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Reportaje Cultura accesible

La Barraca de Cine: el proyecto nómada que lleva a los pueblos cultura adaptada para personas con discapacidad

Una proyección de La Barraca en El Boalo.

Guillermo Carazo

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Agosto en Madrid. Ola de calor. Diez de la noche en el parque de El Boalo, a los pies de la sierra de Guadarrama. Una pantalla de cine en mitad de una pista de baloncesto. Las y los vecinos de El Boalo esperan en silencio a que comience la función de La Barraca de Cine. El proyector prende su luz.

Entre las múltiples aportaciones artísticas que brotaron del ingenio de Federico García Lorca estuvo La Barraca. En 1931, Lorca y Eduardo Ugarte dirigieron un elenco universitario que recorrió el Estado español con la intención de llevar teatro a las pequeñas poblaciones. Lugares que apenas contaban con actividades culturales, La Barraca interpretó teatro clásico por y para el pueblo.

De esta popular premisa nació en 2020 La Barraca de Cine, proyecto nómada que proyecta séptimo arte por la geografía española. Muchos de los espectáculos culturales con los que viaja esta barraca contemporánea son adaptados para personas con discapacidad sensorial.

elDiario.es visita el municipio madrileño de El Boalo para conocer in situ el proyecto La Barraca de Cine y asistir a la proyección del largometraje Todos los saben. Pero antes de la película, comienza la presentación teatral introductoria.

Cultura por y para los pueblos

Normalmente, las veladas cinematográficas son presentadas por Rakel González y Francesc Albiol, maestra y maestro de ceremonias. Pero en esta ocasión, Iratxe Quintana presenta el largometraje. De su interpretación emerge el guion que Patricia de Luna crea especialmente para cada localidad. En el caso de esta temporada en la Comunidad de Madrid, las películas proyectadas han sido seleccionadas “para dar visibilidad al patrimonio audiovisual de las diferentes poblaciones de España evidenciando el potencial que poseen las imágenes de ficción filmadas en la región como recurso turístico, valor simbólico y divulgador del patrimonio territorial, histórico y natural de la región”, señalan Patricia de Luna e Iratxe Quintana, creadoras de La Barraca de Cine.

Queremos reactivar la vida social y cultural de pequeñas poblaciones así como dar acceso a las personas con discapacidad sensorial a la cultura

El turismo cinematográfico como eje principal de este emprendimiento cultural que trabaja para que todo el mundo pueda disfrutar de la cinematografía. “La Barraca de cine es un proyecto que trata de reactivar la vida social y cultural de estas pequeñas poblaciones así como dar acceso a las personas con discapacidad sensorial a la cultura, contribuyendo así al desarrollo de la igualdad de oportunidades de todas las personas”, comparten las fundadoras de La Barraca de Cine.

La Barraca de Cine tiene una alianza con el laboratorio SoftLab de la Universidad Carlos III de Madrid, referente en tecnologías de accesibilidad. Gracias a esta sinergia, La Barraca de Cine cuenta con una tecnología a través de la cual personas sordas y ciegas pueden acceder a las películas mediante las herramientas de subtitulado y audiodescripción utilizando su dispositivo móvil. “Todo súper fácil y de forma autónoma sin interferir en el visionado del resto de espectadores”, asegura De Luna. En alguna ocasión, las presentaciones teatrales han sido interpretadas en lengua de signos vía streaming. Actualmente, La Barraca de Cine está esperando una ayuda económica para que puedan incorporar gafas de realidad aumentada a sus proyecciones. De este modo, personas con dificultades auditivas podrán disfrutar de la experiencia del cine sin tener que leer los subtítulos adaptados a través de su teléfono móvil.

La Barraca de Cine. from La Barraca de cine on Vimeo.

Cine ambulante y adaptado

Patricia de Luna, directora, productora y guionista de cine, e Iratxe Quintana, productora teatral y gestora cultural, son las socias fundadoras de La Barraca de Cine. De su labor se construye esta iniciativa cultural errante que pretende que el séptimo arte llegue a todas las personas del territorio nacional sin que influya la ubicación de su residencia ni su capacidad sensorial. El cine como herramienta para la transformación social.

“El acceso al cine, la cultura, el ocio y la información es un derecho al que todos los ciudadanos tienen derecho por ley. Esto no siempre se cumple ya que hay personas con discapacidad sensorial que no pueden acceder a los contenidos culturales así como personas que viven alejadas de las urbes donde las actividades de ocio son muy reducida”, denuncian De Luna y Quintana.

A pesar de que La Barraca de Cine se dio de alta unos días antes del estado de alarma, fueron una de las cinco empresas finalistas al Premio Emprendedoras del Ayuntamiento de Madrid. Durante la pandemia tuvieron que reinventarse, crearon FICOP, festival de cortometrajes sobre el confinamiento. La Barraca de Cine recibió sesenta trabajos audiovisuales. Tras el aislamiento pertinente, estos fueron proyectados los trabajos ganadores en La Roda, localidad que participó en el festival de manera más notoria.

En marzo de este año, La Barraca de Cine realizó una gira patrocinada por la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA). Este tour audiovisual visitó diversas poblaciones con menos de nueve mil habitantes. Las películas y cortometrajes que se proyectaron fueron trabajos dirigidos por mujeres. “La perspectiva de género siempre está presente, aunque son las poblaciones finalmente quien deciden la película que quieren”, declaran.

Este verano, La Barraca de Cine ha vuelto a la carretera. Han realizado más de cuarenta proyecciones. La Roda (Albacete), Hervás (Cáceres), Husillos (Palencia), El Boalo (Madrid), son algunas de las pequeñas poblaciones que han sido espectadoras de su cine y teatro. A partir de otoño, La Barraca de Cine seguirá desarrollando eventos y talleres relacionados con el arte audiovisual. La formación podrá ser recibida por niños, niñas, adolescentes y personas de la tercera edad.

Todo apunta a que este invierno La Barraca de Cine sí podrá proyectar dentro su remolque móvil con capacidad interior para veinticuatro personas. Sala de cine ambulante que no pudo ser inaugurada el año pasado para tratar de evitar la expansión del coronavirus. Hasta que llegue el frío, esta barraca seguirá llenando las plazas y los parques de la geografía española para acercar la cultura más allá de las urbes.

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