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reportaje Día de las Librerías

Entre la incertidumbre y la esperanza puesta en la venta digital: así se celebra el Día de las Librerías el año de la pandemia

Un vendedor con mascarilla deambula en una pequeña librería

Francesc Miró

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La crisis del coronavirus ha golpeado en todo el tejido cultural de nuestro país, pero los distintos eslabones de la cadena del libro tenían un dato positivo al que aferrarse: leemos más que antes de la pandemia y lo hacemos durante más tiempo.

Así lo corroboraba el estudio realizado en mayo por los responsables del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros. En febrero de 2019, un 50% de la población mayor de 18 años decía leer diariamente, pero en mayo de 2020 lo hacía el 54%. Y además había aumentado significativamente el tiempo dedicado a leer: de los 47 minutos de media al día en una situación de normalidad, hemos saltado hasta los 71 minutos durante el año de la pandemia.

Pero que leamos más no significa necesariamente que compremos más libros. Las librerías sitúan en un 22,5% las pérdidas por la incidencia del coronavirus, según CEGAL. Han facturado 67 millones de euros menos que en el mismo período del año anterior, y el descenso se ha acentuado en los meses de julio, agosto y septiembre. 

Hoy el sector celebra el Día de las Librerías para incidir en “la importancia fundamental de las librerías en la cadena de comercialización del libro, así como su condición como espacios de encuentro con los lectores y de dinamización cultural”, según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros. 

Combatir la incertidumbre con cultura

“Creo que lo que más nos está afectando es la incertidumbre de no saber lo que viene”, explica Patricia Porto Paderne, librera y fundadora de la Libraría de Mulleres Lila de Lilith en Santiago de Compostela. “De septiembre hasta hoy hemos notado una bajada no solo de ventas, también de gente que viene a la librería”, explica. En verano aún podían hacer presentaciones de libros en una plaza cercana y cuentan con que el Concello les cederá espacios en bibliotecas, pero por ahora las actividades de la librería están paradas. “En Santiago las restricciones han ido cada vez a más y siempre con la amenaza de que va a ser peor. Han cerrado los bares, no hay movimiento en las calles y eso lo notamos entre los comerciantes cercanos. No hay movimiento”. 

“Nosotros hacíamos muchas presentaciones aquí antes de todo esto, y teníamos un club de lectura que por el momento estamos realizando online”, cuenta María Luisa, librera de la toledana Librería Taiga. “En verano decidimos trasladar las presentaciones al Castillo de San Servando porque el espacio de la librería no nos permitía hacer nada. Pero ahora con las nuevas limitaciones aquí en Toledo, ya no podemos hacer tampoco eso”. 

“Nosotras tenemos dos idiosincrasias: estamos especializadas en feminismos y nuestra librería está situada en el centro de Madrid”, explica Miren Elorduy, librera feminista en la madrileña Mujeres y Compañía. En su caso, por un lado han notado la fidelidad de su público pero, por el otro, dicen que pocos clientes se aventuran a acudir a la librería: “Después de años dedicado al turismo ahora el centro es literalmente un barrio fantasma”. Según Elorduy, “la mayoría de las librerías de barrio no podemos afrontar esta crisis si no es a través de las redes: no solo las sociales, sino de contactos y de proximidad. Sin estas redes no podríamos sostener los espacios, que para mí es el gran problema”. 

Esas redes de proximidad han sido esenciales para la librería valenciana Bangarang. “Nosotros abrimos en noviembre del año pasado así que prácticamente toda nuestra existencia ha sido en pandemia”, explica su librera Estela Sanchís. “A pesar de todo estamos bastante contentos: los meses de estar cerrados fueron duros pero la vuelta a la actividad ha sido increíble porque la gente se ha volcado en nosotros. Hemos notado mucho cariño y mucho esfuerzo por volver a llenar la librería. Nuestra gente nos ha salvado”.

