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Las escritoras de lo fantástico pasan de “intrusas” a mandar en el género

Literatura de ciencia ficción liderada por mujeres

Laura García Higueras

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“Nos sentíamos unas intrusas. Nos asaltaba el síndrome de la impostora y nos costaba confiar en nuestro trabajo”. Cristina Jurado (1972) recuerda así el inicio de su carrera, en el que “muy poca gente” la tomaba “en serio”. Por supuesto, no pensaba que conseguiría “algo” si continuaba escribiendo ciencia ficción y fantasía. Alcanzado 2022, cuenta con ocho premios Ignotus, el equivalente español a los Hugo estadounidenses, los galardones más importantes de este género junto al Nébula y el Locus.

La experiencia de Caryanna Reuven (1978) fue parecida. Empezó a escribir cuando todavía iba al instituto y mientras estudiaba Bioquímica. Tras varios años de bloqueo retomó la actividad en 2013 en un contexto donde apenas había espacio para autoras noveles. “Siendo mujer, veía que lo iba a tener muy complicado”, reconoce a este periódico. Su solución, porque se lo pudo “permitir”, fue comenzar a autoeditar sus propias obras. Actualmente ha publicado ya cinco novelas y sus relatos han aparecido en diversas antologías y revistas.

Blanca Rodríguez (Bandarrita) quedó prendada de este universo cuando con 10 años imitó a sus primos mayores leyendo a J.R.R. Tolkien. Una vez devoró El Hobbit y El señor de los anillos, ya no hubo vuelta atrás. La traductora y escritora se convirtió en 2020 en la primera mujer en presidir Pórtico, la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror. Un cargo que lleva con “orgullo”, aunque señala a este medio que también conlleva “cierta presión”. “En todas partes está el señoro de turno esperando a que una señora lo haga mal para poder decir que no sabemos hacer las cosas”, critica. Nada más lejos de la realidad, ya que el organismo continúa en plena forma y esta semana está celebrando su actividad estrella, la Hispacón. Un evento itinerante que inició su andadura en 1969 y que estará en Ferrol hasta este domingo.

Su nutrida programación incluye charlas, mesas redondas, proyecciones, grabación de podcast en directo y diversos talleres, además de la entrega del citado premio Ignotus. Al consultar su lista de participantes, queda patente que este festival gratuito apuesta por la paridad. Y que aciertan al hacerlo porque las obras de las autoras interesan y están siendo cada vez más valoradas, como así muestra la lista de ganadoras del citado galardón en los últimos años. El sistema de votación cambió en 2013 para que cualquier persona pudiera votar sin tener que pertenecer necesariamente a la asociación. “El perfil de obras que salen finalistas cambió desde entonces”, expone Reuven, que celebra que se permitiera la entrada de “editoriales independientes, que hubiera mujeres finalistas y personas no binarias, abriendo puertas a que obras más arriesgadas hayan sido las vencedoras”.

Precisamente la irrupción de editoriales independientes hace una década fue clave en la mejora de la situación de las escritoras de fantasía y ciencia ficción en España. “Previamente solo había grupos grandes que apostaban por autores internacionales consagrados y apenas había hueco para firmas noveles, mucho menos si eran mujeres”, lamenta. “Estas arriesgaron y publicaron títulos que no habrían visto la luz de otra forma”, añade. “Fue un boom que abrió paso a otras voces”, describe Rodríguez. Para Sofía Barker y Maielis González, artífices del podcast Las escritoras de Urras, el movimiento #LeoAutorasOct que se viralizó en 2016 fue sustancial. Lo que nació como un reto de un grupo de amigas que consistía en leer únicamente obras de autoras en el mes de octubre, se extendió rápidamente como una iniciativa que se mantiene vigente y que ha llegado hasta Latinoamérica.

“Fue catártico. Entre todas nos motivamos para hacer un esfuerzo por el que buscar y leer a más autoras –reconocen–. Las redes han sido un factor importante para facilitar encontrar a personas afines a tus intereses. La explosión de Twitter sobre todo permitió que hubiera un diálogo público”.

Este impulso las animaría en 2020 a sacar adelante su propio proyecto, que nació de “la necesidad de crear un espacio en el que hubiera relatos cortos escritos por mujeres”. La lectura la acompañan de un análisis en torno a los textos. Actualmente han lanzado la campaña de crowdfunding para financiar su cuarta edición, con la que seguir difundiendo las creaciones de más compañeras. Ambas advierten igualmente de la importancia del reconocimiento que están recibiendo las firmas femeninas y no binarias en los premios. “Demuestra que cuando la gente accede a su literatura se genera interés”, reivindica Barker. Tendencia en la que España sigue la estela del mercado anglosajón.

Los Ignotus lo corroboran. Mientras que hasta 2015 hubo una mayoría aplastante de hombres condecorados, desde entonces existe una mayor presencia de mujeres en todas las categorías, con incluso mayor porcentaje de autoras, como es el caso de la selección del Mejor libro de ensayo, que en las cuatro ediciones más recientes ha condecorado a Elisa McCausland, Ursula K. Le Guin, y a la obra conjunta de Cristina Jurado y Lola Robles. Los de 2022, entregados este sábado, confirman la tendencia con sus reconocimientos a Marina Tena Tena, Layla Martínez, Andrea Penalva, María Matos, Tamsyn Muyr, Sarah Gailey y las aquí entrevistadas, artífices del podcast Las escritoras de Urras, Maielis González y Sofía Barker.

