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Adiós a Aretha Franklin, la reina emérita del soul

Aretha Franklin durante su actuación en el encendido de las luces navideñas en el centro Rockefeller en Nueva York (Estados Unidos), el 2 de diciembre del 2009

Carmen López

Cuando Beyoncé nombró a Tina Turner 'Reina del Soul' en la ceremonia de los Grammy de 2008 cometió uno de los grandes errores de su vida. Los títulos nobiliarios son de gran importancia para el ego de quien los ostenta y Aretha Franklin tenía muy clara que esa corona era la suya. No dudó en dejarlo claro ante la prensa y aunque Knowles no hizo declaraciones al respecto, posiblemente a los autores del discurso les cayese una buena reprimenda. O una carta de despido. Nobody mess with Aretha.

Aretha Franklin ha muerto a los 76 años de edad víctima de un cáncer de páncreas después de toda una vida dedicada a emocionar con sus canciones ostentando su corona. Nació en Memphis (Tennessee) y empezó su carrera siendo prácticamente una niña cuando su padre Clarence LeVaughn Franklin, el predicador negro más famoso de Detroit, detectó su potencial. Grabó su primer disco cuando tenía 14 años con JVB/Battle Records titulado The gospel soul of Aretha Franklin y en 1960 fichó por Columbia Records y se mudó a Nueva York para aprender canto y baile.

Sin embargo, el sello orientó su carrera hacia el jazz pese a que Franklin se veía a sí misma como una cantante soul y sus primeros trabajos no tuvieron demasiado éxito. Fue en 1967, al firmar con Atlantic Records cuando empezó el fenómeno, primero con I Never Loved A Man The Way I Love You y después con ese himno coreado por generaciones en las más diversas situaciones -desde manifestaciones a karaokes- titulado Respect, versión de una canción de 1965 de Otis Redding.

A partir de ahí vinieron Don't Let Me Lose This Dream, Dr. Feelgood (Love Is a Serious Business), Baby, Baby, Baby o Save Me -compuestas por ella misma- Ain't no way, Chain of fools, Think, A natural woman o I say a Little Pray, la mítica canción de Burt Bacharach. Antes de 1970 ya había conseguido entrar nueve veces en el top 10 de ventas de singles en Estados Unidos y cuatro premios Grammy. Terminaría siendo la mujer que más obtuvo (18) a lo largo de su historia después de Alison Krauss.

La carrera de Aretha fue adaptándose a los cambios que el tiempo fue efectuando en la música soul, aunque sus grandes éxitos se grabaron antes de 1975. No quiere decir que su carrera ni su éxito terminasen ahí ni mucho menos: en 2017 había anunciado su retiro pero también el lanzamiento de un nuevo disco con canciones nuevas producido por Stevie Wonder.

En total publicó casi 100 singles y 53 álbumes, sin contar recopilatorios, directos o rarezas. Grabó versiones de The Beatles, Simon & Garfunkel, Sam Cooke (uno de sus amores platónicos de la adolescencia) o Marvin Gaye. Realizó duetos con George Michael, Elton John, George Benson o Eurythmic y sustituyó a Lucciano Pavarotti en 1998 cuando no pudo cantar Nessun Dorma por un dolor de garganta.

Entre sus grandes hitos se encuentran el haber sido la primera mujer negra en salir en la portada de la revista Times, la primera mujer en entrar en el Rock and Roll Hall of Fame (1987), la primera mujer en entrar en la lista de los “Mejores 100 artistas de todos los tiempos” (número 9, en 2005) de la revista Rolling Stone, que en 2008 la nombró la mejor cantante de todos los tiempos. Y, además, hizo llorar a Obama.

