Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Peter Weiss: un luchador por la paz
El destacado abogado y gran amigo Peter Weiss celebrará pronto en Nueva York su 90 cumpleaños. Nacido en 1925 en Viena, huyó de los nazis en 1941 a Estados Unidos, donde a finales de la Segunda Guerra Mundial trabajó como intérprete para el ejército. Luego se desempeñó en Fort Hunt, un campo de detención para nazis de alto rango, cerca de Washington. Allí estaban, entre otros, el ingeniero de misiles Werner von Braun y Reinhard von Gehlen, quien posteriormente fue el jefe del Servicio de Inteligencia (Bundesnachrichtendienst) de la República Federal Alemana. Al acabar la guerra Weiss regresó a Alemania para trabajar en la Oficina del Gobierno militar de Estados Unidos en Berlín (OMGUS-Abteilung der US-amerikanischen Besatzungsmacht), cuyo objetivo era desmantelar los cárteles económicos más importantes que habían apoyado y llevado al poder a los nazis. Interrogó, por ejemplo, al banquero de la época nazi -y luego de la República Federal Alemana- Hermann-Josef Abs. Además, trabajó en los preparativos de los juicios de Núremberg realizados contra varios empresarios alemanes.
Tras la posguerra, Weiss trabajó en Estados Unidos como abogado especializado en el campo del Derecho comercial, pero a partir de los años cincuenta se enfocó en el Derecho civil y los derechos humanos. Fue uno de los fundadores de la organización de defensa de los derechos civiles Center for Constitutional Rights (CCR), creada en 1966 en Nueva York. Junto con el periodista de investigación Seymour Hersh, representó a las víctimas de la matanza de My Lai, una de las mayores masacres cometidas por las fuerzas armadas estadounidenses en la guerra de Vietnam. En la defensa de las víctimas de violaciones de los derechos humanos, recurría a fuentes de Derecho menos conocidas, o al Derecho internacional.
Uno de los casos más destacados de Weiss fue Filártiga vs. Peña-Irala, en el cual los familiares del torturado y asesinado ciudadano paraguayo Joelito Filártiga identificaron y demandaron en Estados Unidos al torturador y responsable del crimen: el policía Américo Peña Irala. Gracias al Aliens Tort Claims Act, dictada en 1789, este pudo ser demandando por Weiss y el CCR. Los familiares ganaron ante la Corte de Apelaciones de Nueva York y el tribunal condenó a Peña-Irala al pago de una suma superior a 10 millones de dólares por daños y perjuicios. Gracias a esto, Weiss asumió posteriormente otros casos similares, como por ejemplo el juicio seguido contra las compañías petrolera UNOCAL y Shell por violaciones a los derechos humanos cometidas en Nigeria y en Burma. Asimismo, trabajó exitosamente junto a la International Association of Lawyers Against Nuclear Arms (IALANA), logrando que en 1996 el Tribunal Internacional de La Haya declarara el uso de armas atómicas contrario al Derecho Internacional.
Por mi parte, como abogado intenté con Weiss llevar a Donald Rumsfeld -secretario de Defensa estadounidense entre los años 2004 y 2006- y a otros responsables de la política de tortura sistemática de Estados Unidos a juicio en Alemania, Francia y otros países. A los escépticos que prefirieron no iniciar acciones legales contra personajes tan poderosos como Rumsfeld, Weiss les demostró que utilizar el Derecho de forma creativa puede producir importantes ventajas y cambios en la historia.
El trabajo de Weiss ha dado sus frutos: en todo el mundo hay abogados y abogadas que siguen su ejemplo y luchan -junto con los movimientos sociales locales- contra las empresas que cometen delitos y utilizan el principio de jurisdicción universal para condenar a quienes cometen actos de tortura alrededor del mundo y a sus superiores. Pero la lección más importante es que Weiss -el primer guerrero de esta lucha- quiere seguir combatiendo por un mundo libre de armas atómicas hasta el último de sus días.
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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.