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El 'caso Caravaggio' descubre la falta de control de la fuga del patrimonio artístico

"Ecce homo", un posible Caravaggio, retirado de la subasta de la Casa Ansorena de Madrid este jueves.

Peio H. Riaño

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En 2020 la Junta de la Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, organismo que asesora al Ministerio de Cultura en adquisiciones de obras de arte, dio permiso de exportación definitiva para su venta en los mercados extranjeros a tres cuadros atribuidos al círculo de Caravaggio, tal y como ha podido comprobar este periódico. Ninguno de ellos era una Coronación de espinas, como el que Ansorena tenía intención de subastar la semana pasada, pero estaban valorados por sus propietarios en 7.363 euros, 20.490 euros y 80.000 euros, respectivamente. Precios superiores a los 1.500 euros por los que la casa de subastas había anunciado un mes antes la venta de ese cuadro, atribuido a José de Ribera. De hecho, Cultura permitió la salida definitiva de 12.986 piezas para su comercio en el extranjero en 2020, cifra de récord en la fuga de bienes artísticos anuales.

La venta paralizada del supuesto Caravaggio ha desvelado “las carencias que tiene el sistema para controlar la fuga del patrimonio artístico en las fronteras españolas en tiempos de crisis económica”, tal y como asegura una especialista de protección del patrimonio a elDiario.es. Los expertos en el mercado de arte de los maestros antiguos coinciden al describir la paralización como una “carambola”, una “casualidad” o un “cúmulo de despropósitos”. 

La venta paralizada del supuesto Caravaggio ha desvelado «las carencias que tiene el sistema para controlar la fuga del patrimonio artístico en las fronteras españolas en tiempos de crisis económica»

La Coronación de espinas, tal y como informa el Ministerio de Cultura a este diario, “no tenía solicitado el permiso de exportación”. Un dato que confirma la catalogación de Ansorena como riberesco. La casa de subastas no ha ocultado en ningún momento la venta de la obra y semanas antes de la cita, en Italia ya se tenía constancia. Todo se revoluciona cuando María Cristina Terzaghi, profesora de Historia del Arte Moderno de la Universidad Roma Tre y una de las especialistas en el maestro barroco, viaja de Roma a Madrid para consultar el cuadro. Tal y como ha contado a El País, Terzaghi visitó la obra en Ansorena y salió de dudas: “Es un caravaggio”. 

En ese momento, Ansorena comprende que debe revisar su atribución con otros especialistas porque tienen entre manos una obra que puede llegar a alcanzar los 150 millones de euros en el mercado internacional. Así que deciden sacar la pintura de la venta. Este viernes la casa de subastas ha expresado su versión de los hechos a través de un comunicado en el que indica que Cultura llegó tarde, porque fueron ellos quienes decidieron “retirar dicho cuadro de la subasta, para que pueda ser estudiado por los mejores expertos en el artista italiano”. Y añadía la casa en su nota: “Una vez retirada la obra de la subasta, Ansorena recibió del Ministerio de Cultura la comunicación de inexportabilidad”. 

Una vez retirada la obra de la subasta, Ansorena recibió del Ministerio de Cultura la comunicación de inexportabilidad

“Se les ha colado el lote”, sostiene el director de una famosa casa de subastas, competencia de la vendedora de Coronación de espinas. “Ansorena ha estado sin experto hasta enero, porque el que habitualmente cataloga estaba de baja por paternidad. A mí me llamaron para saber si conocía a alguien que pudiera cubrir la plaza temporalmente. El catálogo lo publicaron a finales de marzo. No les ha dado tiempo a investigar y se les ha colado esta joya en el lote sin saberlo. Acudió tanta gente interesándose por la pintura, que se asustaron. Y después de la visita de Terzaghi la retiraron. Yo habría continuado con la venta, incluso con la declaración de inexportable”, añade la fuente consultada que prefiere permanecer anónima. 

“Vamos a ciegas”

El comunicado de Ansorena, lanzado con más de una semana de retraso, es una respuesta al tuit que a última hora de la noche del jueves publicó Javier Solana, presidente del Patronato del Museo del Prado, en su perfil personal: “El caso del cuadro de Caravaggio. Quienes querían sacarlo fuera de España ilegalmente? Lo sabremos. Hoy ya es inexportable” [sic]. Sin embargo, en el sector nadie defiende esta teoría. 

