Nieves Concostrina: “Tienes que conocer tu pasado para detectar a los malos”
Contar la historia desde otra perspectiva. Que no resulte pesada. Que sirva para formar conciencias críticas. Y que a la vez sea divertida. Cuando Nieves Concostrina piensa en lo que ha logrado en sus 40 años de carrera parece sorprendida, aunque reconoce que es “una curranta” y que lo suyo es una mezcla de suerte y trabajo. Su secreto: “Leer, leer y leer”. “Me gusta mucho la historia y no me la enseñaron muy bien, pero afortunadamente la descubrí por mi cuenta y vi que era muy divertida”, explica durante una entrevista con elDiario.es.
La periodista y escritora acaba de publicar dos libros: Cualquier tiempo pasado fue anterior (La Esfera de los Libros) y La historia en apuros (Penguin Random House). En ambos se acerca a la historia de una manera diferente. “Es fundamental para poner en perspectiva todo lo que nos ocurre ahora, para estar atentos”, explica.
De su carrera destaca el gran aprendizaje que supusieron sus años en el desaparecido periódico Diario 16 y el punto de inflexión que fue para ella acercarse al tema de la muerte de la mano de la revista Adiós. No se queda con nada de sus inicios en la tele. “Luego me adapté a la radio, que es otro medio maravilloso”.
Me gustaría empezar esta entrevista hablando de sus inicios. Tras pasar por Diario 16, trabajó en la televisión con Pepe Navarro y Mercedes Milá. ¿Cómo recuerda esos años de tele?
Mal. Quizá porque la forma de trabajar había sido tan opuesta a la prensa escrita que no vi eso que decía todo el mundo de la magia de la tele. Todo era echar muchísimas horas de trabajo pero poco efectivas. Era una pérdida de tiempo para mí. En el periódico ya se sabe: habla, escribe, publica. Allí era: vamos a reunirnos… entrabas a las diez de la mañana y salías a las doce de la noche.
Pero había que trabajar y los periodistas tenemos que hacerlo donde te toca. A mí me tocó con Jesús Hermida y Mercedes Milá, y luego un par de galas en Antena 3. Con Pepe Navarro sí que fue más periodístico trabajar, yo hacía Sociedad con él. Pero en lo anterior, yo no entendía qué hacía allí. No me encontraba.
Luego he tenido otra experiencia distinta, reciente, con la serie Pioneras, sobre mujeres, que ha sido mucho más agradable por la calidad de la serie.
¿Cree que pudo ser el paso por la tele lo que le hizo coger el tono a contar la historia de manera sencilla o ha sido otra cosa?
No, a mí la tele no me ha ayudado a nada: cero patatero. Yo no cuento nada nuevo, solo lo hago de otra manera. Me nutro de los historiadores, de los libros, de la prensa. De leer, leer y leer. También de tener un poco de pensamiento crítico para creer saber lo que leo y, si intentan colármela, detectarlo. Esa capacidad te la da la formación continua que debemos tener todos, no solo los periodistas, todas las personas.
Yo soy lo que soy por la prensa escrita, ya que tuve grandes maestros que me formaron. Después me adapté a la radio, que es otro medio maravilloso.
Muy al principio metía la pata en Twitter por poca pericia en manejarlo, ya que todas las redes sociales tienen sus claves. Ahora tengo la cuenta protegida para que nadie pueda utilizar mis tuits
En Twitter utiliza un humor muy ácido, ¿le ha jugado malas pasadas?
No. Malas pasadas, no. Muy al principio, porque tengo Twitter desde hace diez años, supongo que metía la pata por poca pericia en manejarlo, ya que todas las redes sociales tienen sus claves. Ahora tengo la cuenta protegida para que nadie pueda utilizar mis tuits. Antes, venía cualquiera y cogía tu tuit. Si ponías algo que podía ser polémico, venía un periódico, cogía tu tuit, lo ponía en su página y, hala, ya tengo unos cuantos clickbaits. Pues no, no puedes hacer eso.
Es redactora jefa de la revista Adiós, un magazine mensual publicado por la empresa de servicios funerarios Funespaña. ¿Empezó a trabajar allí antes o después de su sección de Polvo eres en Radio Nacional de España?
Antes. Polvo eres empezó en 2003 y yo estoy en la revista Adiós desde 1996. Todo lo que aprendí sobre la muerte a nivel antropológico, histórico y social, me dio muchísimos temas. Me metió en un mundo informativo del que nunca me había ocupado. Eso me dio la idea para presentar a RNE el proyecto de Polvo eres.
