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Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

José Antonio Luna

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La pandemia de la COVID-19 superó este martes los 47 millones de casos confirmados y los más de 1,2 millones de muertos en todo el mundo. El final no parece estar cerca: Europa ha recuperado los confinamientos estrictos para contener una segunda ola que se ha desbocado especialmente en este continente, donde se han multiplicado por cuatro el número de positivos en poco más de un mes. La tragedia del coronavirus es ya un episodio clave en la Historia y, como tal, requiere de una memoria visual que le haga justicia.

Es lo que se han propuesto 26 fotógrafas y fotógrafos procedentes de Latinoamérica y España con Pandemia. Miradas de una tragedia, un proyecto altruista cuya recaudación irá destinada a ayudar a los familiares de fotoperiodistas fallecidos de COVID-19 mientras trabajaban. “Hablando con Ricardo García Villanova nos planteamos la posibilidad de recopilar imágenes de la pandemia para que sirvieran de memoria visual con la idea de ayudar a familiares de fotógrafos y fotógrafas muertos durante la cobertura de la pandemia. Que en España no ha ocurrido, pero sí en zonas como América Latina, la India, Bangladesh... La lista es muy larga”, explica a elDiario.es el fotógrafo Gervasio Sánchez.

El resultado será un libro de 350 fotografías y más de 200 páginas que busca reflejar las miradas sobre la catástrofe a un lado y al otro del océano Atlántico que será editado y producido en febrero de 2021, una vez cerrada la campaña de crowdfunding.

Además, otro de los objetivos del material es ofrecer una visión alejada de las interferencias de posibles intermediarios. Lo que vemos en sus páginas es lo que los fotógrafos consideran que es el mejor testigo de la pandemia, no una empresa ni un grupo de comunicación.

“Uno de los problemas principales que ha habido con la cobertura de esta pandemia es que han evitado que los fotógrafos y periodistas entrásemos en las zonas más sensibles: residencias de ancianos, hospitales y tanatorios. Hablé con muchos médicos y me han dicho: 'Nos han ordenado que no dejemos pasar a un solo periodista'. Eso se llama censura”, denuncia Sánchez sobre unos obstáculos que según este se producían indiferentemente del Gobierno que se encargara. “Era un intento por parte de todas las administraciones, ya fuera la central del Estado como de las autonómicas, de maquillar el impacto que estaba teniendo la pandemia”, añade.

El reportero gráfico señala que “no se trata de mostrar el rostro de muertos, sino la contundencia real que está teniendo el virus”. De hecho, apunta que en este proyecto han llegado 350 fotografías y solamente en una se puede ver una persona fallecida al descubierto.

De hecho, a veces determinados profesionales deciden no mostrar ciertas imágenes por considerar que no aportan al relato o, como en el caso de Sánchez, por respeto a los familiares de los fallecidos. “He fotografiado a personas en residencias que han muerto horas después y algunos han agonizado delante mía. Esas imágenes no las he mostrado, porque no quería que los seres queridos viesen a sus familiares moribundos a través de fotografías en el periódico”.

Pero en el proyecto sí que hay escenas duras, como el trabajo realizado por Sandra Balsells en el Raval de Barcelona, que nos habla de cómo la pandemia está golpeando a los sectores más débiles de la sociedad española. O el de Isabel Muñoz, que puso la lente sobre los protagonistas de la pandemia y, entre ellos, a quienes han sufrido en primera línea las consecuencias de verse desbordados y con apenas recursos: el personal sanitario.

En el caso de Gervasio Sánchez, una de sus instantáneas muestra otro dolor derivado de la pandemia: el de la impotencia de poder ver y no poder tocar. En su imagen aperece el director de un centro para personas con discapacidad de Zaragoza saludando por el cristal a uno de sus residentes, el cual estaba enfermo de COVID. “En este centro de 250 residentes tuvieron preparar varias zonas: unas para los que posiblemente pudieran tener coronavirus y otras zonas donde estaban resguardadas las personas que ya habían dado positivo”, declara el fotógrafo sobre una de las muchas escenas sobre la pandemia recopiladas en este libro y, como consecuencia, también en nuestra historia.

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