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Laetitia Sadier, de Stereolab: “El arte es imprescindible para reaccionar contra el fascismo”

Laetitia Sadier publica el disco 'Rooting For Love'.

Rafa Cervera

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En el documental Sisters With Transistors (Lisa Rovner, 2021), la compositora electrónica Laura Spiegel afirmaba que la tecnología dinamita las estructuras de poder y eso hace de ella un poderoso agente liberador. Laetitia Sadier lleva décadas explorando y experimentando las posibilidades de la tecnología aplicadas a la música. Su método para cuestionar las barreras del poder ha sido la música pop, y su estrategia, los instrumentos electrónicos.

Sadier es un eslabón de esa cadena de mujeres armadas con transistores que ha contribuido a cambiar el mundo subvirtiendo las normativas oficiales, tanto las sonoras como las políticas. Francesa de nacimiento, en París conoció al británico Tim Gane, que entonces lideraba McCarthy, un grupo indie británico de credo marxista, y con él se trasladó a Londres. Allí formaron Stereolab, una banda que reivindicaba una serie de estilos que en 1990 aún seguían siendo ignorados por el gran público.

Laboratorio sonoro que enriqueció la música pop, Stereolab reivindicó la curiosidad y el riesgo que pioneros como Wendy Carlos, John Cage o la citada Laura Spiegel habían cultivado y promovido en el pasado. También contribuyó a combatir el anglocentrismo, tan habitual en aquellos momentos, introduciendo en su música la bossa nova, el pop francés y el rock alemán.

“Mi música, mi arte, son el testamento de mi evolución”, contesta Sadier por correo electrónico, corroborando lo que su trayectoria como solista refleja: su constante necesidad de crecer musicalmente de un disco a otro. Su primer proyecto al margen de su banda principal fue Monade. Y, cuando en 2009 Stereolab dejó de existir, ella inició una nueva etapa registrando discos con su nombre, los cuales sigue grabando incluso después de que Stereolab volviera a la actividad en 2019. Ella define sus discos como obras elaboradas “con muchos cooperadores, un asunto colectivo que yo misma orquesto”.

Esto también se aplica a su nuevo álbum, una obra cuya filosofía queda resumida en su título: Rooting For Love (Apoyando el amor). “Es una llamada a todas las civilizaciones traumatizadas de este planeta, es decir, a todas las civilizaciones”. A su manera, Sadier ha elaborado un álbum político en el que “la opción política no es otra que adquirir una conciencia humanista”. A través de sus nuevas canciones, la autora nos habla “de la necesidad de abrazar el amor lo máximo que podamos, igual que el árbol que se ve en la portada del disco recibiendo la luz del cosmos, absorbiéndola a través de sus ramas y transportándola después hasta sus raíces. Así, nuestros cuerpos también expresarían gratitud hacia nuestro querido planeta”.

Más allá de los mensajes místicos, Rooting For Love también aboga por exponer otros temas. Don’t Forget You’re Mine (No olvides que eres mía) plantea un caso de violencia de género. “Erradicar la normalización de este tipo de violencia contra la mujer me parece un paso fundamental para poder cambiar nuestra sociedad. Tenemos la impresión de que dicha violencia es algo normal y que debemos convivir con ella. Pero ni es algo normal ni deberíamos convivir con ello”. La letra está escrita por Verónique Vincent, artista plástica, escritora y componente de formaciones musicales tan relevantes en Francia como The Honeymoon Killers y Aksak Maboul. En el pasado, Sadier había colaborado en uno de sus proyectos; en esta ocasión fue ella quien le pidió a Vincent la letra para una de sus canciones. “Verónique es una excelente escritora y hacía tiempo que quería trabajar con ella como letrista. Le pasé una canción sin título y le pedí que escribiera la letra en inglés, propuesta que aceptó a pesar de que muy pocas veces ha escrito en este idioma. El tema de la canción es muy tenebroso, pero creo que disfrutó la posibilidad que le brindaba un encargo como este”.

En el plano musical, Rooting For Love mantiene el aperturismo cultural que Sadier ha venido practicando a lo largo de su carrera. Con su disco anterior llevó a cabo su segunda colaboración con el grupo brasileño Mombojó, una alianza cuyos nuevos frutos se publican bajo el nombre artístico de Modern Cosmology. Y hace cuatro años, Sadier cantaba en Le Soleil, canción del músico valenciano Alberto Montero. “Me gusta mucho la música de Alberto, que es amigo de Xavi Muñoz [su actual guitarrista]. Cantar con Alberto fue algo de lo más natural. Y respecto a la música brasileña, me fascina porque posee una parte luminosa y otra oscura, y ambas están siempre muy bien equilibradas. Es una música que puede ser increíblemente elegante y profundamente emocional. La diversidad cultural es muy necesaria. Es bueno acabar con cualquier hegemonía. Vive la difference!”.

En el nuevo disco de Sadier, la clave para resolver cualquier conflicto social y político reside en ese amor al cual invoca el título. El amor como antídoto contra la polarización de la sociedad y de odio como motor del lenguaje y de nuestros actos. “El arte y la música pueden recordarnos que la valentía y el amor son armas poderosas para combatir a los locos que dirigen el espectáculo cotidiano actual. Podemos elegir el camino del miedo, que es al cual nos empuja el statu quo, o podemos elegir el amor y propiciar grandes cambios respecto a cómo convivir y organizarnos en nuestro planeta. El arte es imprescindible para que la gente reaccione contra el creciente espectro del fascismo. No hay que ceder al miedo porque entonces careceremos del coraje para combatirlo. La guerra es básicamente un constructo social apoyado por una economía militar basada en el patriarcado, flujos de maldad controlados por oligarcas terriblemente ricos. Somos nosotros, las personas, los que tenemos el poder, pero hemos de tomar conciencia de ello. Creo que este es un buen momento para eso y creo también que está empezando a suceder”.

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