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“Love Antosha”, una carta de amor póstuma del actor Anton Yelchin

Imagen cedida por TCM.

EFE

Madrid —

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Fue una estrella fugaz pero inspiradora. Desde que a los 11 años rodó su primera película hasta que la saga reflotada de “Star Trek” lo convirtió en una celebridad, el actor Anton Yelchin no desperdició ni un minuto de su vida, que concluyó de forma trágica, arrollado por su propio coche, con solo 27 años.

Así lo retrata el documental “Love Antosha”, que estrenará el próximo domingo el canal TCM, un homenaje póstumo al actor que adopta la forma de una carta de amor escrita por él mismo a sus padres, implicados a fondo en el proyecto, junto a su círculo de amigos íntimos y otras estrellas de Hollywood como Chris Pine, Jennifer Lawrence o Kristen Stewart que aportan sus testimonios.

Según su director, el debutante Garret Price, la película es una invitación a vivir la vida plenamente y a exprimir cada segundo, un mensaje que no queda empañado por la fatalidad del accidente que le robó la vida en el verano de 2016, cuando su coche rodó cuesta abajo y lo atrapó contra la valla de seguridad de su propia casa.

“La forma en que ocurrió es como una película de terror”, dice a Efe Price, “pero ésta no es una película sobre la muerte sino sobre la vida y cómo exprimirla al máximo, la gente que la ve se siente más inspirada que triste y ese es el mejor cumplido que puedo recibir”.

Price, montador profesional, no conoció personalmente a Yelchin. Fue el productor Drake Doremus -que dirigió a Yelchin en el filme independiente “Like Crazy” (2011)- quien se puso en contacto con él para ofrecerle el proyecto.

“Los padres de Anton estaban buscando un director y contactaron con Drake y él les convenció de lo importante que era contar con una mirada objetiva, él se sentía demasiado cercano a Anton y creía que era mejor alguien sin esa implicación personal para mostrar ambos lados de la historia, las luces y las sombras”, explica Price.

Para ello ha contado con abundante material de archivo. El pasatiempo favorito del Yelchin niño era improvisar escenas ante una cámara, escenas grabadas en vídeos caseros que forman parte del documental, junto a sus cartas, entradas de su diario y entrevistas que contribuyen a crear esa sensación de intimidad y de que es el actor quien cuenta su propia historia.

Kristen Stewart tenía 14 años cuando lo conoció en el rodaje de “Gente poco corriente”, le fascinó su curiosidad intelectual y se enamoró. “Me rompió el corazón”, confiesa a cámara y recuerda que años después, cuando a él lo abandonaron, la llamó para decirle que ya entendía por lo que ella había pasado y que lo sentía. “¿Quién hace eso?”, exclama la actriz.

La mayoría de sus conocidos coinciden en destacar su entusiasmo, su intensidad, que era un hervidero de ideas, que tenía algo puro y angelical que cautivaba, aunque no fuera ningún santo; que el arte y la vida para él se fundían en una sola cosa.

Yelchin era un adolescente cuando le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad que daña los pulmones, cuya esperanza de vida no suele superar los 40 años de edad y que durante un tiempo el actor mantuvo en secreto.

“Es difícil no pensar que eso condicionó su forma de vivir, saber que tu vida va a ser más corta hace que la exprimas más. Si no hubiera muerto en ese terrible accidente posiblemente lo habría hecho por su enfermedad pero, por dura que fuera, él se esforzó cada día para superarla y no dejar que afectara a su deseo de crear”, dice Price.

Yelchin trabajó en 69 títulos en apenas 16 años. Aunque los papeles que le daban cada vez eran más grandes, con ello también llegó la conciencia de lo difícil que era hacer el tipo de cine que a él le interesaba.

El documental desvela que Yelchin murió tres semanas antes de empezar a rodar lo que iba a ser su primera película como director, “Travis”, que posiblemente nunca verá la luz.

“El guion son cinco páginas, el resto estaba en su cabeza, creo que el era la única persona que podía hacer esa película”, dice Price, convencido de que si siguiera vivo ya habría rodado al menos cuatro más.

Magdalena Tsanis

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