Siete trucos para una cena de Navidad más barata, pero también resultona

Esta Navidad, consume productos de proximidad como el cordero manchego

Eva San Martín

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Por mucho que nos toque brindar por Zoom, podemos intentar disfrutar de una cena de Navidad decente, resultona y, ojalá, más barata. Lo dicen las encuestas: este año gastaremos un 20% menos en comidas y cenas navideñas; en total, invertiremos unos 70 euros, según el barómetro de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Aun así, seis de cada diez españoles tienen intención de recortar su gasto navideño. Si tú también, aquí van siete trucos para lograrlo. 

1. Compra con una lista de lo que necesitas en la mano

El consejo: compra solo lo que vayas a cocinar y a comer. Suena a verdad de Perogrullo, pero funciona: si quieres ahorrar, evita los excesos. Además de moderar el gasto en bebida y en regalos, parece razonable plantearse no comprar comida como si se acercara un apocalipsis zombi. 

Una lista hecha antes de salir como las necesidades esenciales te ayudará a distinguir lo que es superfluo de lo que no. Recuerda que los mercados y el súper solo cierran unos días; normalmente en Navidad, Año Nuevo y Reyes; además de los domingos festivos, por lo que siempre puedes comprar a última hora. 

2. Ingredientes humildes hacen una cena muy digna

Ni el sabor ni el disfrute tienen porqué mermarse por utilizar ingredientes más humildes. De hecho, si les damos una vuelta, puede resultar lo contrario. Un ejemplo lo constituye el salmón ahumado, uno de los ingredientes habituales en las cenas y comidas de Navidad. Hay salmón ahumado de muchos precios: desde unos 20 euros el kilogramo (kg) hasta los que superan tranquilamente los 50 o los 60 euros.

Lo único es que, por algún motivo, el salmón ahumado más barato suele resultar más salado que las rodajas más caras. Pero si lo mezclas con una crema o un poco de nata que contrarreste el exceso de sal, y lo bates todo para utilizarlo como un paté de salmón, tendrás un plato estupendo. Y, al menos, por la mitad de precio. 

Otro ingrediente humilde que abre un sinfín de posibilidades sabrosas en la cocina es un caldo casero, por ejemplo, de pescado y verduras. Si congelas las espinas, tendrás una base estupenda para cocinar una sopa. Solo tienes que cocerlas en agua a fuego muy lento para que suelten todo el sabor, junto con una cebolla, unas zanahorias, un apio y unas hojas de laurel; y durante unas horas. 

3. Haz tus propios canapés

Claro que puedes comprarlos ya hechos, pero cuestan un pastizal. Y resulta el típico añadido de la cena navideña que dispara el coste de forma innecesaria. Si, además, tuestas el pan para hacer tus propios crackers o galletas saladas que sirvan de base, aún resultan más económicos. 

Pero reconozcamos que montar tanto canapé lleva su tiempo; así que pide la ayuda de los más pequeños y de otros comensales para que se entretengan enrollando las salchichas (puedes ser veganas), esparciendo pan crujiente o aderezando cada uno de los canapés con unas hierbas frescas

4. No compres todo en un mismo sitio

Suena obvio, pero con todo el jaleo navideño es fácil olvidarlo. Muchas tiendas, mercados y supermercados ofrecen ofertas y descuentos para ciertos productos durante las fiestas. Para enterarnos, suele bastar con revisar sus tiendas online. Habrá quien ofrezca un “descuentazo” en el pavo, mientras que otro pondrá las verduras a mejor precio. 

5. Echa un ojo al queso

Si te gusta servir una tabla de quesos en Navidad, y no quieres arruinarte en el intento, toca revisar el precio por kilogramo del producto. Puede que comprar la cuña ya preparada a priori te parezca más económico, pero si comparas el precio por kilogramo con el del queso que ofrecen a corte en la charcutería, normalmente sale más caro. 

Así que dedícale unos minutos a comparar el mostrador con lo que tienes en el lineal. Otro truco: añade unos higos deshidratados y unas nueces para hacer tu tabla de quesos aún más especial. 

6. Decora un postre navideño sencillo, ¡y elévalo de nivel!

Un bizcocho navideño o un panetonne del montón puede comprarse a un precio razonable. Pero si pones el ojo en los postres navideños más decorados, estos suelen subir bastante de precio. Solución: escoger la calle de en medio. 

Un poco de mazapán, una cobertura de bizcochos ya preparada y un poco de mermelada es todo lo que necesitamos para transformar este bizcocho navideño “normalucho” en un postre memorable. Y por mucho menos dinero. 

7. Y, sobre todo: antes de comprar, ¡revisa tu despensa!

Si, como yo, tienes un agujero oscuro en tu despensa, te sorprenderá lo que puedes encontrar dentro. Es fácil que tengas mermelada casera, salsas embotadas o unas frutas deshidratadas cuya existencia habías olvidado. ¡

Pues ha llegado el momento de rescatarlas! Y hasta es posible que encuentres postres navideños que te sobraron las pasadas fiestas; o unos tomates secos que quedarán de vicio en tus canapés. Y hay premio adicional: tu despensa también te agradecerá el respiro. 

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