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Cómo disfrutar del aire acondicionado sin disparar la factura eléctrica

Foto: Fabio Téllez

Jordi Sabaté

Los calores del verano ya se hacen notar, incluso a pesar de que éste técnicamente no ha llegado. En muchos puntos de la geografía estatal, las altas temperaturas ya obligan a tirar de aparatos climatizadores para mantener las casas y apartamentos mínimamente habitables. Pero esto tiene implicaciones energéticas que no todas las economías se pueden permitir. Según como se use, el aire acondicionado dispara la factura eléctrica.

Se calcula que en el mes de julio el consumo se incrementa en 7 Kwh respecto a otros meses debido a la climatización, lo que se traduce en un gasto adicional de 30 euros más al mes, que se pueden mantener o aumentar en agosto y septiembre, según la zona de la península y el tipo de verano que tengamos. Por lo tanto, en olas de calor, el gasto se puede disparar, incluso en equipos antiguos a niveles de 0,5 euros a la hora, lo cual quiere decir un máximo de doce euros al día. Si la ola dura dos semanas, el gasto adicional sería de 180 euros.

Es un cálculo extremo, ya que ni las olas duran dos semanas -normalmente- ni seguramente hay necesidad de tener el aire conectado todo el día, pero da idea de hasta qué punto el uso de este aparato nos puede nos puede amargar la factura. Y si encima se produce un subidón de tarifa por malas condiciones para la generación de renovables, estamos listos. Así que lo mejor es tomar nota de las siguientes nueve medidas, que nos permitirán disfrutar de nuestro aire sin temblar al pensar en el recibo de octubre.

1. Si vas a elegir aparato, apuesta por el sistema Inverter

A pesar de que hoy en día la mayor parte de los aparatos nuevos ya son Inverter, aún se pueden encontrar en internet ofertas de restos de stock de aparatos de velocidad fija. No son aconsejables, pese a que para no pocos usuarios se antojan más placenteros porque desde el primer momento se nota el aire frío y son además menos delicados y más sencillos de programar.

Lo cierto es que el sistema Inverter puede ahorrar casi hasta el doble que un sistema normal, con unos rendimientos de hasta un 140%, superiores a la potencia nominal. El sistema Inverter puede ofrecer frío de manera gradual y aprovecha las inercias térmicas. En esencia, el sistema Inverter es la combinación de un compresor alterno con un software que calcula el tiempo óptimo para llegar a la temperatura deseada y ofrece así frío de una manera escalada, de modo que se produzca un máximo ahorro.

Un compresor Inverter se detiene antes de alcanzar el mínimo buscado, dejando que la inercia térmica lo alcance, y se activa solo cuando prevé que se recuperará el umbral de calor, para evitar que se llegue a este y por tanto haya que vencer la inercia térmica inversa, que marca la temperatura exterior. De este modo logra un ahorro notable en comparación con los aires antiguos, que daban frío a piñón fijo.

2. Elige un equipo bien dimensionado para tus necesidades

Otro aspecto importante si estamos planteándonos poner un climatizador o renovar el equipo que tenemos, es dimensionarlo adecuadamente a la superficie de nuestra casa o apartamento. Hay sencillas tablas que nos indican la potencia térmica que tiene que tener un aparato en relación a la superficie que hay que enfriar, para una altura media, pero lo más sensato para un no experto como nosotros es consultar al técnico o el vendedor, que nos asesorará.

A este respecto, es importante entender que lo que nos podamos ahorrar en potencia térmica del aparato, y por tanto en dinero, lo gastaremos en consumo, y por lo tanto en la factura. Es mejor ser generosos en este aspecto. También intervendrá en la elección la orientación de la casa, el tipo de aislamiento que tengamos, si hay mucha superficie de cristal, etc.

Finalmente si tenemos varias habitaciones que queremos enfriar, no es mala idea apostar por un 2x1, es decir un compresor con dos bombas de calor, de modo que una se coloque en el dormitorio y otra en el salón. De este modo no es necesario que una sola bomba tenga que cubrir la superficie de toda la casa.

