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Un verano con más mosquitos, cucarachas y otras plagas: ¿qué cuidados hay que tener?

Foto: Susan Ellis

Cristian Vázquez

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El confinamiento, las muchas lluvias durante la primavera y las altas temperaturas de la actualidad componen un cóctel con un resultado claro este verano en España: hay muchos más mosquitos, cucarachas, ratas y otras plagas que en años anteriores. En el caso concreto de algunas especies, como por ejemplo el mosquito tigre -una especie invasora que hasta ahora se concentraba en el litoral mediterráneo pero que se expande hacia el interior de la península-, su presencia ha experimentado un “aumento exponencial” en los últimos meses.

Sin embargo, altas temperaturas hay siempre en verano, y las lluvias en primavera tampoco son tan raras. La clave de ese aumento parece estar en el tiempo que hemos permanecido confinados. ¿De qué manera esa situación excepcional contribuyó a que mosquitos y otras plagas aumentaran su presencia? Por varias razones. En primer lugar, la interrupción o descenso en las actividades agrícolas ha causado que se aplicaran menos tratamientos plaguicidas que en años anteriores. Los insectos aumentan su número en el campo y terminan desplazándose hacia las ciudades.

Por otro lado, también hubo menos tareas de mantenimiento en bosques, zonas de ríos y pantanos y en las zonas verdes urbanas, y segundas residencias que estuvieron deshabitada durante más tiempo del habitual y donde han podido formarse depósitos de agua, el escenario más propicio para la multiplicación de los mosquitos. También allí diversos animales pudieron multiplicarse con mayor libertad. 

Y hay un factor más, que no ha hecho que el número de plagas creciera pero sí que fueran más visibles al ojo humano: la interrupción de ciertas actividades comerciales hizo que se generara menos basura y que, en consecuencia, ratas, cucarachas y otras especies tuvieran que buscar alimento en distintos sitios a donde lo hacen en tiempos de normalidad.

El mosquito, el animal más letal para el ser humano

Por lo general, cuando se piensa en animales peligrosos, lo que acude a la mente son fieras y bestias salvajes. Sin embargo, el animal más letal para el ser humano es el mosquito. Existen más de 2.500 especies de mosquitos y son responsables de la muerte de más de 725.000 personas cada año, según datos del Instituto de Salud Global, organización con sede en Barcelona. Una cifra muy superior a la de víctimas de las serpientes (50.000 personas por año), un animal que sí aparece en el imaginario cuando se habla de especies peligrosas para el ser humano.

El mosquito tigre (Aedes Albopictus) es considerado “una de las mayores amenazas para la salud” en nuestro país, como lo expresó hace unos meses Jorge Galván, subdirector de la Asociación Española de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla). Si bien, por fortuna, no transmite el SARS-CoV-2 -el coronavirus-, sí pueden contagiar muchas otras enfermedades, entre ellas el dengue, el zika, el chukungunya y la malaria. Ya en febrero, antes de la pandemia, los expertos estimaban que este insecto había alcanzado una expansión tal que lo hacía “imposible de erradicar”.

Aedes Albopictus no es el único mosquito peligroso en nuestro país. Aedes Japonicus -que llevaba en Europa desde principios de siglo, pero hasta hace un par de años solo en el centro del continente- ya se ha establecido en Asturias (lo que quiere decir que no se puede erradicar de allí) y también se halla en Cantabria. 

Así lo informó el mes pasado el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades. Se trata de una especie de origen japonés, de la misma familia que el mosquito tigre, y aunque se considera menos peligroso que este último, puede ser un vector de enfermedades como el dengue y el chikungunya, por lo cual, si su población crece, también puede dar problemas.

También la mosca negra, cuya población viene creciendo desde hace años, se vio muy favorecida por el actual contexto de ríos con grandes caudales y sin el mantenimiento acostumbrado, además del calor. Su incidencia es menos grave que la de los mosquitos ya mencionados, pues en general no transmiten enfermedades, pero sus mordeduras (lo que hacen es morder, aunque de forma coloquial se diga que “pican”) provocan fuertes picores. A veces causan edemas, que deben tratarse con antihistamínicos, e incluso infecciones, que requieren la administración de antibióticos.

Cómo actuar para evitar los mosquitos y otras plagas

Las recomendaciones acerca de cómo actuar contra estas plagas no difieren de las que se señalan todos los años para combatirlas, protegerse de ellas y evitar su propagación. En el caso de plagas como ratas y cucarachas, la medida principal es muy simple: extremar la limpieza de todos los espacios de la casa, en particular los rincones, los armarios y otros sitios oscuros y de difícil acceso, donde tales animales encuentran refugio.

Con relación a los mosquitos y otros insectos, hay que tener en cuenta que al Aedes Albopictus y a otras especies de mosquito les basta con muy poca cantidad de agua para depositar sus huevos y, en consecuencia, multiplicarse. “Cualquier lugar donde se acumulan o pueden acumularse cantidades pequeñas de agua puede ser un foco de cría del mosquito”, tal como destaca un documento del Ministerio de Sanidad. Por ello, una acción fundamental es evitar que existan sitios en el hogar que puedan convertirse en depósitos de agua estancada.

Otras medidas recomendadas por Sanidad contra los mosquitos son las siguientes:

  • Durante el día y fuera de las viviendas, que es cuando y donde actúan principalmente los mosquitos, hay que procurar cubrir la mayor parte del cuerpo con pantalones largos y mangas largas, mucho mejor si la ropa es de colores claros. Más allá del calor, conviene tener en cuenta esta recomendación sobre todo en zonas donde hay mucha vegetación cerca, ríos o cursos de agua, etc.
  • Instalar mosquiteras, sobre todo para cubrir las cunas y camas y ventanas. Son muy efectivas en particular si los espacios que dejan libres no superan los 1,2 milímetros de lado. Se pueden rociar con permetrina u otros insecticidas para aumentar su efectividad.
  • El aire acondicionado hace más difícil que haya mosquitos. Y los ventiladores también ayudan, pues hacen que para los mosquitos sea difícil identificar de dónde provienen los olores y, por lo tanto, les cuesta reconocer a sus posibles víctimas, las personas.
  • Usar repelente. Los más efectivos son los enchufes vaporizantes, que se conectan al suministro eléctrico y dispersan en el ambiente unos olores que molestan a los mosquitos. Las cremas repelentes que se aplican sobre la piel también son efectivas, pero durante un tiempo limitado, que varía en función de la temperatura, el sudor, el tipo de piel, etc. En cualquier caso, tienen que estar autorizadas por el Ministerio de Sanidad: deben incluir el número de autorización en el etiquetado. 

Por lo demás, existen numerosos otros productos o supuestos remedios contra los mosquitos, que en realidad no funcionan: pulseras, ultrasonidos, velas, barritas de incienso, plantas aromáticas y hasta aplicaciones para el teléfono móvil o la tableta. Estos “métodos” se dividen entre los que son muy ineficaces y los que no son más que un timo, por lo cual lo más apropiado es dejarlos de lado y simplemente optar por las medidas seguras señaladas más arriba.

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