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ARCO queda marcada por una rebaja fiscal “positiva pero insuficiente”

Un visitante en la pasada edición de la feria ARCO.

Prado Campos

Confusión. Ese es el sentir general entre los galeristas españoles a las puertas de la cita más importante de arte contemporáneo del país: ARCO. La rebaja fiscal anunciada por el Gobierno, que deja el IVA del arte en el 10% pero únicamente para la venta directa de obras de arte por parte del artista, ha sido acogida como una buena noticia aunque claramente insuficiente.

El sentir general es que debería hacerse extensiva a las galerías y a toda la cultura. Así las cosas, ni los propios galeristas tienen del todo claro cómo van a organizar sus facturas pero sí que es una medida que va a impulsar las ventas en esta 33 edición de ARCO, que se celebra del miércoles al domingo, o en JUSTMAD5, un off ARCO cada año con más tirón que tiene lugar en las mismas fechas en la sede del COAM.

“Es una mejora, sin duda. Es una vuelta atrás, a la situación de antes de agosto de 2012, tras un gravísimo error. Y hay que celebrarlo, pero ciertamente la reducción sólo atiende parcialmente las reclamaciones del sector que no son otras que un IVA cultural igualitario para el arte y toda la cultura”, explica Joan Anton Maragall de Art Barcelona.

“Es un reconocimiento de la aportación de creadores y galerías al hecho artístico. Aporta un nuevo estímulo frente a una situación que se vive en otros países que favorecen mucho más el mecenazgo artístico. Alemania es el gran ejemplo de cómo hay que apoyar al arte. Pero esta rebaja es sólo parte de la historia. La educación para crear audiencia y facilitar el acceso al arte es lo primero”, explica Rosina Gómez-Baeza, directora de ARCO entre 1987 y 2006.

Para Gómez-Baeza, esta medida necesita “una explicación más clara de cara a la feria porque hay mucha confusión”. Y Maragall añade: “La situación es compleja incluso dentro del sector. Pero también se ha dado una imagen a los ciudadanos con esta medida que no es exacta”.

Además, apunta Soledad Lorenzo, una de las galeristas más reconocidas del país, “pone en condiciones extrañas a los galeristas, porque una galería trabaja en nombre del artista y le representa. Somos un puente entre el artista y la sociedad. Defendemos a artistas que están comenzando, y eso no puede tener un impuesto de lujo como un coche”.

“Nosotros vendemos cultura y con un 21% de IVA no se puede competir –señala–. El arte es obvio que es cultura y que es más caro, porque un cuadro se tarda más en hacer y es una pieza única frente a, por ejemplo, un libro, del que se pueden hacer ediciones. Por eso no puede penalizarse como si compráramos un abrigo de piel”.

Pero vayamos a la aplicación práctica. Cerca de una decena de galeristas consultados por eldiario.es coinciden con el resumen que hace Isabel Mignoni, de la galería Elvira González:

“Hay una serie de directrices pero es un IVA complejo con una casuística muy detallada en función de quién compra, el estatus del artista… Tiene una aplicación complicada que para nada se ajusta a lo que dijo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Dicho esto, cualquier rebaja impositiva es positiva y fomenta la compra, pero es insuficiente porque se ha quedado muy limitada”.

Beatriz Sánchez, administradora de esta galería, explica la situación. Cuando la obra de arte la vende directamente el artista, ya sea a un coleccionista privado o a una galería, aplica ese 10%; pero si el artista actúa como una sociedad o empresa, tendría que aplicar el 21%. Esto por la parte de los artistas.

En la de los galeristas hay dos opciones. Una: pueden actuar como revendedor de la obra. Es decir, el artista le aplica el 10% para su compra y ellos la venden con un IVA del 21% sobre el valor de la obra, que es deducible. Dos: se acogen al régimen especial, que es una compensación de ambos, quedando normalmente entre un 15 y 16%, aunque varía en función de la comisión de la galería y sólo es aplicable cuando la compra se efectúa directamente al artista o sus herederos, es importada o se hace en igual régimen a otra galería o coleccionista.

“El IVA del 10% que aplica el artista se convierte en coste y la galería aplica el 21% a su margen de beneficio. Por ejemplo, una obra vale 100 euros y la comisión de la galería es del 40%. El artista vende la obra por 60 euros más el 10% de IVA, es decir, por 66 euros. La galería carga sus 40 euros más el 21% de IVA, y la factura para el cliente no se desglosa sino que tiene un precio aplicado en régimen general”, explica Sánchez, pero “es un IVA no desgravable para el cliente”.

Si la galería actúa como intermediario, la factura se emite a nombre del autor y el comprador, y se aplica ese 10% reducido al cliente, pero la que emite la galería al artista con su comisión es por un 21% desgravable. “No es lo común ni nos gusta porque formalmente elimina la figura del galerista”, matiza Maragall.

También baja del 21 al 10% la importación de obras de arte de fuera de la Unión Europea, en ese caso no se paga este impuesto. Las galerías extranjeras no tributan IVA en ARCO, ni los compradores extranjeros no comunitarios.

¿Y por qué ahora? ¿Y por qué el arte?

¿Y por qué ahora? ¿Y por qué el arte?A simple vista, la rebaja fiscal aprobada por el Gobierno parece hecha a medida para impulsar las ventas en ARCO. “Es lógico verlo así porque gran parte de nuestras ventas se dan en febrero, con la feria. Pero siempre que se rebaja un impuesto, genera confianza en el sector en general”, explica el director de ARCO, Carlos Urroz. “No creo que se haya hecho por ARCO, aunque sin duda habrá influido. Esta reclamación es constante en todos los sectores culturales”, indica Maragall.