3. Evita el efecto invernadero en casa

No cometamos el error de tener el aire puesto y todas las ventanas sin cortinas corridas o persianas echadas. Aunque no nos dé el sol directo, el fuerte rebote de los rayos en verano provoca subidas de temperatura. Por lo tanto, la potente luz entrará por los cristales y nos calentará la casa como si fuera un invernadero, obligando a trabajar al aire a tope. Si queremos aire y ahorro a un tiempo, lo mejor es bajar las persianas, extender los toldos o correr las cortinas, ya que a menos luz, menos temperatura.

4. Vive entre 24 y 26 grados

El 85% de los españoles ponemos el aire en verano entre 21 y 22 grados y en invierno a 24 grados, sin que se sepa muy bien la razón por la cual preferimos pasar un frío en la etapa estival que no soportamos en la invernal. De hecho, el colmo del absurdo es la gente que está en casa con el climatizador encendido y con jersey o chaqueta.

Lo adecuado, en consonancia con la temperatura basal del cuerpo y la sensación de calor, es poner el aire acondicionado entre 24 y 26 grados e ir ligeros de ropa. Estaremos cómodos, evitaremos dolor de cabeza, contracturas musculares y entumecimientos, además de excesiva sequedad de las mucosas. ¡Y por ende ahorraremos un montón!

5. ¿Te molesta el calor o la humedad? Aplica el modo 'dry'

En climas húmedos pero no excesivamente calurosos, como pueda ser el noroeste peninsular, es más apremiante reducir la humedad ambientar que el calor, por lo que podemos jugar con temperaturas más altas y el modo 'dry', que hará que el climatizador actúe como condensador de agua, reduciendo la sensación de bochorno. En el mediterráneo, del mismo modo, la reducción de humedad también permitirá que el aire no se tenga que poner excesivamente bajo, pues el aire seco reduce la sensación térmica de calor.

6. Por supuesto, puertas y ventanas cerradas

Es algo de cajón, pero siempre nos queda medio abierta la puerta del baño, la cocina o la habitación cuando hemos entrado y salido solo para ir a buscar las pinzas, un tenedor o el reloj. Y esas aperturas aparentemente pequeñas, son un coladero de frigorías que obligan al aire a aumentar su potencia. Y, claro, al final todo suma y se acaba notando en la factura. Por descontado, si nos dejamos ventanas abiertas, ya es de juzgado de guardia.

7. No lo uses para dormir

No se recomienda el aire acondicionado para dormir por la sencilla razón de que reseca demasiado el ambiente y si además incide sobre nuestro cuerpo el chorro de aire frío, puede porvocar contracturas y entumecimiento muscular. Además, una vez nos hemos dormido, nuestro metabolismo basal desciende y se adapta bien a temperaturas cercanas a los 26 grados, por lo que podemos dormir bien a este nivel, con lo que no hace falta que tengamos el aire toda la noche. Lo ideal es refrescar la habitación una hora o dos antes o bien programar el climatizador para que dé aire solo durante una hora y después, cuando estemos dormidos, se apague. Ahorro seguro.

8. Usa ventiladores de apoyo

Si la casa es grande y no logras que el aire llege a determinadas zonas donde en un momento dado del día pega más el sol, puedes ayudarte de un ventilador que mezcle el aire caliente con el frío y así consiga bajar la temperatura sin que sea necesario bajar el termostato y, por tanto, aumentar el consumo.

9. Limpia bien los filtros

Los filtros, que están en la parte superior de las bombas y se pueden sacar fácilmente y quitarles el polvo con un trapo húmedo y un poco agua y vinagre blanco, por si tienen grasa. ¿Lo sabías? Si lo sabías y lo pones en práctica bien por ti. En caso contrario, debes saber que se calcula que un filtro sucio puede provocar una subida en la factura de hasta un 20% por la pérdida de eficacia del climatizador.

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