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Un año de Lampedusa: la “vergüenza” olvidada continúa

Se reanuda la búsqueda submarina de las víctimas del naufragio en Lampedusa

Desalambre

El 3 de octubre de 2013, Lampedusa se convertía en noticia. Aquel día, 500 inmigrantes divisaron por fin la isla desde la barcaza en la que habían cruzado el Mediterráneo desde Libia. Prendieron una manta para pedir auxilio y el fuego engulló todo la embarcación. 368 personas murieron ahogadas a los pies del viejo continente. La tragedia sacudió la conciencia de Europa pero la “vergüenza” ni acabó ni comenzó hace un año: Amnistía Internacional y la Organización Internacional de Migrantes (IOM) estiman que, desde enero, más de 3.000 personas han muerto en aguas del Mediterráneo, 40.000 desde el año 2000.

Durante días, los buzos trabajaron para recuperar los cuerpos hacinados en las bodegas del pesquero y después sus ataúdes, entre estos 41 de color blanco para los niños, fueron colocados en el hangar del aeropuerto de la isla o amontonados en camiones frigoríficos. “No sabemos dónde meter ni a los muertos ni a los vivos”, decía aquella mañana del 3 de octubre la alcaldesa de Lampedusa, Giusy Nicolini, cuando hora tras hora el muelle del puerto de la pequeña isla se iba llenando de cadáveres.

Al poco de conocerse la noticia, numerosas autoridades europeas, con las manos sobre el rostro, se escandalizaban de lo ocurrido. Cecilia Malström, la entonces comisaria europea de Interior, se quedaba sin palabras “para definir la magnitud de la tragedia y el horror de los casi 300 féretros, algunos, de niños, decorados con ositos de peluche”. Más tarde planteaba en Twitter si las muertes de aquel día supondrían un punto de inflexión en la política migratoria europea. “Esa imagen de cientos de ataúdes nunca se borrará de mi cabeza. Es algo que uno no puede olvidar”, declaró entonces José Miguel Durao Barroso en calidad de presidente de la Comisión Europea.

Las palabras quedaron en el aire. Un año después, el número de muertes de inmigrantes en el Mediterráneo se ha multiplicado por cuatro. Amnistía Internacional denuncia esta semana que la preocupación por cerrar las fronteras prima sobre el rescate marítimo en los presupuesto anuales. El Frontex, dicen, no tiene fondos suficientes y la única medida puesta en marcha después de las muertes a los pies de la isla, la operación italiana Mare Nostrum, es para el director del Programa Regional para Europa y Asia Central de AI, John Dalhuisen, un paso “insuficiente”.

La portavoz de la agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para el Sur de Europa, Carlotta Sami, aseguró en declaraciones a Efe que “son más de 3.000 los inmigrantes que han muerto desde inicio del año y por desgracia atravesar el Mediterráneo es cada vez es más peligroso”.

Hasta ahora, solo Italia se ha ocupado de la operación de patrullar y socorrer a los inmigrantes en el canal de Sicilia, que separa Italia del norte de África, con un coste de 9 millones de euros al mes que empieza a ser insostenible para un país en crisis.

Según la portavoz del ACNUR, Mare Nostrum no ha empujado a los inmigrantes a cruzar el mar. Contradice así la opinión de los detractores de la operación en el Parlamento Italiano argumentaron que una mejor protección del mar haría perder a los inmigrantes el miedo a embarcarse hacia Europa, y el número de llegadas aumentaría. En realidad, asegura, la OMN ha servido para salvar a más de 140.000 personas y solo gracias a ella se han evitado más muertes.

Blindaje de las fronteras

Amnistía Internacional ya denunció en julio las incoherencias en la política de inmigración europeas: mientras la Unión blinda sus fronteras, el Frontex y los equipos de salvamento marítimo no disponen de los fondos suficientes. Esta semana, han insistido de nuevo en esa tesis mediante el informe Lives Adrift, que denuncia cómo Europa mira hacia otro lado ante las muertes en el Mediterráneo. “La Unión Europea se ha construido como una fortaleza a la que es imposible llegar por vía legal”, afirma María Serrano a eldiario.es, portavoz de AI. Según dice, Europa “no está dispuesta a asumir los costes de los cambios sociales en los países”.

Mientras tanto, las tragedias siguen repitiéndose: “hace unas semanas, un barco con hasta 500 inmigrantes se hundió frente a las costas de Malta, al parecer embestido por los propios traficantes de personas”, recuerda Carlotta Sami, de ACNUR.

El aniversario de la muerte de los 368 inmigrantes, la mayoría eritreos y somalís, las organizaciones ven una oportunidad para desear que “lo que sucedió en Lampedusa no sea una lección olvidada” y recordar que “Europa tiene que hacer todo el posible, con decisiones compartidas, y además permitir a los refugiados” que lleguen “de una manera segura y legal”.

Llegan más personas, mueren más

“El aumento en las llegadas a Italia, pero también a Malta y Grecia, tiene entre sus causas la presencia cada vez mayor de conflictos en estos países, como Libia o Eritrea, desde donde llegan muchos refugiados y donde no se está haciendo nada para resolver la situación y por tanto se ven obligados a escapar”, manifestó Sami.

Desde Médicos sin Fronteras suscriben este argumento. El coordinador general de la ONG en Italia comenta que nunca habían visto “tantas mujeres y niños” en la travesía hacia Europa. “Huyen de un peligro directo en sus países para caer en los brazos de otro a bordo de barcos desvencijados en los que depositan sus esperanzas de llegar a un lugar seguro.”

Según MSF, El caos en el que se halla sumergida Libia ha empujado a miles de personas a buscar refugio en Europa, lo cual ha provocado que el 90% de quienes llegan a las costas italianas tuvieran como puerto de salida algún punto de la costa libia. Las personas que trabajan en Libia o que hacen uso de sus costas como punto de partida para dar el salto a Europa son especialmente vulnerables a la inestabilidad del país.

El intenso aumento de llegadas, en unión con la escasa capacidad de asistencia de los equipos de salvamento, se ha traducido en más muertes. No obstante, aunque el número de muertos en el Mediterráneo ya se ha cuadriplicado con respecto a 2013 -sólo entre junio y septiembre 2.500 inmigrantes perdieron la vida- la reacción de las instituciones europeas es escasa. Desde Europa han anunciado la creación de una operación parecida a Mare Nostrum mientras los grandes problemas siguen sin solucionarse. Amnistía Internacional pide que se ataje una de las principales tareas pendientes: las rutas terrestres y marítimas por las que acceden los migrantes desde África, en la mayoría de las ocasiones sujetas al control de mafias y traficantes de personas. ¿Por qué Europa no tiene rutas seguras?, ¿por qué se embarcan?, se pregunta María Serrano.

Por el momento, este viernes está prevista en la isla la presencia del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, y de la nueva responsable de la diplomacia europea, Federica Mogherini, para participar en el foro “Lampedusa, Europa - Cómo evitar nuevas tragedias”. Un encuentro que, presumiblemente, seguirá el camino que ha trazado la Unión en términos migratorios hasta este momento.

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