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El desaguisado de los Globos de Oro sabotea a los favoritos

Iñárritu y Leonardo, los triunfadores de la noche

Mónica Zas Marcos

Si de algo se puede vanagloriar el palmarés de los Globos de Oro es de haber roto con las expectativas de los favoritos. En esta 73 edición hubo mucho homenaje pop a personajes que parecían más un mero cliché propagandístico que grandes contendientes de la gala. Lady Gaga, Sylvester Stallone o el ego de Iñárritu han encabezado las crónicas en esta mañana de lunes, provocando el caos entre las preferencias de los periodistas extranjeros, ya fuesen lícitas o fruto de los sobornos. ¿Justicia con los marginados? ¿Morbo para alimentar titulares? Aunque es sabido que los premios de la Prensa Extranjera no enarbolan la praxis más legítima, a veces llueve a gusto de unos cuantos.

“¡Qué año más increíble para las mujeres en el cine! Las categorías femeninas rebosan de un talento increíble, disciplina e integridad!”, Kate Winslet estrenaba así el atril ganador con una mención especial a sus compañeras de profesión. Como señaló la Mejor actriz secundaria por Steve Jobs, ha sido un año de lucha para acabar con la falocracia y comenzar una nueva era de igualdad en la industria americana. Su homólogo masculino rompió también con otro de los males que adolece a las alfombras rojas, el de la edad. Las dotes interpretativas de Sylvester Stallone en Creed no merecían prevalecer sobre otras como las de Paul Dano o Idris Elba, pero, ¡qué demonios! Esto es Hollywood y ver a Rocky Balboa reencontrarse con su versión veterana siempre será un digno espectáculo.

La gala avanzaba y Ricky Gervais ya había decapitado varias cabezas en el teatro de Beverly Hills. Mientras rodaban las de Mel Gibson y Ben Affleck, incluso al despiadado presentador le faltaron palabras ante el siguiente despropósito. Lady Gaga se abría hueco a codazos -que se lo digan a Leo DiCaprio- para subir al escenario a recoger su premio como Mejor actriz de miniserie por American Horror Story: Hotel. Un golpe de realidad para los que ignoraban a esas alturas de la noche lo mucho que Hollywood mima a sus vástagos. Si la extravagante musa del pop es un producto estrella de la industria, viste filetes de ternera en las alfombras y no teme a ningún género, se le agradece con un Globo de Oro.

En un plano menos inverosímil, pero de la misma forma sorprendente, se sucedieron las categorías a Mejor Actriz de Drama y de Comedia. Una brillante Brie Larson desbancaba a la pareja lésbica con más garra del palmarés y dejaba a Carol huérfana de posibilidades. Lo que parecía quedar como un anecdótico golpe de suerte, puede convertirse en un boleto ganador en los Oscar para la protagonista doliente de Room. Cuando todavía nos recuperábamos del estupor, llegaba el segundo campanazo de la mano de Jennifer Lawrence. La obsesión de David O. Russell por su heroína se convierte, en las entregas de premios, en una total predilección por la protagonista de Joy. Y aunque Lawrence es mordaz y magnífica, muchos no toleran que el gremio periodístico ignorase al huracán Amy Schumer.

Pero el tiempo ha demostrado que las redes son benevolentes y saben olvidar. En cierto momento de la ceremonia, el público perdonó incluso que Rose acaparase la tabla del Titanic firmando un destino fatídico para Jack. Mientras se viralizaba la imagen enternecedora del abrazo entre Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, este segundo subía de nuevo al atril de los Globos tras El lobo de Wall Street. Su interpretación en The Revenant, orquestada por el mexicano Alejandro G. Iñárritu, calentaba motores para lo que sería un cierre de gala triunfal. Minutos antes, el artífice de la cinta se catapultaba como uno de los pocos afortunados en lograr dos estatuillas consecutivas a Mejor Director. La continua presencia en el escenario del equipo de Iñárritu auguraba lo peor para la cinta de Todd Haynes que, pese a liderar las nominaciones, condenó a Carol al total ostracismo. El renacido daba así un golpe maestro al que solo sucedieron los créditos finales.

Pero antes de la sintonía de clausura, antes de que Ricky Gervais desapareciese entre bambalinas, la Asociación de la Prensa saldó algunas cuentas pendientes. Cuando todavía sonaba la canción evocadora del bisoño Sam Smith en Spectre, un veterano de las partituras recogía un premio que estaba escrito desde el comienzo de la gala. Ennio Morricone sumaba así un laurel más a su inseparable estilo western, ahora por Los Odiosos Ocho de Tarantino. ¿Queréis más sorpresas? Inside Out se alzó con el globo a Mejor Animación. Un sinfín de emociones que se coronaba con Marte como Mejor Comedia y Mejor Actor del mismo género para Matt Damon. Ridley Scott había venido a resarcirse por Prometheus y Éxodo, y no pensaba irse con las manos vacías. Además de recuperar ese humor ácido que echábamos de menos entre tanta ostentación, Scott ha orquestado la mayor reproducción del planeta rojo en la historia del séptimo arte. Quizá Marte no encaje en la categoría cómica pero, desde luego, sí en la de buen cine.

El regusto final a las cinco de la mañana era que en Beverly Hills intentaron subsanar el tedio de la gala, y del desaparecido toque punzante de Gervais, con un palmarés inverosímil que no deja fotos para la historia. Veremos si la próxima cita en el Dolby Theatre de los Angeles reconcilia a los amantes del séptimo arte con la industria de la magia y el espectáculo -muchas veces exagerado-.

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