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Ahora o nunca

Concentración en apoyo a Jenni Hermoso, a 1 de septiembre de 2023, en Motril, Granada

Javier Pérez Royo

4 de septiembre de 2023 22:06 h

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Si “la justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música”, ¿qué es lo que habría que decir de la justicia deportiva? Dejo que cada lector encuentre su respuesta al interrogante.

La decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) equivale al “no es para tanto”, que ha sido la respuesta que han recibido las mujeres secularmente, cuando han denunciado agresiones por parte de los hombres, fueran estos familiares, compañeros de trabajo, etc. No hay que exagerar. No está bien lo que se ha hecho, pero no es para tanto. La decisión del TAD respecto de la conducta del presidente de la Federación Española de Fútbol en el estadio de Sidney en la entrega de las medallas a las jugadoras que acababan de proclamarse campeonas del mundo es la expresión más acabada de ese mantra exculpatorio. 

Tengo que decir que no me ha sorprendido la decisión. Las complicidades que se tejen entre los varones en el universo deportivo en general y en el del fútbol en particular son conocidas. La ausencia de reacción casi total de los jugadores de fútbol profesional lo ha puesto de manifiesto con una claridad meridiana. Ha habido implícitamente un cierre de filas masculino no vaya a ser que se acabe sentando un precedente que a ninguno de nosotros nos interesa. Y este cierre de filas es el que el TAD ha interpretado al decidir lo que ha decidido. 

En realidad, lo que ha hecho el TAD es dar por buena la interpretación de lo ocurrido en el palco del estadio de Sídney por parte de Luis Rubiales. “Falté el respeto a la Reina y a la Infanta y pido, por ello, disculpas a la Casa Real. Fue una expresión afectiva consentida e incluso jubilosa ”el pico“ con Jennifer Hermoso, en el que no hubo abuso de autoridad de ningún tipo. No tengo nada que reprocharme. Por eso, no se puede calificar lo sucedido de falta ”muy grave“, sino exclusivamente de ”falta grave“.

El universo machista del fútbol se defiende e inicia el contraataque. Luis Rubiales va a pasar a ser la “víctima” y Jennifer Hermoso la “arpía” que tiró la piedra y ahora pretende esconder la mano. Se está iniciando la construcción del relato que suponga la inversión de lo ocurrido. La decisión del TAD le va a dar un impulso notable.

Espero que Jennifer Hermoso sea consciente de lo que se le viene encima, si no reacciona, acepta la invitación que le ha hecho el Ministerio Fiscal e inicia acciones penales por agresión sexual ante la Audiencia Nacional. Mientras el tema se mantenga dentro de la justicia deportiva, lo tiene perdido. Entre otras cosas, porque lo que ocurrió en el acto del palco del estadio de Sídney no tiene nada que ver con la justicia deportiva, sino con la justicia a secas. Que una vez que haya hablado la justicia y, de acuerdo con la decisión judicial, se extraigan consecuencias por parte de la justicia deportiva es posible. Pero primero tiene que hablar la justicia. 

Si Jennifer Hermoso no cambia de tercio y sitúa el problema donde tiene que situarlo, le van a destrozar la vida. La persecución va a ser inmisericorde. Tiene que detener la construcción del relato ya. Y sin la intervención del Ministerio Fiscal primero y la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional a continuación, no puede hacerlo. Si no da ese paso, su relato perderá credibilidad y acabará volviéndose contra ella.   

En el Estado Constitucional democrático en un asunto como el que estamos tratando “la verdad” es únicamente la “verdad judicial”. La “verdad judicial” es la forma que tiene la democracia para imponer con carácter general la “verdad” sobre un hecho controvertido. No hay otra. Si Jennifer Hermoso no hace lo que está en su mano para que esa “verdad judicial” haga acto de presencia, habrá perdido irremisiblemente frente a la confabulación masculina-deportivo-política que ya está en marcha. 

Ahora mismo Jennifer Hermoso tiene a la opinión pública española e incluso mundial a su favor, pero tiene en contra a las estructuras del fútbol español, que, si no son detenidas por una decisión judicial, acabarán imponiéndose. 

Ahora o nunca.

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