Entonces, ¿por qué se ha empezado por el arte cuando todos los sectores culturales están luchando por lo mismo? “No sé de dónde viene y desconocíamos que se fuera a tomar esta medida, pero sí es cierto que el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo, Art Barcelona y Arte Madrid llevan batallando por ello mucho tiempo y un mes justo antes de que se adoptara esta medida se envió una carta abierta a Cristóbal Montoro [ministro de Hacienda] solicitando la bajada del IVA”, añade Maragall.

A lo que suma Mignoni: “Me suena a una conjunción de factores. El consorcio ha hecho mucho y muy buen trabajo y seguramente Cultura ha sido oportunista, en el buen sentido de la palabra, aprovechando la cercanía de ARCO. Sin duda es una medida que luce muy bien sin que a Hacienda le cause tanto perjuicio”.

Otros galeristas van a lo práctico y apuntan que esta medida convierte al arte español “en un producto atractivo pero, sobre todo, te conviertes en competitivo respecto a las galerías de otros países. El año pasado, con un 21% de IVA, teníamos que competir con el 8% de países como Austria o Alemania”, expone Mignoni.

Expectativas positivas

Expectativas positivasEn España, según el informe anual de la revista Artprice.com que recogía en octubre El País, los ingresos por arte contemporáneo cayeron un 62% el año pasado, y la tasa de obras no vendidas en subasta alcanzó el 70% frente a la media mundial del 37%.

Aquí, en 2013, las cosas tampoco fueron del todo bien en ARCO: “Nuestras expectativas eran cero y por eso fue mejor de lo esperado”, comenta Urroz. Pero este año el panorama se mira con más optimismo. Aseguran que el sector del arte contemporáneo lleva tres meses con signos de recuperación y por eso esperan que las ventas en esta edición de ARCO vayan bien.

La feria cuenta este año con un presupuesto de 4,5 millones de euros, un millón de euros más que el año pasado, que salen íntegramente de sus fondos. Ifema –participada al 31% por el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y la Cámara de Comercio, más un 7% de la Fundación Especial Caja Madrid– es autosuficiente, “como deberían serlo todas las empresas públicas”, y no vive de subvenciones, dejó claro en la presentación de esta edición su presidente, Luis Eduardo Cortés.

Serán 219 galerías (201 en la pasada edición) llegadas de 23 países, con Finlandia como país invitado, las que se pueden ver desde el miércoles. “Este año se podrá hacer una visita más relajada”, cuenta Urroz, gracias a categorías como la nueva Solo/Dúo del Programa General, en las que sólo se presenta a uno o dos artistas, y que se suman a otras existentes para que 60 galerías se centren en un único artista.

“El objetivo es profundizar más en los artistas; por ejemplo, 33 galerías finlandesas de máximo interés traen un artista. Es una feria muy buena para descubrir y animarse a la compra”, resume Urroz. ARCO espera recibir más de 100.000 visitantes y profesionales (en 2013 fueron 115.000 apuntan desde la feria), así como generar, según sus estimaciones, unos ingresos para la ciudad de 80 millones de euros.

“La reforma ha sido como una montaña rusa”, describe Carlos Durán sobre el anuncio y sus posteriores matices. El director de la galería barcelonesa Senda, que lleva 20 años participando en ARCO, explica que, a pesar de ello, las expectativas para esta feria son buenas, entre otras cosas, por el país invitado: “Los nórdicos tienen mucha tradición coleccionista, tanto instituciones como particulares, y existe una gran masa de aficionados al arte, por lo que creo que eso nos puede venir bien”.

En esta línea, una de las apuestas más potentes de ARCO es el programa de invitados, al que dedican un millón de euros, y con el que traerán a Madrid a unos 500 coleccionistas, galeristas, directores de museos o prescriptores internacionales del mundo del arte. A ello hay que sumar, apunta el director de la feria, Carlos Urroz, que están recibiendo más peticiones de visitas para este año que en las últimas tres ediciones. “Vemos que el interés se va despertando”.

Paralelamente a ARCO, esta semana la capital acoge también la quinta edición de JUSTMAD5, con un espíritu mucho más emergente. Este año participan 33 galerías de 11 países y se ha concebido como una feria-fiesta más desenfadada y atractiva para llamar al público en general.

“El arte contemporáneo tiene que ganar público y desvincularse de esa concepción elitista”, afirma Guillermo Espinosa, director artístico de JUSTMAD5. “Es una feria asequible, asumible y que se puede visitar”, ya que han reducido el número de expositores para apostar por una alternativa más cohesionada vinculada a la creación joven y la hibridación.

Jacobo Fitz-James Stuart, dueño junto a su mujer de Espacio Valverde, participa por cuarto año en JUSTMAD. Asegura que la rebaja del IVA al 10% “iba a marcar la diferencia” y la matización “fue un disgusto a un noticia que era buenísima”. Aun así, valora muy positivamente la sinergia que se crea entre ambas ferias y señala que la rebaja fiscal es una medida “puramente económica” que no se ha tomado por “visión ética o para salvar la cultura”. Lo verdaderamente importante, reivindica, es que llegue la reforma de la Ley de Mecenazgo.

También se celebra esta semana Art Madrid, en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, con 44 galerías y más de un centenar de artistas; y FLECHA, la Feria de Liberación de Espacios Comerciales hacia el Arte, que se creó en 1991 y este año vuelve al Centro Comercial Arturo Soria Plaza con más de 500 obras de 53 artistas y una media de visitantes diarios, afirman, de 15.000 personas.

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