Carmen Maura: “Los partidos deberían cambiar el casting y poner chicas”

Del brazo de José Corbacho, charlando animadamente con su representante y su jefa de prensa, Carmen Maura [Madrid, 1945] se queja con sorna de que muchos actores españoles deberían hacer promoción de sus película. “Es más”, propone, “a lo mejor me pongo yo a dar clases de promoción por un módico precio”. Risas del grupo. Terminada la broma, la profesora Maura comienza a dar ejemplo de lo mucho que sabe. Está en el Festival de Málaga para presentar El futuro ya no es lo que era, una película del director Pedro Barbero que coprotagoniza junto al cómico Dani Rovira.

¿Le gusta hacer promoción de sus películas?

Me gusta más rodar. Yo cambio un día de promoción por una semana de rodaje. ¡Por la energía que se gasta! Cuando estoy de promoción... al final del día me encuentro un poco tonta. Se dicen muchas tonterías. Pero da igual, luego no leo nada. Y no estoy en ninguna red social ni nada. No me voy a buscar problemas, seguro que me cabrearía.

Su personaje decide escribir unas memorias. ¿Se lo ha planteado?

No. Una vez me hicieron un librito y hubo mucha gente que se enfadó. Tengo una vida... como para escribir un libro, pero no me apetece. He tenido una vida muy complicada.

Dejando lo personal, ¿qué nombres del cine encontraríamos en ese libro?

Los de todos los directores que me han ayudado. Empezamos por Almodóvar. Lo conocí cuando no era nadie y era pobre, y estuve diez años trabajando con él. Con él salí al extranjero. Y luego me lo he currado. Me ha costado veinte años convencer a los franceses. Al que más le debo es a mi ángel de la guarda, que me ha protegido muchísimo, y me hizo decidirme por ser actriz.

¿Qué habría sido si no hubiera sido actriz?

Ama de casa. Bueno, tenía una galería de arte... pero sin demasiada vocación. Cuando yo era joven la vida era completamente distinta. Ahora ser actor es guay. Antes, los padres pensaban que la niña “se les iba a hacer puta”.

¿Y qué le motiva para hacer una película más, un papel más?

El director. Me dan siempre personajes con mucha vitalidad, nunca me dan una mujer mortecina. Hay que tener en cuenta que vas a tener que obedecer durante dos meses a una persona que no conoces de nada. Tiene que generarme curiosidad, a veces he trabajado con gente que no había hecho nada. Dentro de un mes voy a hacer un corto con un novato, tanto que no ha hecho nada, es su primer corto. Pero ha escrito un guión maravilloso y le he dicho que sí.

Trabaja mucho con actores jóvenes. ¿Qué tienen de bueno y qué les falla?

Están muy bien preparados. Saben cantar, saben bailar... esas cosas que antes nos preocupaban menos. A veces me parece que están un poco empachados de cursos, les hacen creer que esto es un trabajo muy difícil. Y esto, si se te da bien, está “chupao”, porque se parece mucho a jugar. Y luego me gustaría que se tomaran más en serio la promoción. Algunos no se la toman en serio.

¿Y los políticos jóvenes? ¿Qué le parece el nuevo panorama electoral?

Es un ascazo. La manía que le estamos tomando a todos los políticos... se la están ganando a pulso. Ya no hay un político que caiga bien. Ninguno. Hay tanta gente sentada en las gradas... ¡y no consiguen arreglarlo! ¡Menuda empresa, lo mal que funciona! Yo creo que deberían cambiar el casting. Cambiar a los principales y poner chicas, creo que esa sería la solución. Las cabezas de cartel se han gastado.