“Palabras Malditas” llega al Teatro Español

“Hoy he perdido mi geografía y he confundido los pies con las miradas”, dice Clara Campos en “Palabras malditas”, la obra que Eduardo Alonso ha escrito sobre unos poetas imaginados “y marginados”, a los que sitúa en A Coruña en 1940, y que el Teatro Español estrena mañana.

“Palabras malditas” presenta a dos seres “marginales”, un profesor homosexual de literatura francesa represaliado por el franquismo y una prostituta con “dotes” de poetisa que coinciden en una “sórdida” pensión de La Coruña en los años 40 y encuentran en la poesía su única “tabla de salvación”.

“Los dos personajes tienen una relación especial, en un momento especial y en un lugar especial. Les une no tener cabida en el lugar ni en la época en que han nacido” ha explicado en rueda de prensa Alonso, autor y director de “Palabras malditas”, que interpreta la compañía Teatro del Noroeste.

Dividida en siete secuencias, el montaje comienza en 1980, cuando la poetisa mexicana de origen gallego Clara Campos, que interpreta Sara Casanovas, reconoce en una entrevista antes de recoger un premio por su carrera que los poemas que escribió bajo el seudónimo Vicente Rincón no son suyos, sino de un profesor de francés con ese nombre que conoció en los años 40.

“Palabras malditas” hace entonces un viaje retrospectivo a los años de la posguerra, cuando Clara conoce al represaliado Vicente Rincón (Miquel Insua), que guía a la joven para “transformarla” en la mejor poetisa de su generación.

“Estos personajes aman la poesía y encuentran en ella su tabla de salvación”, ha explicado Casanovas.

La acción, que acontece desde la entrada del ejército alemán en París el 14 de junio de 1940 hasta la reunión entre Francisco Franco y Adolf Hitler en Hendaya el 23 de octubre de ese año, se desarrolla en el salón de la pensión en la que se hospedan los personajes.

Se establece entre los protagonistas una relación “difícil” de clasificar, que va “más allá” del amor o la amistad, hasta que Vicente es detenido por un grupo de falangistas por su orientación sexual y Clara huye sola a México con dos maletas, una con sus “propias poesías” y otra con las de su mentor.

Eduardo Alonso consiguió el accésit del premio Lope de Vega de Teatro 2014 con “Palabras malditas”, “un inmenso océano de soledad” que permitió “un tándem pletórico de inspiración”.