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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

Más allá de Emilia Pardo Bazán y Mary Shelley: la “legión” de escritoras de ciencia ficción olvidadas en los planes de estudios

Ilustración de portada de 'Fantastic Short Stories by Women Authors form Spain and Latin America'

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En ‘Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina’ (1879), la primera novela de Emilia Pardo Bazán, la escritora gallega hablaba de las prácticas de alquimia de un profesor universitario de Santiago de Compostela para convertir el carbón en diamantes. Es uno de los muchos componentes fantásticos que incluyó en sus escritos y que la convirtieron en una autora extraordinaria más allá de las corrientes naturalistas y realistas de la época. Ella es conocida, está en todos los libros de texto sobre literatura, pero no fue la única que lo hizo. Fueron muchas las escritoras que, desde la Edad Media, pero sobre todo desde finales del siglo XIX y principios del XX con la primera oleada feminista, se embarcaron en el relato de lo fantástico, de lo futuro, de mundos imaginarios donde aprovechaban para denunciar la desigualdad, el patriarcado, la ablación o la violencia machista.

Todas ellas aparecen en las antologías y libros recopilatorios que Teresa López Pellisa, ayudante doctor del Departamento de Filología Española, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá (UAH), junto con otros expertos y expertas, han recopilado en obras como 'Poshumanas y Distópicas. Antología de escritoras españolas de ciencia ficción' de los siglos XIX y XX; ‘Insólitas. Narradoras de lo fantástico en Latinoamérica y España' y 'Fantastic Short Stories by Women Authors fromm Spain and Latin America', esta última en edición bilingüe. Forman parte del trabajo investigador en ciencia ficción y estudios del futuro que lleva a cabo esta profesora, con la que hablamos de escritoras casi desconocidas en España.

En 'Fantastic Short Stories’, elaborada en tándem con Patricia García -también de la Universidad de Alcalá- ambas realizan una antología bilingüe crítica, comentada y didáctica donde se analizan los cuentos, ya que su objetivo es trabajar con los alumnos extranjeros que estudian Filología Hispánica en Inglaterra y Estados Unidos. Además, esos relatos nunca se habían traducido al inglés. En este libro, por ejemplo, hay un cuento de Pardo Bazán llamado ‘El vampiro’ donde cuenta la historia de una adolescente obligada a un matrimonio de conveniencia con un hombre muy mayor. Al cabo de los meses vemos cómo él cada vez es más joven y ella va envejeciendo, “como si fuera una cárcel donde esa persona le chupa la vida”.

Las recopilaciones de relatos

La antología ‘Poshumanas y Distópicas’ la realizó junto con la escritora Lola Robles, pionera en recuperar el trabajo de las autoras de género fantástico y de ciencia ficción que no suelen aparecer en la historia de la literatura ni en los planes de estudios de las enseñanzas regladas de colegios, institutos y universidades. También colabora en la obra la escritora y poeta Sofía Rey y en sus páginas demuestran que desde Pardo Bazán, cuyos relatos de este género se recopilan en ‘Cuentos fantásticos de Emilia Pardo Bazán’ (edición de Ana Abello y Raquel de la Varga publicada por Eolas), han sido “legión” las escritoras de fantasía.

“Nos han vendido que la literatura española es preeminentemente realista y naturalista y no es así”, afirma Teresa López. Así lo han constatado en el Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF) de la Universidad Autónoma de Barcelona, dirigido por David Roas, donde también han profundizado en esta cuestión. Las incursiones en los mundos imaginarios quedaron demostradas con Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y después con la Generación del 27 y las vanguardias, pero no así con las autoras que también contribuyeron a hacer este género tan importante como revolucionario.

Cuando se pusieron a investigar en el enorme compendio de escritoras olvidadas, lo que encontraron fue “fabuloso”. “Nos costó cuatro años conseguir a alguien que quisiera publicar ‘Poshumanas y distópicas’ (lo hizo la editorial La Ballena y posteriormente se reeditó con Eolas). A los dos meses se agotó. Fue increíble. La lista es asombrosa. Un género que se inaugura con Mary Shelley y ‘Frankenstein’ cuenta después con una serie de escritoras que van desde el principio del siglo XX hasta la posguerra, el franquismo, los años 80 y las contemporáneas como Rosa Montero, Elia Barceló o Sara Mesa. Estas últimas sí aparecen en algunos textos pero las anteriores no, ni en la historia de la literatura ni en la historia de la ciencia ficción”, cuenta Teresa López.

La investigadora selecciona algunos ejemplos, como Ángeles Vicente, una escritora de los años 20 que alumbró la que se considera la primera novela lésbica española: ‘Zezé’. Y también María Lafitte, condesa de Campo Alange, una sevillana feminista, al igual que sus contemporáneas, “todas activistas desde el feminismo religioso y republicano de la época, que defendían los derechos de las mujeres, reflejados en muchas de sus narrativas”. Fue el caso también de Halma Angélico (seudónimo de María Francisca Clar Margarit), una autora “fascinante” nacida en Baleares que vivió en Madrid, narradora de cuentos y también dramaturga, y que llegó a estrenar una de sus obras de teatro en plena Guerra Civil en la capital de España. Aparte, escribió un cuento de ciencia ficción en el que relata un futuro donde la crianza y la educación son algo colectivo dependiente del Estado. “Precisamente el objetivo era denunciar la situación de madres solteras repudiadas por sus familias. La metieron en la cárcel, lo pasó muy mal y al salir nunca más volvió a escribir y se le pierde la pista”.