“La versión de Solana es pura película. Es un cuadro muy conocido y su venta ha sido muy publicitada. Los especialistas lo sabían. Eso hace impensable que Ansorena retirase el cuadro de la subasta para aceptar una oferta directa por una suma altísima, que es la única manera de sacar ilegalmente ese cuadro de España. Pero al hacerlo sin permiso de exportación, ese cuadro sería pagado a la baja, porque el nuevo propietario no podría hacer nada con él”, cuenta una reconocida vendedora de arte, que prefiere no dar su nombre.  

“Ahora todo el mundo tiene un Caravaggio en casa”, dice al otro lado del teléfono Mercedes de Miguel, directora de la casa de subastas Segre. Cuenta que ayer llamó al comercio un señor de Galicia diciendo que tenía “un Carballo en el salón”. Al interesado le preguntaron cómo era el cuadro, qué representaba. “Un hombre del pueblo”, respondió el anónimo propietario. “Van a salir doscientos millones de Caravaggio”, explica la especialista.  

Ansorena no fueron los únicos en tropezar. La Junta no había estudiado el catálogo -aseguran que les llegó después del día de su reunión mensual y no pudieron contrastar la venta- y en el Prado fue consultado cuando el rumor del viaje de Terzaghi llegó a oídos de David García Cueto, Jefe de Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 del Prado desde el pasado julio. Supo de la estancia de la especialista en Caravaggio dos días antes de la venta y alertó al director Miguel Falomir, que llamó al ministro de Cultura y declararon la pintura inexportable in extremis. Ahora, fruto del ímpetu de una especialista en la obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), la Comunidad de Madrid ha declarado cautelarmente una pintura sin autoría con la máxima categoría de protección, Bien de Interés Cultural (BIC). 

Con esta declaración podrá ser restaurada en el Prado y, una vez allí, estudiada por especialistas extranjeros en Caravaggio. En España no existe un especialista capacitado para desentrañar una atribución de este calado

Con esta declaración podrá ser restaurada en el Prado y, una vez allí, estudiada por especialistas extranjeros en Caravaggio. En España no existe un especialista capacitado en desentrañar una atribución de este calado. Tampoco podrá ser vendida en el extranjero, donde podría haber rondado los 100 millones de euros. Si el Estado se interesa por el cuadro, será una cantidad mucho menor. En 2016, se compró a la Casa de Alba la Virgen de la granada, de Fra Angelico, por 18 millones de euros.   

El caso del supuesto Caravaggio ha descubierto la debilidad del control del patrimonio. Uno de los expertos que suelen revisar fichas que llegan a la Junta de Calificación explica que “no llegamos a todo, aunque estamos atentos”. Relata casos de expedientes en los que se pide el permiso de exportación para obras, en los que las fotografías incluidas están hechas a la peor calidad para que no las declaren inexportables. “Vamos a ciegas y el presupuesto no da ni para pagar un taxi para ir a ver la obra a casa de los propietarios”, asegura este especialista que no quiere desvelar su nombre. “Los funcionarios también van con el agua al cuello. Estamos desbordados. Es imposible que no se nos escapen obras como la de Ansorena”, reconoce. 

«El presupuesto no da ni para pagar un taxi para ir a ver la obra. Los funcionarios van con el agua al cuello. Es imposible que no se nos escapen obras como la de Ansorena», asegura un especialista que no quiere desvelar su nombre

Cada mes, los miembros de la Junta y sus ayudantes reciben miles de informes para revisar en menos de una semana y decidir qué merece la pena conservar en las fronteras y qué dejar salir. Para el departamento de adquisiciones, sólo hay dos funcionarios. Además de los informes, las casas de subastas tienen la obligación de enviar a la Junta el catálogo de la siguiente venta, aunque no están obligadas a hacerlo a tiempo. Cada una puede llegar a mandar por correo cerca de 40 ejemplares a distintos organismos, entre ellos los museos. Siempre hay piezas de su interés.

A la falta de medios de un organismo fundamental para velar por la custodia del patrimonio español, se suma la falta de transparencia. El año pasado, la Junta realizó las once reuniones plenarias habituales, aunque de forma telemática y sin presidente (el puesto está vacante desde que Simón Marchán pidiera la retirada del cargo, en julio de 2019). Tampoco publicaron los criterios ni las actas en las que se detallan las razones de sus sentencias.

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