La voz del activismo

Aunque la lágrima del presidente en la ceremonia de los 2015 Kennedy Center Honors parezca una mera anécdota, en ella se materializa una carrera en pro de los derechos civiles de la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Fue consciente de la situación desde muy pequeña, ya que su padre aprovechó su púlpito como predicador para difundir las consignas de rebelión (sus sermones grabados por Chess Records vendieron miles de copias) y porque ella misma sufrió las mismas humillaciones que cualquier otra mujer negra en Estados Unidos. De hecho, su familia ayudó a Martin Luther King en su histórica Marcha por la Libertad.

“Mi padre estuvo predicando el orgullo negro durante décadas y nosotros, como pueblo, habíamos redescubierto lo hermoso que era el negro y nos hacíamos eco de él, 'Dilo en voz alta, soy negro y estoy orgulloso'”, le dijo al escritor David Ritz, autor de su biografía Aretha: From These Roots.

Canciones como Think, Respect o A Change Is Gonna Come son himnos de esa lucha. Precisamente, cantó en el funeral de King y en la toma de posesión de la presidencia de Obama en 2009, dos momentos históricos para el mundo y los afroamericanos en concreto. “Estaba encantada y emocionada por estar allí. Eso fue lo más importante, no tanto la actuación, sino simplemente estar allí y ver a este gran hombre tomar el cargo: la promesa de que el mañana llegará”, explicó a Larry King en la CNN al respecto de la segunda ceremonia.

David Remnick relató en The New Yorker el episodio del lloro y contactó con el presidente por correo electrónico para preguntarle por el suceso. Barack le contestó que “nadie encarna con mayor plenitud la conexión entre el afroestadounidense espiritual, el blues, el R&B, el Rock and Roll, y la forma en que las penurias y el dolor se transformaron en algo lleno de belleza, vitalidad y esperanza”.

Pero el político no se quedó ahí. Continuó diciendo que “la historia de Estados Unidos surge cuando Aretha canta. Por eso, cuando se sienta al piano e interpreta A Natural Woman, puede hacerme llorar, del mismo modo que la versión de Ray Charles de America the Beautiful siempre será, en mi opinión, la pieza más patriótica de la música realizado alguna vez, porque captura la plenitud de la experiencia estadounidense, la visión desde abajo y desde arriba, lo bueno y lo malo, y la posibilidad de síntesis, reconciliación, trascendencia”.

Sus canciones también han sido emblemas de la lucha feminista, aunque en 2014 declaró en una entrevista en la revista Rolling Stone -no sin cierta autocomplacencia- que “ese fue el papel de Gloria Steinem. No creo que haya sido un catalizador para el movimiento de mujeres. Lo siento. Pero ¿y si lo he sido? ¡Mucho mejor!”. En la misma conversación alabó a Beyoncé (parecía haberla perdonado por el incidente de la reina Turner) por enarbolar la llama del feminismo en la música pop: “Astrológicamente es virgo, como Michael Jackson. Una trabajadora muy dura”.

Nunca tuvo un carácter suave y según pasaban los años, dejó de maquillar su genio. Los que la rodeaban sabían que tener cuidado con sus palabras o su ira les caería como un latigazo. Uno de los ejemplos tuvo lugar hace cuatro años, cuando su mencionado biógrafo David Ritz publicó un segundo volumen de su historia, en esta ocasión no autorizado Respect: The Life of Aretha Franklin. El libro se centra en los pasajes personales “escabrosos” en los años de juventud de la cantante, que arremetió contra el escritor tildando su trabajo como “basura llena de mentiras” y con acciones legales.

Pero el músico de soul Billy Preston, fallecido en 2006, hizo el mejor resumen que se pudo hacer de la artista: “No me importa lo que digan sobre Aretha. Puede esconderse en su casa en Detroit durante años. Puede pasar décadas sin tomar un avión o volar a Europa. Puede cancelar la mitad de sus conciertos y enfurecer a todos los productores y promotores del país (...). Pero en una noche determinada, cuando esa dama se sienta al piano y vuelca su cuerpo y su alma en una canción justa, sabrás, lo jurarás, que ella sigue siendo la jodida mejor cantante que ha salido de este jodido país ”. Larga vida, reina Aretha. 

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