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Radio Gaga: gente real para combatir la pornografía emocional de “la caja tonta”

Quique Peinado y Manuel Bueque, de Radio Gaga

Mónica Zas Marcos

No es pornografía emocional, pero es imposible contener las lágrimas en cada uno de los episodios. No es comedia, pero desprende optimismo, afán de superación e incluso alguna carcajada. No es radio, pero tampoco es televisión. Radio Gaga es un proyecto milagro que se ha abierto camino donde muchos no han querido invertir.

La televisión social a la que estamos acostumbrados en España es una hipérbole de la realidad, un suceso o una historia lacrimógena. Emitir testimonios dramáticos a través de su vis optimista parecía incompatible con unos datos de audiencia dignos. Y quizá sea así. Pero hubo alguien que pensó que era un riesgo necesario y, gracias a eso, Radio Gaga acaba de anunciar su segunda temporada en Movistar+.

Este jueves se emite el último de sus seis primeros episodios. En ellos, el periodista Quique Peinado y el actor Manuel Burque han recorrido la península en busca de los verdaderos supervivientes. Son personas que no han pedido atención, que no buscaban ser los protagonistas de historias sobrecogedoras y, sobre todo, que no las cuentan para recibir una respuesta condescendiente. Radio Gaga consigue que se sientan escuchados y a la vez que sirvan para remover conciencias al otro lado del televisor.

“De los seis a los nueve sufrí abusos por parte de un hermano y una hermana. Tomar drogas hacía que me olvidara de todo”, cuenta Chari desde una residencia de salud mental en León. La historia de esta mujer ha sido la más compartida en las redes sociales por su brutalidad, pero también gracias al rayo de luz que arroja. Se declara fanática del baile de la croqueta, bromea picarona y confiesa que en el centro “me quieren, me tratan estupendamente, lo que no tenía en casa lo he encontrado aquí”.

Ahí está la virtud del programa. No hace televisión -en el sentido más comercial de la palabra- y al mismo tiempo es un producto tan dinámico como cualquier reality. “El objetivo no es poner la parte que sea más impactante y vaya a dar más audiencia. Queremos que la gente cuente su historia, que ya es bastante dura, y que estén a gusto”, dice Quique Peinado al otro lado del teléfono. El presentador es consciente de que este formato, por muy aplaudido que sea, no tendría lugar fuera de la televisión de pago.

“Ha calado entre un público muy determinado. Extrapolando nuestras cifras a una televisión comercial, posiblemente hubiese sido un fracaso de audiencia absoluto”, confiesa. Gracias a vivir ajenos a esta dictadura de los datos, Radio Gaga se permite licencias casi imposibles en otras cadenas.

“Pongo siempre el mismo ejemplo. En el programa de los lesionados medulares, el padre de una niña atropellada a los tres años contó su historia en dos momentos: a cámara en su habitación, donde mantuvo la compostura, y en la caravana con nosotros, donde se derrumbó. La productora pudo elegir entre ambos y eligió el primero. Eso no habría ocurrido en la tele comercial”, asegura el presentador.

Para Peinado, la ventaja es que están en un canal que apuesta cada vez más por el contenido de calidad y el compromiso social. En contrapunto, llegan a mucha menos gente que por la vía comercial. “Tampoco nadie imaginó que Salvados iba a ser el éxito que es en prime time. Son apuestas difíciles, cuestan mucho e implica reeducar a la audiencia. Pero necesitan oportunidades y tiempo”, concluye optimista.

“Escuchar y no ir a pillar”

A lomos de su caravana naranja, Burque y Peinado han pasado por centros de salud mental, de recuperación de enfermedades medulares y por residencias de ancianos.. “No estamos locos, que no nos estigmaticen. Somos personas con una enfermedad”, decía Miguel Ángel en el primer episodio. Radio Gaga se trasladó a los márgenes para que sus protagonistas hablasen sin guion de la vida misma. No son rara avis, no quieren ser señalados. Y nada mejor que escuchar con la mente y los oídos abiertos para aprender sin intermediadores.

“La productora insistió mucho en la manera de preguntar. Tuve que desaprender a hacer entrevistas para escuchar a esta gente. Trabajamos las preguntas abiertas, nunca ser invasivo, nunca ir un paso más y nunca juzgar al que tienes delante”, cuenta Quique Peinado. Esta técnica es heredada del programa belga en el que se basa Radio Gaga y ha sido una de las claves de su éxito.

El ambiente familiar, distendido y apoyado en la música es el que consigue que los protagonistas entren a la caravana sin reticencias. “No hay maquillaje, no hay luces, las cámaras son muy pequeñas y ni siquiera están presentes los operadores. Es muy sorprendente el factor radio en las entrevistas”, dice sobre su medio favorito. Y, si en algún momento lo emocional se va de madre, “paras, pones una canción y sigues”.

La otra diferencia con la televisión espectáculo es el poso que queda al apagar las cámaras. “Para Manuel y para mí, que no somos reporteros de guerra ni hemos hecho periodismo social, es muy duro. Desgasta un montón”, confiesa el presentador. El equipo se traslada durante tres días al escenario elegido y hacen entrevistas de una y dos horas sin parar. “Los espectadores ven cinco minutos, pero el relato se construye poco a poco. No existe esa impostura de la tele. Nuestra actitud se basa en escuchar, hacer preguntas sencillas y en no ir a pillar”, diferencia.

Piensa, además, que el perfil cómico y artístico de Burque consigue el equilibrio en ese ambiente complicado. “Transmite cercanía y empatía, nos compenetramos muy bien”, dice aplaudiendo la conciencia social y la profesionalidad de su compañero. Su otra clave reside en la “femineidad” del programa. “Nosotros, los presentadores, nos hemos beneficiado de una mirada muy femenina que no es la habitual en la tele”, asegura Peinado.

Tanto las redactoras como la directora y la productora ejecutiva de Radio Gaga son mujeres. El comunicador admira su olfato a la hora de perseguir testimonios, localizaciones y conseguir un ambiente de confianza antes de empezar a grabar. “Como espectador, noto cierto agotamiento de los productos culturales desde una mirada masculina. La esencia de lo que ve la gente en nuestro programa es femenina. Me gusta reivindicarlo”, concede.

Admite que barajan grandes ideas para la segunda temporada, ya que ahora van con un buen currículum por delante. Radio Gaga se declara un formato de “televisión muy poco televisivo”. Pero lo cierto es que se han reapropiado del término para volver a sentirse orgulloso de un medio que alcanza a millones de hogares y podría cambiar millones de conciencias.

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