AHORRO
Cinco medidas para alargar al máximo la vida de tu calentador de agua

¿Qué hacer para que tu termo dure más?

ConsumoClaro

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Es posible alargar al máximo la vida de tu calentador de agua o termo eléctrico, hay modos de hacerlo que están en nuestras manos y no pasan por comprar el mejor y más caro del mercado.

De hecho, la vida media de un calentador de agua eléctrico está en 7,5 años, pero de los cuidados que le dediquemos depende que esa media se acorte hasta los cinco años o se alargue hasta los diez o incluso más.

Se trata de electrodomésticos de vital importancia en el hogar por el papel que juegan al proporcionarnos el agua caliente y, aunque su precio ha bajado considerablemente hasta los pocos cientos de euros, el coste de la colocación y el riesgo de escape de agua cuando se estropean hace que sea un engorro su sustitución.

Por lo tanto, siempre es mejor extremar los cuidados y medidas para alargar al máximo la vida de tu calentador de agua o termo eléctrico como te contamos en este artículo.

¿Cómo funciona un termo eléctrico?

Los termos eléctricos calientan el agua fría a través de la resistencia que se encuentra en su interior. Cuando el agua alcanza la temperatura deseada por el termostato, la resistencia se apaga y el agua caliente se mantiene dentro del depósito hasta el momento de su utilización.

El termo eléctrico funciona a través de acumulación de agua. Así pues, una vez que se calienta todo el agua, dispones de la cantidad que indica el termo lista para usar. Luego, cuando entre el agua fría se necesitará tiempo para que se caliente.

¿Por qué suelen dañarse los calentadores eléctricos?

Según la zona donde habitemos, el agua tendrá distinto grado de dureza. En líneas generales, las aguas del área mediterránea son más duras porque abundan las montañas calcáreas a diferencia de las zonas de la meseta y el interior. Cuando el sustrato sea cálcico y con presencia de magnesio, el agua presenta altos niveles de este y de calcio y hablamos de un agua “dura”.

Esta es especialmente agresiva para los calentadores, ya que cuando está caliente aumenta la solubilidad de estos minerales, que terminan formando sedimentos cuando desciende la temperatura. Estos se acumulan en el fondo del tanque. Los sedimentos también pueden llegar a los conductos de suministro de agua.

Todo ello es un gran problema porque la cal y el magnesio precipitados, además de reducir la eficiencia de las resistencias, son corrosivos con el metal y pueden agujerear el revestimiento del tanque, con la consecuente inutilización del calentador y el riesgo de escape de agua.

¿Cómo puedo alargar la vida útil de mi calentador de agua?

Para conocer de primera mano consejos que permitan que la vida de nuestro calentador sea óptima y alcance el máximo posible hemos preguntado al personal de la tienda de electrodomésticos Miró, en Barcelona.

En la sección de calentadores nos han explicado que la mayoría de los clientes no suelen tener en cuenta que el calentador es un aparato que hay que cuidar y que si no se hace así aceleramos su degradación. “Y no solo por la cal”, nos dicen: “cuando el agua lleva poca pasa lo contrario, que suele ser más ácida y se come el metal”.

En cambio, si somos cuidadosos y tenemos en cuenta una serie de factores, nos aseguran que la vida útil del calentador se puede alargar en algunos casos, “si es de una buena marca”, hasta los diez años. “Hemos visto algunos destinados a no vivir más de ocho años que han aguantado doce”, nos aseguran, “claro que en segundas residencias donde su uso era eventual”.

Para el primer consejo sentencian: “hay que disminuir la temperatura a la que queremos el agua, ya que es uno de los principales factores de corrosión de los calentadores, tanto por aumentar los depósitos de cal como por disparar el poder corrosivo”.

Por ello, cuando más bajemos la temperatura máxima en el termo a la que queremos el agua, más nos durará el termo: “lo normal es limitarse a un punto medio en el rango de temperaturas posibles; si te viene bien el agua a 38 grados no le marques 50 en el termostato”.

El segundo consejo es “vaciar el termo periódicamente porque esto permite eliminar restos de sedimento”. Podemos hacerlo cada 90 días, utilizando el agua caliente para aumentar el poder de disolución del depósito. Se trataría de cortar el suministro de agua de la casa y abrir un grifo de agua caliente. Cuando esta termine de salir, podemos volver a abrir el paso del agua.

Un tercer consejo consiste en “desenchufar o apagar el termo cuando no estemos en casa”. El motivo es que cuanto más esté el termo acumulando agua caliente, más aumenta su poder corrosivo, por lo que conviene tenerlo apagado en vacaciones, los fines de semana que estemos fuera e, incluso, durante el día si no vamos a precisar más agua que la de la ducha. Después, por la noche, podemos volver a encenderlo. De este modo podemos alargar mucho la vida del termo.

Cuarto consejo: “revisa periódicamente las válvulas de alivio de temperatura y presión”. Se trata de un mecanismo de seguridad integral que busca identificar y rebajar el riesgo de acumulación de presión dentro del tanque.

Para probar su correcto funcionamiento, deberemos levantar la palanca —justo en la parte baja del termo— y dejar que el agua fluya durante por lo menos 10 segundos por el tubo de plástico que la purga.

Y finalmente, un quinto consejo más técnico es “vigilar la barra del ánodo de magnesio”. La barra del ánodo está diseñada para descomponerse a través de un proceso llamado electrólisis con el fin de salvar el tanque de acero del calentador de agua. 

Cómo revisar y cambiar la barra del ánodo

Una vez que la varilla del ánodo ha sido carcomida por la corrosión hay que cambiarla. “Verifícala o busca un técnico que te la verifique al menos una vez al año y reemplázala si está ya en mal estado”, nos aconsejan. Algunos calentadores de agua tienen dos varillas de ánodo para protección adicional.

Para revisarla, lo primero que deberemos hacer es cerrar la llave de paso del agua y desconectar el calentador de la corriente. Seguidamente colocaremos un cubo debajo de la válvula calentador.

Entonces, con la ayuda de una llave inglesa, desmontaremos la turca de la válvula y la extraeremos (está en la parte baja) para comprobar su estado. Si está en mal estado, la cambiaremos por una nueva, ya que se venden en ferreterías.

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