¿La revista Adiós fue una manera de reinventarse?
Fue un punto de inflexión, un añadido. Es que no me gusta lo de reinventarse. Creo que no nos reinventamos, vamos evolucionando, vamos formándonos y dando pasos. Si me dicen en 1997 que colaborar en una revista del sector funerario habría desembocado en un enriquecimiento cultural en torno al tema de la muerte y que me llevaría a encontrar trabajo en la radio, no me lo hubiera podido imaginar.
He llegado hasta aquí trabajando mucho, soy muy curranta. Ha sido suerte y trabajo. Todo ha sido muy sorpresivo y agradable.
Usted habla de la muerte desde la óptica del humor, ¿por qué cuesta tanto hablar de ella?
Porque no queremos morirnos (ríe). Sabemos que vamos a desaparecer de aquí. Si eres una persona feliz, sin problemas, no quieres que esto se acabe. Es tan sencillo como eso. Como dice Pau Donés, vivir es urgente. No hay que perder ni un solo minuto ni con estúpidos ni con estupideces. No nos gusta hablar de la muerte por eso y, sobre todo, a los ateos que sabemos que no hay nada después. Los de las sectas religiosas al menos tienen sus ilusiones de es que voy a tener una vida mejor.
Tienes muchas cosas en marcha. ¿Cómo es su trabajo para la revista Adiós? ¿Cómo lo compatibiliza todo?
Pues trabajando. Los autónomos somos así. Organizándote muy bien el tiempo, levantándote temprano y siendo disciplinada. Sabiendo en cada momento en qué tienes que estar trabajando. Cuando llega el cierre de la revista, sabes que tienes que apretar. Preparar el programa de Cualquier tiempo pasado fue anterior, los guiones de la radio de todos los días con Carles Francino en La Ventana, alguna charla, algún libro. Este año ha sido duro porque he sacado los dos libros pero ahora estoy más relajada.
El problema de que se cuelen tantas malas noticias de los nazis que tenemos instalados en este país es porque la gente no conoce su pasado
No sabía que el polvo de momia se utilizó como remedio curativo, como cuenta en su libro Cualquier tiempo pasado fue anterior. ¿Cómo es que sabe tanto de Historia?
Porque leo. Me gusta mucho la Historia y no me la enseñaron muy bien, pero afortunadamente la descubrí por mi cuenta y vi que era muy divertida. A base de leer Historia he aprendido mucho. La Historia es fundamental para poner en perspectiva todo lo que nos ocurre ahora, para estar atentos. El problema de que se cuelen tantas malas noticias de los nazis que tenemos instalados en este país es porque la gente no conoce su pasado. Tienes que conocer tu pasado para detectar a los malos y cuando vuelven otra vez. Como la gente no los detecta, volveremos a tenerlos aquí. De hecho, ya los tenemos aquí.
¿Ese libro lo concibe como una continuación de su sección en la SER o era algo que siempre había tenido en mente?
No, no surge de ninguna manera. Según voy trabajando en los guiones para la radio, los adapto a libro. Me ha ocurrido con Pretérito Imperfecto o con los primeros de Polvo Eres o Con menudas historias de la Historia. La primera vez que publiqué un libro fue por la idea de un oyente. Yo hacía Polvo eres, me escribió y me preguntó que de qué libro sacaba todas esas historias que yo contaba en la radio. Le dije que no lo saco de un libro porque eso sería aprovecharme del trabajo de un libro. Yo saco de todos los libros, de decenas, de centenares de libros y de revistas de historia. Y me contestó: pues escriba uno para que yo pueda leerlo. Yo soy periodista y nunca se me ocurrió meterme a escritora. Solo tengo una novela, Antonia, que, afortunadamente, va de lujo con nueve ediciones y de la que estoy muy orgullosa pero lo escribí con mucha prudencia porque eso eran palabras mayores.
Cuando presenté las historias cortitas que hacía de Polvo eres a las editoriales, fue rechazado por muchas. Eso sí que tiene guasa. Después, todas esas editoriales vinieron a buscarme y dije no es que ya estoy con La Esfera de los Libros, que fue la única que me quiso. Ymelda Navajo fue quien confió en mí desde el primer momento. Jesús Pozo [su marido y director de Adiós] que es mi mayor valedor y mi mayor apoyo, lo ofreció a las grandes editoriales y le decían que no estaba en su línea. Rechazaban el tema de la muerte porque no supieron verlo o no les encajaba.
