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Maria Sharápova, la tenista que defendía la coquetería en la pistas

La tenista rusa Maria Sharapova posa en la alfombra roja de la Gala Met en 2016, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (EE.UU.).

EFE

Madrid —

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Maria Sharápova se ha despedido del tenis con una carta publicada en “Vogue” y “Vanity Fair”, revistas de moda que ella conoce tan bien como las pistas y las raquetas, y es que la princesa siberiana siempre ha defendido que el deporte no está reñido con la elegancia y la coquetería.

Maria Sharápova, de 32 años, ha sido la primera tenista que ha desarrollado una importante trayectoria como icono de moda e imagen publicitaria.

La tenista ha comunicado que deja la raqueta. Una decisión que no ha realizado a través de un comunicado, ni mediante una rueda de prensa ni de viva voz de su representante, ni través de redes sociales, sino con una carta que ha publicado en importantes cabecera de moda titulada “Tennis-I'm saying Goodby” (Tenis, te digo adiós).

La tenista deja atrás una brillante trayectoria, con 5 Grand Slams y 36 títulos, pero también una impresionante carrera fuera de las pistas como icono de moda y de publicidad.

Con 9 años, Sharápova ya había conseguido sus primeros contratos publicitarios con Prince, marca de raquetas de tenis, y Nike, y a los 15 ya fue finalista júnior de los abiertos de Australia y Wimbledon.

A partir de ahora, probablemente dedicará gran parte de sus tiempo a la moda, una industria que conoce y adora. Ya en 2005, en una entrevista contó que cuando se retirara se dedicaría a la industria de la moda. “Mi objetivo principal es estar sana y cuando acabe mi carrera deportiva me dedicaré al mundo de la moda”.

Pero su historia empezó con cuatro años. “Era tan pequeña que mis piernecitas colgaban del banco en el que estaba sentada. Tan pequeña que la raqueta que empuñé era dos veces más grande que yo”, señala.

La tenista ha hecho realidad el sueño americano. Nació en Siberia, adonde su familia huyó de la catástrofe nuclear de Chernóbil y emigró con seis años. “Crucé el globo para llegar a Florida con mi padre. El mundo me parecía gigante entonces”, dice en la carta para anunciar su retirada.

“Mi camino se ha llenado de valles y desvíos, pero las vistas desde su cima eran increíbles. Sin embargo, después de 28 años y cinco títulos de Grand Slam, estoy lista para escalar otra montaña, para competir en otro terreno”, escribe la tenista.

Se convirtió en la número uno del mundo en 2005. Saltó a la fama mundial en 2004 al derrotar a la todopoderosa Serena Williams en la final de Wimbledon, cuyo público se quedó prendado de esa chica rubia de 1,88 metros. “Wimbledon parecía un buen lugar para empezar. Era inocente a los 17 años, aún coleccionaba sellos”, reconoce en su artículo.

Su dotes con la raqueta y su físico -melena rubia, ojos claros y figura esbelta- le ayudaron a conseguir patrocinios y publicidad. Sobre las pista ha dictado tendencias.

Y así, en muchos partidos sustituyó la camiseta por los vestidos cortos como el modelos negros sofisticados con estampados geométricos en el escote, así como modelos de volantes, chaquetas de manga corta combinadas con faldita o maxi bolsos que colgaba al hombro con mucho estilo.

Mítico es el vestido rojo corto, con cuello a la caja, aderezado con 600 cristales de Swarovski, un modelo que también lució en blanco, diseños creados por Nike en los que la tenista colaboró.

Muchas marcas han deseado vestirla, pero siempre ha sido fiel a Nike en las pistas, fuera de ellas, Sharáporva adora las creaciones de Ralph Lauren, Valentino o Vera Wang.

También se ha atrevido con la moda flamenca, un estilo que lució durante la celebración del 40 cumpleaños de su pareja, el empresario y millonario británico, Alex Gilkes.

Para la ocasión, escogió un vestido floral en tonos rojos con pequeños volantes de la firma Zimmerman y diadema cuajada de flores rojas y fucsias.

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