“Esos años veinte que iniciamos van a ser muy felices para el público lector que guste de este tipo de ficciones y que se interese por la presencia de escritoras”, apunta Robles (1963) a este diario, que anota que si bien en España el aumento ha sido “notable”, “en América Latina están surgiendo creadoras muy poderosas a las que merece mucho la pena tener en cuenta”. La autora es otra veterana dentro de este campo y señala que hoy en día “hay más ciencia ficción escrita con perspectiva feminista y/o de género, a pesar de las reticencias, que las hay, de un sector más conservador de los lectores”. Para ayudar a difundir el trabajo de compañeras, imparte mensualmente el Taller Fantástikas. Un espacio en el que leen y debaten narraciones de autoras españolas, latinoamericanas y de otros países. “Actualmente hay mucho interés por los talleres de escritura creativa, pero son igual de importantes los de lectura. Aprender a debatir es fundamental”, sostiene.

Crear universos nuevos, mejores y diversos

La propia naturaleza de estos géneros permiten crear universos nuevos y, por qué no, mejores e igualitarios. Robles recuerda una cita de Pamela Sargent que lo explica: “Solo la ciencia ficción y la literatura fantástica pueden mostrarnos a las mujeres en ambientes totalmente nuevos o extraños. Pueden aventurar lo que podemos llegar a ser cuando las restricciones presentes que pesan sobre nuestras vidas se desvanezcan”. “Si te vas a inventar un mundo futurista, ¿por qué quedarte con lo que tienes ahora? ¿Por qué no soñar con uno mejor?”, cuestiona Reuven, consciente de las ampollas que todavía sigue levantando en determinados sectores que esto ocurra. La escritora pone el ejemplo de las críticas hacia El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder: “Hay quienes prefieren quedarse estancados en un tipo de fantasía ambientada en el medievo con dragones y magos. Aceptan todo menos mujeres y personas racializadas en posiciones de liderazgo”.

Rodríguez señala igualmente la parte negativa de esta corriente y señala a L. Ron Hubbard como “el peor ejemplo”. “Escribía ciencia ficción, se inventó una religión [la cienciología] y le creyeron”, recuerda. Algo que evidencia el potencial de la literatura para calar dentro de la sociedad y sus posibilidades para mejorarla. Del mismo modo elogia cómo se está “subvirtiendo el rol de que las historias tienen que ser medievales y de señores”: “¿Si has puesto dragones, por qué no puede haber guerreras?”.

Jurado, que también contribuye a la difusión del trabajo de compañeras a través de la revista SuperSonic, argumenta que “una de las mayores contradicciones de estos géneros, que prometen una apertura de miras sin límites porque todo es posible, es precisamente que hayan sido tradicionalmente espacios ocupados por autores varones”. Tampoco le sorprende, dado que “toda la esfera pública, hasta hace no mucho, estaba acaparada a nivel político, económico, social y cultural por hombres”. Por ello la incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido fundamental para “propiciar un cambio en esta literatura que ya no es un terreno vedado”.

Para la escritora, figuras como Joanna Russ, Pamela Sargent, Octavia Butler, Marge Piercy, Ursula K. Le Guin y Lois McMaster Bujold; además de las españolas Lola Robles, Teresa López-Pellisa, Cristina Macía, Pilar Pedraza, Elia Barceló y Cristina Fernández de Cubas “nos han abierto la puerta a la necesaria evolución de esta literatura”.

Barker, por su parte, analiza el presente bajo una premisa ideológica: “Uno de los problemas que tiene el capitalismo es que nos cuesta mucho imaginar otras alternativas”. La cocreadora del podcast Las escritoras de Urras sostiene que “las distopías clásicas son pobres porque son muy individualistas”. “A las que se enfrentan nuestras autoras suelen pasar más por una lucha colectiva”, opone. “Las personas que se plantean cómo podría ser una sociedad diferente son las oprimidas”, aporta como explicación. “Leer a personas racializadas y pertenecientes al colectivo LGBT te ayuda a cuestionarte realidades que das por sentadas”, incide.

Una mirada optimista hacia el futuro

En líneas generales, todas las entrevistadas se muestran optimistas respecto al futuro, aunque advierten de que aún queda camino por recorrer. Reuven propone que un nuevo paso debería llegar a través de la formación escolar. “Igual que hay iniciativas para visibilizar a mujeres científicas, podría ocurrir lo mismo con las escritoras”, sugiere. Aunque considera que el principal avance pasa por “acabar con el heteropatriarcado”, Barker reivindica por encima de todo que hace falta “editar y traducir a aún más autoras”. También se muestra “optimista”. “Pese a que los cambios sociales a este nivel van despacio, en la literatura fantástica hemos avanzado muy rápido en cinco años”, añade. “La forma en la que estamos construyendo las cosas va a permitir que se mantengan en el tiempo y no desaparezcan. No vamos a perder derechos, espacio ni voces”, añade.

Rodríguez apoya esa postura y valora el talento de las escritoras que empiezan ahora sus carreras. “Viene una generación por debajo de los 30 con gente supercurrante, válida e interesante. Con propuestas muy innovadoras”. Y precisa: “No son el futuro, son el presente”.

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