¿El libro ilustrado La historia en apuros está concebido solo para niños?
Fue una petición de la editorial Random. Yo nunca he escrito para niños y no sé hacerlo. Me preguntaron si podía hacerlo y dije que no. No tengo hijos, no tengo sobrinos, no sé por dónde se coge a un niño. O me lo dan con un libro de instrucciones o no sé manejarlo. Pero me dijeron que no querían que fuera para niños, que si fuera para niños ya se encargaban ellos. Han hecho un libro ilustrado por Alba Medina maravilloso. No es para niños moñas, es para niños listos.
En la Feria del Libro he firmado este libro a infinidad de niños, pero también a personas mayores. Que yo les digo que es un libro se supone para niños y ellos me dicen no, no, yo necesito leer la historia así.
El humor está en el centro de su carrera. ¿Qué opinión le merece que el humorista David Suárez haya sido juzgado por un chiste sobre el síndrome de Down?
Una locura. El humor tiene los límites del sentido común. Si un humorista hace algo desafortunado es tan fácil como no hacerle caso a ese humorista, pero no se puede llevar a nadie a la cárcel por eso. Porque, entonces, luego cada uno va a poner el límite al humor que quiera poner. Se puede decir que ese chiste es desafortunado, puedes decir que ese humorista es un imbécil. Puedes decir lo que tú quieras, pero llevar a una persona a la cárcel por decir eso… también llevaron a Javier Krahe por meter un crucifijo en un horno y lo juzgaron. Yo meto un crucifijo en un horno y siete vírgenes si me da la gana. Usted no lo meta si es católico, pero para los demás eso es un trozo de madera y un muñeco, no estoy matando a nadie. La ley está para evitar el daño a las personas, para el robo, para el odio. Antes tendrían que llevar a la cárcel a los de la ultraderecha, que atacan a inmigrantes e insultan a homosexuales, que son xenófobos e intolerantes. Esos sí que transmiten odio. Lo otro es humor más o menos desafortunado. Bueno, pues no le haga usted caso. Si un humorista no tiene público, pues ya verás cómo cambia el paso.
Hace poco despedimos a Almudena Grandes. ¿Usted la conocía?
La conocía como autora, como la grandísima autora que es.
¿Qué opina del revuelo que se formó después de la votación en contra por parte de las derechas para nombrarla hija predilecta y también de que Almeida y Ayuso no se pronunciasen?
Pero si son la ultraderecha, ¿qué van a hacer? Es que es lo lógico. ¿Cómo va a estar la ultraderecha del lado de la cultura? ¿Desde cuándo a esta parte? Ninguna sorpresa. Ellos ponen calles a Millán Astray. La ideología de ultraderecha es una ideología nazi.
Lleva en activo desde el año 82, eso son 40 años haciendo periodismo. ¿Cómo es posible aguantar tanto tiempo en la primera línea?
Creo que no he estado en primera línea siempre, lo estoy ahora. Entré en Diario 16 en primero de carrera, por eso tuve la enorme suerte de hacer prácticas tan pronto. Eso es que te toque el gordo de la lotería. A partir de ahí he enganchado y no he parado. En Diario 16, que estuve 15 años, era una redactora. Cuando dices primera línea no sé si te refieres a que ahora soy más conocida.
Bueno, a no parar. A encadenar muchas cosas diferentes y algunas muy exitosas…
El éxito ha venido sobre todo a partir de la radio porque era muy particular lo que contaba, poco tratado. Cuando me puse a hacer mis guiones nadie me dio ninguna instrucción y esa insensatez es lo que me lleva a hacer algo muy original, pero sin saber que era original. Suelto tacos en la radio o llamo imbécil a un personaje histórico. Eso no se decía en la radio pero yo lo decía porque me preguntaba por qué no voy a decir que ese tío que hace 300 años perdió los huesos del rey era un imbécil (ríe). Lo he convertido en una forma original sin premeditación.
¿Está con algún otro libro ya entre manos?
Tengo una novela en la recámara a medias. Pero como se van cruzando cosas, la cosa sigue ahí. No avanzo mucho.
¿Y de qué va?
No te lo digo. Es divertida. Solo te puedo decir que es divertida.
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