Trucos para controlar tus emociones a través de tu cuerpo

Tu cuerpo y tus emociones

Darío Pescador

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La película de Netflix Spiderhead trata de un científico loco que induce emociones en los internos de una prisión inyectándoles diferentes drogas. Por supuesto, todo acaba mal, pero no solo se trata de ciencia ficción. 

Hay una posibilidad de inducir emociones con sustancias químicas, específicamente los neurotransmisores que utiliza nuestro cerebro. Se sabe que se puede inducir ansiedad con una inyección de adrenalina, o aumentar la respuesta sexual con L-dopa, un precursor de la dopamina. Inhalar oxitocina puede hacer que nos sintamos más confiados, cariñosos y sociables. Pero no siempre funciona, hay otros factores como las experiencias vitales, el apoyo social y la genética también pueden influir en nuestro estado emocional.

En un laboratorio es posible inducir emociones en las personas cambiando sus percepciones, su entorno o su química corporal. Por ejemplo, se puede conseguir que las personas sientan tristeza, alegría o miedo mediante fotografías, vídeos, música, olores o narraciones. Pero son más interesantes las intervenciones fisiológicas. 

Se puede inducir algo parecido a un ataque de pánico en una persona haciendo que hiperventile, con inhalaciones profundas y exhalaciones cortas. El exceso de CO2 en el aire también provoca pánico, aunque no sea peligroso, y es el motivo por el que algunas personas decían ahogarse con las mascarillas

Cuando sentimos emociones, nuestro cuerpo experimenta cambios. La pena nos hace encorvarnos, el miedo y la ansiedad nos aceleran el corazón, la alegría nos hace abrir los ojos. Lo interesante es que este camino entre nuestras emociones y nuestro cuerpo es de ida y vuelta. 

Tenemos una oportunidad de cambiar nuestra química cerebral con pequeños cambios en nuestro cuerpo y nuestro entorno, trucos que modifican temporalmente los niveles de nuestros neurotransmisores o la actividad de nuestro cerebro y, por tanto, nos ayudan a sentirnos mejor. Estos son los ejemplos más comunes:

Ansiedad: dar un paseo

Dar un paseo puede calmar la ansiedad porque forzamos a nuestros ojos a abrir el campo visual y mirar de un lado a otro. El movimiento de los ojos desactiva la amígdala, el centro del miedo en nuestro cerebro. Esto nos permite contemplar nuestros problemas sin una reacción de pánico. 

Estrés: espirar lentamente

La respiración es una de las formas más efectivas de controlar nuestra respuesta de estrés. Para calmarnos, podemos respirar 10 veces, contando hasta cuatro al inspirar y hasta seis al espirar. Esto aumenta los niveles de CO2 en sangre, lo que induce una respuesta de relajación en el sistema nervioso parasimpático. 

Ira: mirar al horizonte

Cuando nos enfadamos nuestras pupilas se dilatan, lo que nos permite enfocarnos mejor para la lucha, y nuestro cerebro segrega adrenalina y noradrenalina. Por el contrario, si miramos a lo lejos, las pupilas se contraen, y esto reduce la secreción de noradrenalina, y con ello se diluye nuestra ira.

Tristeza: bailar

La mayor parte de los ejercicios físicos hacen que nuestro cerebro segregue endorfinas, nuestros opiácenos internos, que producen una sensación de placer y bienestar, y anulan el dolor, físico o psíquico. Pero bailar es más efectivo que otros ejercicios para liberar endorfinas y aumentar los niveles de dopamina y serotonina, asociados al bienestar.

Fatiga: ducha fría

Si nos encontramos letárgicos y cansados nada más levantarnos, quiere decir que nos falta cortisol. Aunque esta hormona tiene mala fama como la hormona del estrés, es imprescindible para levantarnos de la cama y ponernos en movimiento. Una ducha fría de un minuto libera cortisol y adrenalina, y nos despertará más que cuatro cafés.

Atascados: cerrar los ojos

Cuando trabajamos sin parar, nuestro cerebro está produciendo ondas beta, asociadas a la actividad, pero no es el mejor estado para que fluyan las ideas. Después de varias horas en este estado, nuestro cerebro no da más de sí. Cerrar los ojos durante 10 minutos hace que el cerebro produzca ondas alfa, asociadas a la concentración, la alerta y la creatividad.

No es necesario usar drogas ni contratar a científicos locos. Tu cuerpo tiene la clave para influir sobre tus emociones.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

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