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ENTREVISTA | Carlos Ugarte (MSF)

“Como Italia siga cerrando sus puertos y la UE no actúe, este verano va a morir mucha gente sin testigos”

MSF avisa: Aquarius es un caso excepcional y no todos tendrán su final feliz

Gabriela Sánchez

Carlos Ugarte, como jefe de Relaciones Externas de Médicos Sin Fronteras, ha seguido en todo momento el desarrollo de la crisis del Aquarius, el barco de rescate que Italia rechazó con 629 personas rescatadas a bordo. Su enfado es notable en cada una de sus contundentes respuestas, a pesar de un supuesto “final feliz”: los supervivientes a los que han atendido durante cuatro días se acercan a Valencia, su puerto seguro.

De las palabras de Ugarte se deslizan dos conclusiones: ni el desenlace de la emergencia del Aquarius tiñe de felicidad la situación humanitaria en el Mediterráneo, ni esto parece ser el final: “Este es un caso excepcional y no todos acabarán así”.

¿Cómo se vivió desde Médicos Sin Fronteras la decisión del Gobierno italiano de denegar el desembarco en sus puertos?

La primera reacción es de indignación. Durante la mañana del domingo la Marina italiana nos traspasó a 400 personas que habían rescatado ellos, entre la Guardia Costera y la Armada.

Esto es algo habitual, desde el principio trabajamos en coordinación constante con el Centro de Salvamento de Roma. Ellos nos indican dónde y cómo. En este caso nos pasaron 400 rescatados, pero cuando intentamos llevarlos a un puerto seguro, junto con otro grupo al que habíamos rescatado nosotros, no nos dejaron desembarcarlos.

Es el colmo: tú me los has pasado y tu gobierno no me deja desembarcarlos.

¿Cómo fue el rescate en el que sí participó el Aquarius?

El rescate del Aquarius fue bastante dramático, fue súper complicado porque varias personas habían caído al agua. Había casos de hipotermia, síntomas de ahogamiento, mujeres embarazadas...

¿La decisión italiana les indignó pero les sorprendió?

Era la primera vez que nos impedían desembarcar y no nos lo esperábamos, pero también era la primera vez que teníamos que efectuar un desembarco con el nuevo gobierno italiano. Su discurso había sido bastante claro con este tema.

¿Por qué cree que el Gobierno italiano ha tomado esta decisión?

Después de cerrar el puerto para el Aquarius, el domingo y el lunes tuvieron lugar otros rescates de la Guardia Costera y barcos italianos. Sí les dejaron pasar. Esto deja claro que se trata de una vuelta de tuerca más del acoso y derribo que venimos sufriendo las ONG de rescate en Italia, con el respaldo de la Unión Europea.

No hay que olvidar que la UE ha abandonado a su suerte a los países que tienen frontera exterior, ha mirado para otro lado cuando Italia se ha puesto a hacer negocios con Libia, que pone en juego la vida de gente por dinero.

Esas maniobras de acoso y derribo contra las ONG humanitarias han llegado a este punto: aquí ya ni agua. Lo que quieren es que desaparezcamos. Y va a tener consecuencias.

¿Cuáles?

La primera tiene que ver con que los barcos de la Agencia de Fronteras han cambiado de zona de trabajo. Ahora se encuentra más próxima a aguas italianas que a aguas libias, ha vuelto a su mandato de vigilancia. En esa zona, las barcazas casi no llegan, porque se hunden antes. Como consecuencia, ahora nos quedamos en esa zona, donde ocurren los naufragios, tres de las muchas ONG que hubo.

Si siguen cerrando los puertos, como ha pasado en el Aquarius, reducen la capacidad de salvamento durante el tiempo en el que se resuelve la situación. En este caso, el Aquarius va tener que estar unos 10 días fuera de servicio.

Si mezclas todos los factores, la huida desesperada de gente de Libia, unida a que esta es la época en la que se intentan más travesías, la falta de una misión de salvamento de la UE y esta campaña de acoso y derribo contra las organizaciones independientes... La suma es catastrófica. Si sigue así, este verano va a morir mucha gente ahogada, más de la que se ahogaba en estos años y, además, también buscan que no haya testigos.

Tras el ofrecimiento del puerto de Valencia, insistían en que las autoridades europeas forzasen el permiso de Italia. ¿Por qué?

Nuestra obligación es desembarcar en el puerto seguro más próximo. Los barcos de rescate son de eso, de rescate; no son cruceros. Están diseñados para acoger a gente, subirla, tenerla en cubierta, navegar dos o tres horas y llevarlas a puerto.

Hacer el viaje supone dar normalidad a la prohibición de negar un puerto seguro. También lo hacíamos por el bien de los 650 rescatados. Hemos rescatado a personas que ya venían de situaciones atroces en Libia, venían heridos, con síntomas de ahogamiento, niños pequeños, mas de 120 menores no acompañados... La mayoría tenía que viajar al sol, lo que necesitaban era desembarcar en un sitio seguro inmediatamente.

Pero, ¿qué les pareció el ofrecimiento del Gobierno de España?

Cuando surgió la oferta del Gobierno español, lo agradecimos enormemente, primero por esas 629 personas. Es el primer gesto que viene por parte de un gobierno de la UE, por uno que parece guiado por principios.

Hay que insistir en que, aunque este gesto sirve para resolver esta situación, se tienen que adoptar medidas y crear un sistema estable y funcional de rescate y acogida, porque no hay que olvidar que esto es una obligación de la Unión Europea.

¿Cómo se decidió la solución definitiva, el reparto de los rescatados entre el Aquarius y tres buques más?

Fue una decisión del Centro de Coordinación de Salvamento de Roma. Estábamos a 30 millas de la costa italiana, por lo que dependíamos de ellos. Tanto los rescates, como todo lo que ha girado en torno a la gestión, siempre lo hemos hecho en coordinación. Cuando dijo el capitán que no hacía el viaje a Valencia por razones de seguridad, imagino que hubo contactos entre las autoridades marítimas españolas e italianas. La situación era urgente, la gente estaba hacinada, casi no había comida, imagina cómo estaban los baños...

Es sorprendente que al final sean dos barcos italianos los que trasladen a parte de los rescatados hasta Valencia, cuando estaban a 33 millas de sus puertos.

Es todo surrealista. Van a llegar a España unos barcos de la Armada italiana y de la Guardia Costera, que nos habían pasado a gente que habían rescatado ellos mismos, pero no nos dejaron desembarcarlos.

Dada la complicada situación que describe en Italia, ¿va a ser posible continuar con su labor en el Mediterráneo? ¿se plantean frenar el proyecto de rescate?

Veremos. Nuestra obligación es seguir rescatando gente. La UE debe reconocer que tiene un problema grave, un problema humanitario, que no tiene una política unificada y no puede dejar todo el salvamento en manos de ONG y tampoco toda la responsabilidad en Italia.

Si Italia continúa impidiendo el acceso a sus puertos, ¿qué solución proponen a corto plazo?

A corto plazo, Frontex debería tener un mandato de búsqueda y rescate mientras se encuentran medidas para resolver la situación de migratoria en la UE. Y dejar de acosar a las ONG. No hay que olvidar que nosotros hacemos el trabajo que la UE no quiere hacer.

¿Qué vamos a hacer ahora? Seguir rescatando. Si tenemos otra situación similar, pues veremos. No si desde un punto de vista moral, la UE va a poder seguir permitiendo la repetición de lo que ha pasado con el Aquarius.

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