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Los galeristas quieren bajar el IVA de las obras de arte: ¿a quién beneficia?

Imagen de la inauguración de ARCO 2024.

Laura García Higueras

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“Tener una galería es un deporte de riesgo. Esto se hace por amor al arte, no por amor al dinero, pero vamos a intentar que por lo menos nos salga a cuenta”. Rosalía Ortiz, de La Caja Negra, es una de las galeristas que participan en ARCO, la feria de arte contemporáneo más importante de España que se está celebrando esta semana en Madrid. Recorrer el mercado abruma por la ingente cantidad de piezas que copan cada uno de sus interminables pasillos, entre los que es fácil localizar un elemento en común en la mayoría de los estands españoles. Sus trabajadores exhiben unas chapas con el mensaje “IVA cultural, ya”. “Ya nos habrás visto a varios con ella”, responde la profesional a este periódico al preguntarle por su reivindicación. En efecto.

“Tenemos el arte considerado como un artículo de lujo prácticamente. Si queremos sacar adelante el arte y las galerías españolas, tenemos que tener un IVA que sea competitivo con el resto de países”, defiende. Ahora bien, ¿cuál es el tipo impositivo que se aplica a las obras? La abogada Belén Álvarez, directora del departamento de Derecho de la Cultura de Gabeiras & Asociados, explica a elDiario.es que este está establecido en el 10% cuando la venta la llevan a cabo “los autores y derechohabientes” y en un 21% cuando depende de “terceros, tales como galerías, anticuarios y salas de subastas”, que es por lo que se está protestando. Actualmente se aplica el 21% de IVA a productos como la luz, los electrodomésticos, el tabaco, las bebidas alcohólicas, las discotecas, el calzado y los gimnasios.

Mónica Castellano, de la Galería Álvaro Alcázar, reivindica a este medio que el papel de los galeristas como intermediarios entre los artistas y los compradores es fundamental. “Somos sus representantes. Ellos no venden en sus talleres, lo hacen a través de las galerías y las ferias. Tienen que hacer sus obras, no pensar en notas de prensa y comunicados. Si van por su cuenta, es más complicado hacerse ver”, sostiene destacando la importancia de que desde el Gobierno comprendan que el suyo no debe ser considerado como un “mercado secundario” y que, por lo tanto, debería aplicárseles, como mucho, el mismo IVA que a los autores.

La letrada defiende que “la transmisión de una misma obra de arte no debería quedar sujeta a un tipo impositivo de IVA diferente en función de quien lo haga” y que este debería fijarse en el 10%, ya que el fin último, venda quien venda, es “poner en valor el ingente patrimonio artístico español y la calidad internacional de nuestros artistas”. Desiderio Romero Jordán, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del think tank Funcas, valora que “los lobby de cada sector quieren siempre un tipo más bajo para ellos para que los precios no sean más altos”. “No soy partidario de usar el IVA para contentar a todos los sectores. Es un impuesto y los tipos reducidos son las excepciones”, añade.

La nueva directiva europea

El Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo emitió el pasado fin de semana un comunicado explicando su petición, amparándose en la normativa europea que establece los tipos impositivos que pueden aprobar los Estados miembros. La nueva redacción de la Directiva 2022/542 obliga a España a adoptar y publicar las disposiciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para trasponerla. El plazo para llevarlo a cabo concluirá el 31 de diciembre de 2024 y se aplicará desde el 1 de enero de 2025.

La regla permite a los países aprobar un máximo de dos tipos reducidos no inferiores al 5% que se podrán aplicar a un máximo de 24 de los 29 puntos recogidos en el Anexo III de la Directiva. Uno de ellos hace referencia a las entregas de obras de arte, objetos de colección y antigüedades; que es el que beneficiaría a las galerías. Pero su naturaleza es muy variada. Entre los artículos a los que se les podría aplicar la reducción del IVA están los productos farmacéuticos utilizados con fines médicos o veterinarios, incluidos los contraceptivos, los productos de higiene íntima femenina y los productos absorbentes de higiene personal; los bienes de primera necesidad para compensar y superar la discapacidad; y la entrega y construcción de viviendas proporcionadas en el marco de la política social.

La norma incluye otros puntos que también afectan al sector cultural, como el derecho de acceso a espectáculos, teatros, circos, ferias, parques de atracciones, conciertos, museos, parques zoológicos, salas cinematográficas y exposiciones; y el suministro, incluido el préstamo en bibliotecas, de libros, periódicos y revistas, ya sea en soporte físico o vía electrónica, incluidos los folletos, prospectos y material impreso, libros ilustrados y de dibujo infantiles y música. Aun así, al ser solo cinco de los 29 puntos estipulados los que se quedarían fuera de la reducción del IVA, todos los mencionados podrían ser elegidos.

La desventaja con Europa

“Si una galería viene a ARCO con la obra de un artista español, que tenga el mismo formato y técnica, pueden venderla más barata porque su IVA es menor. Y claro, el coleccionista va a ir a por la más económica. En una obra de 1.000 euros no se va a plantear nada, pero en una de 150.000, sí”, explica desde La Caja Negra Rosalía Ortiz. Francia lo ha fijado recientemente en un 5,5% y en Italia es de un 10%.

“Cuando las galerías españolas compartimos artistas con extranjeras, nosotros tenemos que vender más caro o perder beneficio si queremos equiparar precios. Es un agravio comparativo que nos hace el Gobierno. Si una inglesa tiene un 6% y una francesa un 5%... Fíjate cómo vamos”, lamenta desde la Galería Freijo su directora, Angustias Freijo. Rosalía Ortiz critica que este contexto conlleve que haya artistas españoles que “venden más fuera que aquí. Es un desastre”.

La abogada Belén Álvarez insiste en la “dificultad” con la que se topan los profesionales españoles en eventos como ARCO, donde parten en una situación de “desventaja competitiva” que “desincentiva” las adjudicaciones de obras de artistas nacionales en el ámbito internacional. El letrado Desiderio Romero Jordán califica la coyuntura igualmente como “desventaja” para los profesionales del mercado de arte patrios. La galerista Mónica Castellano indica que, para tratar de paliarlo, llegan a “buscar subterfugios para ser competitivos, o directamente asumir el IVA”. “Si es un coleccionista europeo, por ejemplo, puedes facturar a través de empresas, porque de empresa [española] a empresa [europea] no se factura IVA”, comparte.

El Ministerio de Cultura, “comprometido” con la reivindicación

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se reunió esta semana con los representantes de los galeristas de arte contemporáneo, a propósito de la inauguración de ARCO, para escuchar sus reivindicaciones. Tras la reunión, declaró que les había trasladado el compromiso de la Administración que lidera para “trabajar con el Ministerio de Hacienda” y encontrar la manera de “recoger la reivindicación” y comprometerse para “hacerla realidad”.

La galerista Angustias Freijo recuerda que esta reivindicación no es nueva: “Es inadmisible pero llevamos quejándonos toda la vida. Esta es la negligencia de los Gobiernos que nos han ido liderando. No soy optimista con la clase política, pero esto ya es una opinión personal”. Carmen García, de la galería Álvaro Alcázar, celebra que se estén teniendo “conversaciones” con el Ministerio, que “van por el buen camino”. Aun así, sostiene que deben hacer “más presión”. Rosalía Ortiz destaca el tiempo que llevan “en lucha” y concluye: “Lo que hace falta es voluntad política y a nuestros políticos hay a quien le interesa más y a quien menos. Depende de ellos”.

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