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'El señor de Bobastro', la historia del hombre que desafió al poder del emirato de Córdoba

La imagen de Omar ibn Hafsún en la portada del libro de Bernabé Mohedano

elDiarioes Cultura

El año pasado se cumplieron 1.100 años de la muerte de Omar ibn Hafsun, una figura esencial de nuestra historia de la que, sin embargo, se sabe más bien poco. Son escasos los estudios sobre su influencia y también son pocas obras de ficción histórica sobre su legado.

Y sin embargo, fue una figura capital de la historia de al-Ándalus e Hispania. Un militar que desafió durante cuarenta años el dominio del emirato de los omeyas desde la ciudad de Bobastro, en la actual provincia de Málaga. Desde allí llegó a dominar la mayor parte de la costa desde Algeciras hasta Murcia y buena parte del interior.

Ahora, Bernabé Mohedano (Madrid, 1979) rescata su historia en su primera y extensamente documentada novela El señor de Bobastro. Un libro que ha tardado cinco años en escribir, debido a las las escasas fuentes documentales sobre el personaje y su entorno, pero que hoy constituye la mayor y más seria aproximación a este personaje en nuestro panorama literario.

Un rebelde contra el poder de los omeyas

El emirato de Córdoba regido por el linaje árabe de los omeyas fue durante casi dos siglos el poder independiente más importante del Occidente musulmán. Y no fueron pocos quienes le plantaron cara, pero quizás nadie estuvo tan cerca de vencerles como Omar ibn Hafsún, que llegó a sitiar en Córdoba al Emir Abd Alláh y perdió una batalla por desventaja numérica que, de haber ganado, habría acabado con el Emirato Omeya y su dominio en España.

El señor de Bobastro aspira a reflejar la ajetreada vida de Omar Ibn Hafsún, un rebelde hispano de la segunda mitad del siglo IX y principios del X, que amenazó seriamente el emirato omeya”, cuenta el autor, Bernabé Mohedano. “Mi ambición ha sido que la novela resulte históricamente verosímil”, para lo que ha empleado tanto nuestro calendario, unidades de medida y moneda de la época, así como topónimos de la época “inclinándome por la condición de hispano o árabe para nombrarlos según el protagonista que lo hiciera”.

“La inmensa mayoría de los personajes existieron”, explica, “y en diversas ocasiones se trascriben citas textuales aportadas por historiadores relativamente contemporáneos en narraciones, diálogos o arengas”.

Un trabajo que destaca por su exhaustiva documentación y precisa escritura que, sin embargo, no está narrada por Omar sino por su lugarteniente Hafs al-Marra -Alfonso en su nombre hispano-. Una distancia necesaria para dibujar luces y sombras de un personaje complejo.

El señor de Bobastro recorre el final de la Alta Edad Media desde mediados del siglo IX hasta el primer tercio del X. Una época escasamente transitada por la literatura histórica actual, pero de gran peso en nuestra actual entendimiento del territorio peninsular.

Un viaje que conduce de los martirios cordobeses llevados a cabo por Abderramán II, al poder de los cuatro Emires y la llegada del califa Abderramán III cuyos primeros años en el trono se describe en detalle. Sin olvidar la Reconquista y los movimientos de los distintos reinos peninsulares que condicionaron la vida de Omar y su lugarteniente.

Todo, sin que el proceso de ambientación y documentación lastre el contenido puramente literario, que compone una narración de aventura clásica llena de giros, batallas, traiciones y amor.

Escribo obligado por mi conciencia a reconocer la fortuna de haber compartido el tiempo, el espacio y el corazón con un personaje diferente. Un embajador del cielo y del infierno, convencido de que las estrellas cantaban su gloria futura. Un soñador indomable, de amplias miras y tenacidad obsesiva, que escribía con su propia tinta las reglas que le regían sin reconocer autoridad divina o humana. Un tahúr egoísta, deplorable en ocasiones, dispuesto a sacrificar a los demás para lograr su objetivo o efímero recreo.

Un líder de voluntades que hizo soñar a un pueblo perseguido, mancillado, exhausto, ávido por recuperar la libertad y el honor que apenas recordaba. Un hombre extraordinario, único si es que acaso tal posibilidad existe, pues consciente soy de cómo la vida se repite riéndose de nuestra ingenuidad al creernos singulares.

Escribo para presentaros a mi amigo Omar ibn Hafsún, hijo de Hafs ibn Omar, nieto de Omar ibn Yafar. Samuel el día de su muerte. Rey de Bobastro. El que zarandeó la casa omeya señoreando el mediodía andalusí y el mar que baña sus costas.

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