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Bruselas inaugura el rascacielos “verde” más alto de Europa con sello español

Bruselas inaugura el rascacielos "verde" más alto de Europa con sello español

EFE

Bruselas —

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El edificio “verde” más alto de Europa existe desde hoy en Bruselas, una torre de 113 metros de altura sostenible en términos de ahorro y consumo energético, cuya rehabilitación ha sido diseñada por el estudio del arquitecto español Carlos Lamela.

El nuevo rascacielos reutiliza la estructura de la torre anterior con una rehabilitación completa, que implica una reducción de su consumo de energía en un 90 % y del gasto en calefacción en un 60 %, lo que le otorga la acreditación belga de “edificio pasivo”, que consume menos energía de la que produce y es autosuficiente.

El proyecto renueva una torre emblemática de la ciudad, que antes ocupaba Fortis y pertenecía al Banco Santander y ha sido rediseñada para la nueva sede de la oficina de empleo belga, con un proyecto que “da respuesta a los requisitos de sostenibilidad del siglo XXI con el reto de aprovechar una estructura existente”, explicó a Efe Lamela durante un recorrido por la torre con un grupo de medios.

“Es el edificio más 'verde' por tamaño que hay en Europa”, aseguró el arquitecto del estudio artífice del Santiago Bernabéu o la Terminal 4 del aeropuerto de Madrid, quien definió este tipo de edificios como “sostenibles en términos medioambientales”.

Esto implica un “continente” con “altísimas prestaciones” para lograr un nivel de emisiones cero que obtenga “las máximas ganancias del exterior” y un contenido con “materiales reciclables de fabricación sostenible”, precisó.

“El objetivo es intentar que la casa, el edificio, absorba el máximo de energía de fuera y emita la menor posible y que su construcción tenga todos los parámetros para su optimización”, dijo Lamela, también diseñador de la nueva Terminal 2 del aeropuerto de Varsovia.

Para el arquitecto, este proyecto responde “a una demanda social y comercial”.

“Es innegable el camino, existe una concienciación en la sociedad de que este tipo de edificios tiene que ir en aumento, y apartarse de esa senda es un error porque ni siquiera vende”, dijo Lamela.

Con 41 plantas y una superficie de 52.600 metros cuadrados, el proyecto ha tardado seis años en materializarse y ha costado 55 millones de euros.

“En Bélgica, un país en el que las temperaturas son mas bajas que en España, el coste de energía es menor y es más fácil hacer un edificio sostenible que en Madrid, y mucho más que en Sevilla”, admitió.

Además, destacó que Bruselas es “una gran capital para la arquitectura” y “muy receptiva” a proyectos innovadores, aunque “poco conocida en ese sentido”.

El proyecto mejora el aislamiento y la capacidad estanca de las fachadas para evitar pérdidas de energía, con un triple vidrio con control de factor solar y con sistemas de climatización eficientes como el techo radiante.

El edificio también cuenta con cubiertas vegetales que “abrigan” la torre y contribuyen a su eficiencia energética, explicó a Efe el director del proyecto y arquitecto del estudio, Pablo Fernández del Pino.

En su interior, el diseño, realizado para el organismo público que gestiona el desempleo en Bruselas, Actiris, en colaboración con el estudio belga Altiplan, cuenta con espacios diáfanos y unas vistas panorámicas de toda la ciudad, con mobiliario móvil que busca dar flexibilidad al uso del edificio.

De él destacan las mesas de trabajo situadas de frente a las cristaleras panorámicas o las mesas de oficina, hechas con material reciclable y con una estructura móvil que permite regular la altura.

“Esto permite dar flexibilidad a la hora de trabajar y responder a nuevas necesidades, como la de poder cambiar de postura de manera regular y trabajar incluso de pie”, explicó Lamela durante el recorrido por la torre, con los últimos detalles aún por ultimar.

Como curiosidad, destaca la guardería, una planta entera con capacidad para 42 niños, para facilitar la conciliación a quienes vayan a solicitar un empleo o realicen cursos de formación, con una terraza de juegos con suelos acolchados.

La concesión del proyecto al estudio español, supone “un orgullo” para Lamela y muestra “la potencia que tiene la arquitectura española en estos momentos”.

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