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Las iaias toman la palabra para visibilizar su lugar en la historia

Participantes en 'Relats de iaies'.

Emilio J. Salazar

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En los libros de texto, el archivo municipal o en las calles. Da igual donde se ponga la mirada.  Los hombres son los protagonistas de la historia; las mujeres quedan relegadas a un papel secundario y la mayoría de veces ni eso. Bajo esta premisa, La Vila Joiosa ha concluido esta semana el taller oral ‘HerStory: Relats de iaies’, una propuesta que tenía como finalidad rescatar del olvido los testimonios de las mujeres de este pueblo costero.  

“La memoria de nuestras mujeres está en nuestras casas, en nuestros baúles, en los vídeos caseros, los diarios, la correspondencia, en muchos objetos, y sobre todo en nuestros recuerdos”, avanza Lorena Escandell Carbonell, la coordinadora de la iniciativa que ha respaldado la concejalía de Igualdad.

Esta periodista y el consistorio han reunido a un total de 50 personas, la mayoría mujeres de edad avanzada, a lo largo de cuatro sesiones. En la última, celebrada en la tarde del pasado jueves en el centro social de la localidad, acudieron 25 iaias, algunas por primera vez y otras como Vicenta, con los deberes hechos. Entra en la sala de la segunda planta del centro social cargada de fotografías que va mostrando con orgullo. Espera su turno y cuando le toca hablar cuenta su historia mientras el resto de asistentes se van pasando las imágenes.

De esta forma sabemos que nació en el municipio en 1929, el año del crack bursátil, del Jueves Negro. Como si de una premonición se tratase, su vida ha estado marcada por este color. Aparece en el retrato con pocos días de vida y vestida de luto. “Es que mi madre murió en el parto”, explica. “Hasta los 4 años no me lo quitaron y nunca me ha gustado el negro”, reconoce.

La tradición del luto centra buena parte de la sesión. Angelita, por ejemplo, revela que en su caso lo llevó cuando se quedó viuda con 24 años. “¿Y los hombres también se cubrían de luto?”, le pregunta la agente de Igualdad del Ayuntamiento, Elena Criado, “los hombres nada”. “Ellos iban al fútbol vestidos como cualquier día acompañados de sus mujeres, que si iban de negro”, completa otra abuela.

“Siempre he recordado a mi madre de negro”, recuerda Analia, la más joven de la sala, “desde que se le mató un tío cuando celebraba la luna de miel, no se lo ha quitado”, añade. Una observación en la que coinciden varias de las presentes. Analia ha escrito para la ocasión varias páginas de la historia de Isabel, “una mujer corriente, no iba a la mar ni nada…”, comienza. Su madre quería ser médica, “pero antes a las mujeres no les dejaban estudiar”.

Sus lágrimas, como les pasa a otras oradoras, empiezan pronto a brotar. Esto no impide que la sala conozca la apasionante vida de una persona que se entregó a La Vila. Con la muerte de su marido, se puso a coser trajes de todo tipo, para novias, moros y cristianos... Más tarde, junto con otra de las presentes, Angelita, dieron un impulso a la asociación de amas de casa “para hacer visible los trabajos de las asociadas”. “Los 80 era un sociedad muy diferente, había que abrirse paso en un mundo de hombres”, matiza. Isabel también fundó una coral y un orfeón y acabó creando un grupo de teatro. Isabel, que falleció hace tres años, nació en 1938, en pleno conflicto bélico.

Este último acontecimiento genera otra serie de observaciones sobre el drama de los que perdieron la guerra.  Teresa se emociona al recordar a su padre Antonio, “es que era socialista” se justifica, y convertido en uno de los casi tres mil refugiados que escaparon en el Stanbrook, el último buque que partió de Alicante con destino Orán. https://www.eldiario.es/cv/mujeres-refugiadas-Elche_0_748925187.html

El padrastro de Vicenta, también socialista “y chocolatero”, “no encontraba trabajo durante el franquismo y se tuvo que marchar a Buenos Aires”, mientras que Lorenza contó el primer día que cree que su padre sigue enterrado en una fosa común en El Puig (Valencia).

Archivo municipal y calles

Todos los relatos orales y documentos aportados pasarán a formar parte del archivo de La Vila Joiosa, explica la agente de Igualdad Elena Criado. El trabajo se completará con una exposición y un documental con los cortes que han ido grabando.

Asimismo, las iaias estamparon sus firmas en una petición dirigida al Ayuntamiento para que incluya los nombres y oficios de mujeres del pueblo en el callejero. Solo el 3% del nomenclátor tiene rostro de mujer, incluyendo vírgenes y santas, frente al 30% de los nombres dedicados a los hombres, señala la concejala de Igualdad Pilar Baigorri.

En el escrito se pide visibilizar a las mujeres que, de manera individual, “han sido importantes para el devenir de la cotidianidad del pueblo”, o de las profesiones que “han sido relevantes en el desarrollo social y económico”, y cita a las modistas y costureras, las maestras, chocolateras y heladeras o las xarxeres (las que tejen las redes de pesca).

Antes de La Vila Joisa, El Pinós fue el primer municipio de la provincia de Alicante que acogió esta iniciativa. La idea, aclara Lorena Escandell, autora de la Agenda de Expertas de la Unió de Periodistes, es extenderlo a otros puntos de la Comunidad Valenciana.

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