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Volver a Lope de Vega con una nueva edición de sus ocho comedias magistrales

Volver a Lope de Vega con una nueva edición de sus ocho comedias magistrales
Madrid —

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Madrid, 25 sep (EFE).- Para recordar que Lope es mucho Lope no hay más que leer la última edición que este mes ha llegado a las librerías españolas de sus “Ocho comedias magistrales”, un alarde del Fénix de los ingenios, el dramaturgo más importante del Siglo de Oro español y uno de los autores más prolíficos de la literatura universal.

La “excusa” para volver a leer a Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562-1635) es una flamante edición de sus mejores comedias a cargo de la Biblioteca Castro, cuyo director académico es Darío Villanueva, quien fuera titular de la RAE (2014-2018). Un tomo único editado por el Grupo ProLope, al cuidado de Agustín Sánchez Aguilar, profesor de Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Lo primero que explica a EFE Sánchez Aguilar es el título: “Comedia se llamaba en la época a cualquier obra teatral, incluso si se trataba de un drama, de una tragedia o de una tragicomedia”.

Y es que en la selección que ha hecho el Grupo ProLope -una decena de especialistas de la Autónoma de Barcelona y numerosos enamorados de Lope en medio mundo-, hay cuatro tragicomedias (“Peribáñez y el comendador de Ocaña”, “Fuenteovejuna”, “El mejor alcalde, el rey” y “El Caballero de Olmedo”), tres comedias (“El villano, en su rincón”, “La dama boba” y “El perro del hortelano”) para rematar con una tragedia pura y dura: “El castigo sin venganza”.

Elegir las ocho obras magistrales de Lope tiene su aquél. De este “monstruo -dice su editor- tenemos 300 piezas conservadas con atribución segura; escribió, fijo, cuatrocientas, y se calcula que su producción total puede estar en torno a ochocientos textos”.

Tuvo buena parte de sus 72 años de vida para producir grandes comedias, en el sentido más genérico del término, y grandísimos poemas. Todo ello rodeado de los genios que poblaron el Siglo de Oro. Mejor: los Siglos Áureos, que se extendieron desde la Gramática de Nebrija, en 1492, hasta la muerte de Calderon de la Barca, en 1681.

“La grandeza de Lope -explica Sánchez Aguilar- está en que crea el llamado 'Arte Nuevo de hacer comedias en ese tiempo', su fórmula personal para ofrecer al espectador lo que a este le gusta. Es lo que ha hecho tantas veces Hollywood en el cine solo que tres siglos antes (...) Es verdad que fabrica un molde y que este molde es repetitivo -el amor, la violencia, el honor, la honra, etc-, pero lo cierto es que funciona como la filosofía del mercado -lo que pide el público-. Pero como es un gran artista ofrece siempre hallazgos finales”.

Este “Arte Nuevo” responde a la idea de que si todo cambia, “¿por qué no habría de cambiar el arte de escribir?”. Es lo que hace el Fénix para complacer el gusto del pueblo contra el criterio academicista y contra el canon de los expertos. Y, claro, consigue hacer un teatro popular que gusta al vulgo pero también al hidalgo ilustrado. Fue el rey de las tablas. Y como diría el Nobel mexicano Octavio Paz, “fue el mejor poeta del Siglo de Oro”.

En su vida, muy conocida, hay de todo: un bachiller, un soldado en la Gran Armada, un amante arrebatador (Elena Osorio, Micaela de Luján, Marta de Nevares, etc.), un casado en dos nupcias (Isabel de Urbina y Juana de Guardo), un padre de quince hijos, un desterrado, un gentilhombre y un sacerdote de la Orden de Malta.

Y en sus ocho comedias magistrales suele haber siempre un galán, un bufón, un rey, un campesino, un villano despreciable y, por encima de todos, también como personajes, el amor, la honra, el honor del pueblo, que no el honor de los nobles.

De “La dama boba”, de Peribáñez, del de Olmedo y de “Fuenteovejuna” se ocupa García Lorca, que adapta estas obras para su mítica compañía La Barraca. De “El perro del hortelano” se encargan los hermanos Machado, Antonio y Manuel, y hasta la cineasta contemporánea Pilar Miró hace con esta obra una gran película en 1996. El mismísimo Albert Camus escribe su versión francesa de “Le Chevalier d'Olmedo', por cierto la obra favorita del profesor Sánchez Aguilar.

“Si el teatro español tenía una estrella -sentencia Sánchez Aguilar-, esa estrella era Lope”.

Por Fernando Pajares

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