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Médicos Sin Fronteras suspende su actividad en dos centros de migrantes de Libia ante el aumento de la violencia

Un grupo de migrantes esperan en un centro de internamiento de una ciudad libia tras ser detenidos cuando se dirigían a la ciudad de Zawara.

EFE

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Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció el miércoles la suspensión temporal de sus actividades en dos centros de detención de migrantes en la capital libia para denunciar las deplorables condiciones en las que viven las personas retenidas y que han provocado varios estallidos de violencia en la última semana con más de una veintena de heridos.

“El patrón persistente de incidentes violentos y daños graves a personas refugiadas y migrantes, así como el riesgo para la seguridad de nuestro personal, ha alcanzado un nivel inaceptable. Hasta que no cese la violencia y mejoren las condiciones, MSF no puede seguir prestando atención humanitaria y médica en estas instalaciones”, lamentó su coordinadora general en Libia, Beatrice Lau.

Durante una visita realizada el pasado jueves en el centro de detención de Mabani –que acoge a al menos 2.000 personas– la ONG atendió a 19 pacientes con lesiones causadas por golpes, fracturas, cortes, abrasiones y traumatismos llevados a cabo por los guardias, incluido un menor no acompañado que quedó incapacitado para caminar tras sufrir graves heridas en los tobillos.

Días antes, los guardias del centro de Abu Salim dispararon armas automáticas contra varias personas y las autoridades negaron durante una semana el acceso a los equipos de médicos, que no pudieron atender a los heridos ni los enfermos en estado crítico.

El aumento de la violencia va acompañado de un incremento del número de personas migrantes –más de 14.000 en lo que va de año– interceptadas en el mar por los guardacostas libios financiados por la Unión Europea y que son devueltas a la fuerza a Libia para ser encerradas en centros de detención, recordó Médicos Sin Fronteras.

El hacinamiento y la superpoblación fuerza a las personas a hacer turnos para dormir y, en algunos casos, el metro cuadrado de espacio se comparte entre cuatro personas. A esto se suma la ausencia de ventilación, luz natural, acceso al agua potable e higiene, detalla el comunicado.

Además los migrantes apenas pueden hacer una o dos comidas diarias, que consisten en un trozo de pan con queso o un plato de macarrones, por lo que muchos recurren a medicamentos para controlar el hambre. En el caso de las mujeres lactantes, la falta de alimentos nutritivos ha provocado que muchas no puedan producir leche materna para alimentar a sus bebes.

Por ello, la organización internacional, que ofrece atención médica primaria y apoyo psicosocial en centros de detención desde 2016, hizo un llamamiento a las autoridades para poner fin a las detenciones arbitrarias y para que se evacúe de inmediato del país a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes “expuestos a riesgos que amenazan sus vidas”.

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