aplicarlo sobre la superficie de muebles y puertas -es importante que no estén barnizadas- con un pincel o una brocha, de modo que el aceite tape los poros. Dará además un brillo adicional. En el caso de muebles de exterior o jardín, conviene hacer esta aplicación cada seis meses pues el sol, más que la lluvia, estropea la madera. 

6. Hacer una pasta exfoliante

Para hacer un exfoliante corporal basta con usar café molido, también vale el que ha sido usado, mezclado con aceite. Con ambos elementos en proporción, se hace una pasta semi sólida que después podremos restregar por el cuerpo o la cara -con un mayor molido- para que nos quite la piel muerta. Seguidamente con agua y jabón nos quitaremos el empaste y luego deberemos aplicarnos crema hidratante. 

7. Fabricar cremas hidratantes

Nos bastará con unas láminas de cera de abejas, un tarro y el aceite debidamente reposado y filtrado. Pondremos las láminas de cera dentro del tarro, rotas en trozos, y lo llevaremos a un baño maría para que la cera se funda. Una vez el conjunto haya alcanzado el punto de fusión, verteremos despacio el aceite a la vez que batiremos para que se emulsione la mezcla.

Cuando el tarro esté lleno, lo sacamos del baño maría y lo metemos en la nevera para que se enfríe. Ya tenemos la crema que podremos aplicarnos. Según la proporción entre la cera de abeja y el aceite obtendremos una crema más o menos espesa.

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