Un ejemplo más actual es el de la poeta Rosa Fabregat, doctora en Farmacia y a la que pudieron conocer en la presentación de ‘Poshumanas y distópicas’. Fue la primera presidenta de la Asociación Catalana de Ciencia Ficción, y entre su producción literaria hay un texto bajo el título ‘Embrión humano ultracongelado N-F77’, de 1985, donde no solo habla de la clonación, sino de la inseminación artificial y de la reproducción asistida, justo cuando en España se gestó la primera niña probeta.

La otra antología, ‘Insólitas’, la realizó Teresa López Pellisa junto a Ricard Ruiz. El objetivo fue recuperar escritoras actuales de España y Latinoamérica, y establecer un diálogo transatlántico entre generaciones, mezclando el género fantástico con la ciencia ficción y el terror. En esta obra hay, por tanto, una gran diversidad: autoras que se conocen más como las argentinas, por su mercado editorial más potente y porque publican en España, como Mariana Enríquez o Samanta Schweblin; y otras que necesitan visibilidad. Por ejemplo, a nuestro país nunca llegaron cuentos fabulosos como ‘Yo, Cocodrilo’ de Jacinta Escudos, escritora de El Salvador. Es un relato fantástico-feminista donde la protagonista es una niña que no quiere someterse a la ablación del clítoris y acaba transformándose en un cocodrilo y arrasando con su aldea. Esta escritora acaba de publicar en España por primera vez, con su libro de cuentos ‘El diablo sabe mi nombre' (Editorial Consonni) y en ella realiza una crítica a las mujeres que reproducen la violencia del patriarcado, asumiéndola como algo normal.

Más ejemplos encontramos en la argentina Angélica Gorodischer, escritora de cuentos extraños y sobrenaturales, y sobre todo en la mexicana Amparo Dávila, fallecida el pasado mes de abril. Uno de sus relatos más asombrosos es ‘El huésped’, donde habla de la violencia de género: un monstruo que su marido lleva a casa como su ‘alter ego’ y con el que viven aterrorizadas tanto la protagonista como su hija y su criada. Todas se unen para derrotarlo “en un acto de sororidad y empoderamiento para luchar contra esa bestia”. “El mensaje es que siempre hay una salida. Es algo fascinante en un cuento de los años 50, que ya está denunciando la violencia de género en México”, comenta la investigadora

“¿Cómo no vamos a tener nuestra impronta en la literatura y en la historia?”

“Ha sido una labor increíble recuperar el trabajo de estas autoras, críticas literarias, editoras y periodistas, gracias a filólogas y traductoras que han trabajado en ello. Hasta ahora hemos estado reproduciendo el contenido que llegaba hasta nosotras y ahora es el momento de que ya no sea así, ahora hay una historia literaria alternativa. Pero sigue sin entrar en los planes de estudio como debería. Ahí está el problema de por qué no las conocemos. Y deberíamos preguntarnos por qué. Si las mujeres siempre hemos estado en la humanidad, ¿cómo no vamos a tener nuestra impronta en la literatura, en el arte, en la historia, en el cine, y más intensamente, desde la primera oleada de feminismos de principios del siglo XX?”, se pregunta.

Tampoco es casual que estas autoras se embarcaran en relatos distópicos donde proyectan un futuro posible de igualdad entre hombres y mujeres, como alternativa al mundo en el que vivimos. Es lo que hace la ciencia ficción, remarca la investigadora, plasmar “que otro mundo es posible”. “La utopía no es algo irrealizable, es algo posible y se han conseguido muchas luchas. Siempre hubo antes novelas y mundos de autoras que los imaginaban y los proyectaban. Esa es la fuerza política que tiene que ver con la literatura no realista”.

De hecho, toda esa época de cambio de siglo coincide con el fin de la modernidad, cuando aparecen las vanguardias históricas y cuando se rompe la idea de la representación realista. Surge el anarquismo, el comunismo, los movimientos políticos revolucionarios, el surrealismo o el cubismo, mecanismos para “distorsionar la realidad”, para “verla desde otros ángulos de visión”. “Ellas estaban ahí, las autoras del género fantástico, participando en todos los movimientos vanguardistas, y ahora no aparecen en ninguna parte de los libros de texto”.

Por todo ello, propone fusionar esos mundos para que dispongamos de manuales de historia y literatura completos donde cualquiera pueda encontrar esos elementos, porque si no, “la historia la reproducimos igual una y otra vez, sobre todo frente al negacionismo de la violencia de género y de la lucha feminista”. Reconoce Teresa López los avances en planes de estudio, debido a que los docentes están cada vez más sensibilizados con estas cuestiones. Ella misma dice haberlo notado en las clases de Magisterio que imparte, en la concienciación de su alumnado con el feminismo y el conocimiento de muchas autoras. “Por eso hay que visibilizar y reeditar a estas escritoras y por eso el trabajo de estas antologías: poner en la mesa del público y de los docentes estas historias. Si no lo hacemos es como si no hubieran existido nunca”.

Actualmente, esta investigadora sigue buscando y recopilando. No solamente porque contribuye a su especialización en el feminismo, en los estudios del futuro y en la ciencia ficción, sino porque “no deja de ser una crítica de nuestro presente”. Quiere romper con el estereotipo de que la literatura fantástica es “para evadirse”, cuando “no deja de representar lo que proyectamos, una previsión y ensayo de diferentes escenarios, una crítica al sistema”. “Las narrativas utópicas y del futuro, del poshumanismo, las utilizan muchos filósofos actuales para sus teorías políticas y sociales. Ahí hay claves para buscar alternativas y posibilidades”. 

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