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Siete ideas para reciclar las sobras de reyes y las Navidades

Foto: Erika Wittlieb

Cristian Vázquez

Es un escenario tan típico como las uvas de Nochevieja: las fiestas navideñas pasan y dejan el tendal de productos sobrantes que ocupan sitio en el frigorífico, en los cajones de la cocina y en otros huecos, a veces de lo más inesperados. Son turrones, mazapanes, polvorones, roscones, restos de jamón y muchos otros alimentos que a menudo acaban en el cubo de la basura.

No es un problema menor. De media, los españoles desperdiciamos 179 kilos de comida por persona al año, lo cual -de acuerdo con datos de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP)- equivale al 18% del total de alimentos comprados. Cifras que, durante la temporada navideña, se incrementan. España es el séptimo país europeo con mayor cantidad de comida desperdiciada.

¿Cómo reducir ese despilfarro? Una clave consiste en saber conservar o “reciclar” los productos: muchos de ellos pueden tener una segunda vida, incluso cuando haya pasado bastante tiempo desde que se abrió el envoltorio original. A continuación se enumeran algunas ideas para aprovechar al máximo lo que las Navidades dejan por el camino.

1. Turrones

El turrón es un incondicional entre los productos que saturan nuestro paladar durante las fiestas y quedan como sobrantes. Lo bueno es que el turrón es uno de los dulces que mayores posibilidades ofrece para su reutilización. Con el turrón blando o de Jijona se puede hacer flan, natillas, cupcakes, galletas e incluso batidos, entre otras opciones.

Al añadirlo a la receta del flan (200 gramos de turrón por cada medio litro de leche y media docena de huevos), se logra darle una densidad mayor y una textura más compacta, y algo similar ocurre con la receta de las natillas (la cantidad de turrón y de leche son las mismas, pero los huevos necesarios son solo tres).

El turrón duro, por su parte, es un poco menos dúctil, pero también se puede incluir en otros postres para aprovecharlo cuando ya no lo hemos de consumir en su presentación original. La alternativa más común consiste en elaborar una tarta de Santiago, en la que se puede sustituir una parte de la almendra molida de la receta habitual por turrón duro triturado.

Por lo general se utilizan unos 250 gramos de almendra; en este caso pueden ser solo 100 gramos de almendra y 150 de turrón, además del resto de ingredientes clásicos (harina, mantequilla, huevos, azúcar y ralladura de limón para dar sabor. 

2. Mazapán

El método más común para dar una nueva vida al mazapán es incorporarlo a una mousse. La receta es simple: se trituran unos 150 gramos de ese mazapán que ya sabemos que nadie comerá y se unen a las yemas de cuatro huevos. Tras batir esa mezcla se obtiene una masa cremosa, a la que luego se añadirá gelatina disuelta en leche caliente y, más tarde, las claras de esos mismos huevos, 20 gramos de azúcar y una pizca de sal. El postre se puede completar con una base de bizcocho de chocolate.

3. Polvorones

Con los polvorones, el truco es parecido a los ya citados: triturar el producto e incorporarlo en la elaboración de otro; en este caso, de un bizcocho. El procedimiento es similar al de la elaboración de cualquier bizcocho, con la diferencia de que se sustituye la harina por los polvorones triturados. Por ello, es clave molerlos con la ayuda de una batidora. El resultado es un bizcocho tierno y esponjoso, con el toque especial del aroma y el sabor de los polvorones que perviven en él.

4. Grasa del jamón

Pese a la conocida frase según la cual “del cerdo se aprovecha todo”, en muchas ocasiones la grasa y el hueso del jamón que quedan tras las fiestas después de saborear su carne también acaba en la basura. ¿De qué forma se puede aprovechar esos restos? Pues de muchas. El uso más común de la grasa del jamón -sobre todo la blanquecina que está más cerca de la carne- consiste en incluirse en salteados, guisos y otros platos a base de legumbres, para darles sabor.

En otras ocasiones, la grasa puede reemplazar a la margarina o la mantequilla. También se utiliza para hacer chicharrones, incluidos luego en tortas. Por otra parte, si la grasa se mezcla con un buen aceite de oliva y se deja macerar, se obtiene un extracto delicioso tanto para guisos como para ensaladas o tostas. Y hay un uso más, no culinario sino cosmético: se puede utilizar para hacer jabón casero de una forma sencilla y segura.

5. Hueso del jamón

En relación con el hueso del jamón, también es posible aprovecharlo de múltiples maneras. La más simple es introducir un trozo del hueso en el guiso del cocido o en la elaboración de un caldo de verduras. Es saludable y dará al resultado final mucho sabor. Otra opción es producir una “gelatina de jamón”. Para ello hay que hervir el hueso de jamón durante un buen rato, hasta que el agua comienza a adquirir una textura parecida a la de la gelatina. Con esta sustancia se pueden enriquecer guisos, arroces u otros platos.

6. Botes y otros recipientes

El consumismo en general y en especial el de las Navidades, no solo lleva a desperdiciar comida. También hace que en estas fechas los españoles generemos hasta un 75 % más de basura que en el resto del año. En particular, la compuesta por vidrios y cristales aumenta un 50 %. Por ello, si se puede hacer algo para reducir la generación de desperdicios, hay que ponerse a ello.

Es el caso de los botes de cristal, que a menudo entre diciembre y enero llegan en cantidad. Se pueden reutilizar al estilo de las abuelas para guardar productos frescos como frutas, conservas, frutos secos, semillas o productos como maíz o guisantes provenientes de latas abiertas. Pero no solo eso: también se pueden utilizar como lapiceros, como elementos decorativos o para guardar objetos pequeños, colocando en su interior piedras, arena o polvo de colores o velas.

7. Madera y cartón

Otro tanto ocurre con las cajas de cartón o incluso de madera, que llegan tanto con productos alimenticios como con los regalos de Navidad. Las cajas no sólo permiten guardar y organizar cosas, sino que es posible desarmarlas y emplear el material del que están hechas -tanto el cartón como la madera- para confeccionar manualidades o elementos necesarios para el hogar (cuñas para trabar puertas, suplementos para patas de mesas, etc.).

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