La esperanza de la venta digital

Todas, de una forma u otra, han acelerado el proceso de digitalización de su catálogo debido a la pandemia: ante las restricciones sanitarias la afluencia a las librerías disminuye, así que la venta online es una vía esencial de entrada de ingresos. 

“Estamos haciendo una página web de venta online. Así tendremos otra herramienta de trabajo y si hay un nuevo confinamiento podremos hacer algo, porque el anterior no pudimos hacer absolutamente nada”, cuenta Patricia Porto. Añade además que el modus operandi de las compras ha cambiado en Libraria de Mulleres Lila de Lilith: “Mucha gente nos pide envíos por mail o por teléfono. O gente que llama para saber si tenemos tal o tal libro: ya no vienen a ver qué hay”. 

Además de páginas web propias con el catálogo actualizado en digital, muchas han depositado grandes esperanzas en iniciativas como Todostuslibros.com. Se trata de una plataforma que permitía localizar 1,2 millones de títulos en más de 700 comercios: buscabas un libro y te decía en qué librería de barrio lo podías adquirir. Pero ahora también ofrece la posibilidad de comprar directamente a las librerías. 

Se lanza oficialmente hoy, el Día de las Librerías, y cuenta actualmente con 170 locales adscritos y más de 29.000 usuarios registrados. “Desde la asociación de pequeñas y medianas librerías hemos puesto en marcha Todostuslibros.com con la intención de fomentar el comercio online que nos puede ayudar mucho: ya lo hizo durante el confinamiento”, opina Maria Luisa de la Librería Taiga de Toledo. 

“Es un auténtico salvavidas”, subraya Estela Sanchís. Según la librera valenciana “mantener una plataforma web es muy costoso para librerías pequeñas. Nosotros estamos en lista de espera para construir nuestra tienda online, porque todas las librerías se han volcado en hacerse la suya propia. Así que, mientras, si se da otro confinamiento en Valencia Todostuslibros y las redes sociales serán absolutamente esenciales”. 

En las redes y en su inventiva han confiado Mujeres y Compañía. Desde hace unos meses realizan una iniciativa que ha sido un balón de oxígeno para sus cuentas: preparan cajas sorpresa, con los que consideran los libros de la temporada. Una idea que también hacen en Barcelona librerías como La llama Store. “A través de las cajas queremos reforzar la venta online”, explica Miren Elorduy. “Somos una librería de recomendación y para nosotras es un eje fundamental. Así que en vista de que nuestras clientas son muy responsables y no salen de casa más que para lo imprescindible, con las cajas quisimos darles la posibilidad de acceder a nuestras recomendaciones”. Es una caja estacional y habrá otra en invierno, en primavera y verano: “vamos a seguir haciéndolas porque la de otoño ya la hemos agotado y hemos tenido que volver a preparar nuevas”. 

El otro monstruo a batir

Al coronavirus se le suman otros avatares que pueden decidir sobre la supervivencia de las librerías de proximidad. Tras el desplome de los meses de marzo y abril por el cierre forzoso, las librerías han ido recuperando el ritmo de trabajo. Pero el escenario en el que actúan ya no es el mismo que el prepandémico: ahora afrontan una transformación digital que está cambiando sus prioridades y las de los lectores y lectoras. 

Ocurre que este escenario ya está ocupado por alguien que ejerce una influencia gigantesca: plataformas como Amazon centran la mayoría de operaciones y compras online. “Proyectos como Todostuslibros.com son nuestra forma de intentar competir con las plataformas grandes”, sostiene Maria Luisa. 

“A plataformas como esta, de alguna manera, les queda despegar a nivel institucional”, opina Miren Elorduy. Para la librera de Mujeres y Compañía: “Todas las librerías pequeñas estamos intentando hacer frente común ante el monstruo. Pero aún estamos esperando una declaración institucional que diga: 'No compréis en Amazon, comprad en vuestras librerías'. Hacer tejido de barrio es lo que nos va a sostener a todas cuando esta crisis pase y tengamos que recomponer un montón de vidas y economías”.

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