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La historiadora Pilar Sánchez Vicente da vida a una supuesta hija de Jovellanos

La historiadora Pilar Sánchez Vicente da vida a una supuesta hija de Jovellanos
Gijón —

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Gijón, abr (EFE).- A Gaspar Melchor de Jovellanos no se le conocieron amoríos ni descendencia, pero la historiadora y escritora asturiana Pilar Sánchez Vicente (Gijón, 1961) ha elaborado el personaje de una hija secreta del ilustrado en su última novela “La hija de las mareas”, que Rocaeditorial tiene previsto sacar a la venta en octubre próximo.

En la ficción de Sánchez Vicente, Andrea Carbayo de Jovellanos, conocida como “la gabacha”, es el fruto de la relación de Gloria Carbayo, “la encantadora”, y Jovellanos, y se convierte en una mujer feminista y revolucionaria, perseguida por la Inquisición.

Las memorias de este personaje, desde su infancia en Oviedo hasta su peregrinar por el mundo huyendo del inquisidor, son el punto central de la novela, en la que la verdad histórica queda subordinada a las necesidades literarias de un relato que reivindica la igualdad de género.

El lado menos conocido de Jovellanos, su vida amorosa, si es que la tuvo, es casi un enigma que inspiró la posibilidad de “hacerle una hija”, que “por supuesto tenía que ser una mujer avanzada a su tiempo, una luchadora por los derechos de las mujeres”, ha explicado Sánchez Vicente a Efe.

La escritora ha situado al personaje en distintas ciudades europeas: en Oxford, donde asiste a la presentación de descubrimientos para la medicina actual, y en Paris, donde participa en la revolución a la vez que trabaja en una imprenta, oficio que también ejerce en Gijón, a su regreso a España.

Es precisamente su estancia en Francia el motivo por el cual se le da el sobrenombre de “la gabacha” y a su vuelta del exilio, cuando conoce a su padre, con quien da largos paseos por la playa, funda una escuela para niñas desfavorecidas y un periódico que se convirtió en una trinchera durante la Guerra de la Independencia.

El personaje tiene muchas aristas, “fue una precursora en muchos aspectos, que como otras tantas mujeres en toda época y lugar fue borrada de la historia”, aunque el hallazgo del manuscrito de sus memorias la vuelve a su sitio 210 años después de la muerte de su padre.

Sánchez Vicente ha dicho que no es una novela histórica al uso, sino “una historia con forma de novela”, que puede interpretarse como “una posibilidad” que pudo haber sido realidad o no, pero que en cualquier caso “debe servir para reflexionar”.

A punto de agotar la primera edición de su última novela publicada, “La muerte es mía” (Rocaeditorial), la autora presentará en la próxima Semana Negra de Gijón, otro de sus últimos trabajos “Sangre en la cuenca” que, presume, “será muy polémica” porque aborda algunos aspectos controvertidos de la sociedad en los pueblos mineros de Asturias.

Al verse involucrada en el caso Marea, una trama de corrupción del Gobierno asturiano, por haberle sido falsificada su firma, Sánchez Vicente “necesitaba un respiro, una tregua” de la realidad y de la historia y por ello decidió involucrarse en el género negro con “La muerte es mía”.

“Acabé metida en el caso Marea porque falsificaron mi firma, además me afectó el suicidio de una conocida y de otros tres allegados a los que les diagnosticaron cáncer, y en aquellos tiempos iba al tanatorio dos o tres veces al mes, y me llamó la atención el funcionamiento perfecto de aquel engranaje tan pulcro y diáfano”, ha explicado.

Con más de una docena de libros publicados, ha sido “Mujeres errantes” la obra con la que consiguió su primer gran éxito editorial y que permanece como un libro de fondo de estantería “porque siempre hay alguien que lo pide”.

Por Juan González

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