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¿Quienes negocian sobre el clima nos escuchan?

300 Indígenas forman bandera humana en Lima para pedir derechos territoriales durante la vigésima cumbre mundial de Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP20), en Lima (Perú) //EFE

Gaby Drinkwater / Corina Mora

InspirAction —

Hoy las calles de Lima (Perú) acogerán a miles de personas preocupadas por el planeta, convencidas de que hay otro modelo de consumo, de energía, de vida respetuosa con el medio ambiente y garante de los derechos de las comunidades que lo habitan.  La Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra está convocada por la Cumbre de los Pueblos, esa cumbre alternativa donde los movimientos sociales exponen problemas y propuestas, mientras las negociaciones internacionales de la COP20 siguen su curso. InspirAction recorrerá hoy las calles junto a organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, sobre todo de la mano de las socias o contrapartes de América Latina y el Caribe, para exigir un acuerdo global sobre el cambio climático justo y ambicioso para la próxima cita en París en 2015.

Mientras los movimientos sociales globales marchan en Lima, a unos 10km de la sede oficial de la COP20, los ministros de medio ambiente y en algunos casos, los jefes de estado, están poniendo los toques finales a un texto borrador que formará la base del nuevo acuerdo en 2015. Esta semana en las reuniones de alto nivel, España está representada por la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina.

¿Qué sabemos de los avances?

Esta semana es crucial para avanzar en cualquier decisión vinculante de Lima hacia París. El éxito en Lima sería establecer una decisión concreta sobre la información que los países tienen que entregar sobre sus contribuciones determinadas a nivel nacional (las INDCs), que deben definirse antes de marzo, y una definición clara sobre los elementos que deben formar parte del nuevo acuerdo global que sustituya al de Kioto el próximo año.

El borrador de negociación que se discute desde el lunes contiene cosas buenas, malas y omisiones preocupantes.

En cuanto a la mitigación, hay una propuesta de texto sobre los objetivos basados en el último informe del IPCC para que el calentamiento global esté por debajo de 1'5/2 grados, pero la tendencia actual de emisiones está bastante lejos de este objetivo. Además es interesante el reconocimiento de los vínculos entre la ambición de mitigación y las necesidades de adaptación. Sin embargo, es preocupante ver cómo desaparece del texto el lenguaje de exigencia para los países más industrializados, como mayores responsables del caos climático, diluyendo así el principio de responsabilidades diferenciadas según capacidades.

Sobre la financiación, para el mecanismo sobre Daños y Pérdidas que salió de la COP19 en Varsovia, se mejora incluyendo una línea independiente de financiación. El borrador contiene avances sobre objetivos específicos para el Fondo Verde para el Clima (GCF), presentando una división 50/50 entre los fondos destinados a la adaptación y a la mitigación; además hay una referencia a la financiación anual de 100.000 millones de dólares hasta 2020, que se considera cifra mínimo, pero falta un mapa de ruta para demostrar cómo se van a lograr esos 100.000 millones. ¿Quién pone qué cuándo? No hay respuesta.

¿Pero los negociadores nos escuchan?

No queda claro si algún negociador de las delegaciones oficiales de países partes de la COP20 asistirá a la Cumbre de los Pueblos, pero sería bueno para nuestros mandatarios estar al tanto de lo que su ciudadanía está realmente viviendo a diario. Pero hay una brecha, y no sólo de distancia entre las sedes. En la Cumbre de los Pueblos desde el lunes, se escuchan representantes de comunidades que ya están viviendo los impactos del calentamiento global, tal como más eventos climáticos extremos (sequías, inundaciones, etc.) a corto, medio y largo plazo, y más desastres naturales.

Uno de los encuentros de análisis y reflexión sobre las políticas de Cambio Climático en América Latina en la Cumbre de los Pueblos contó con la participación de varias contrapartes de InspirAction como Centro Humboldt/Suswatch de Centroamérica; la Plataforma Boliviana frente al Cambio Climático; y MOCICC de Perú. Esta última aclaró que desde su perspectiva hacia el acuerdo 2015, hay que definir las contribuciones nacionales que cada país debe entregar el próximo año para infomar el nuevo documento vinculante. Las conclusiones de este encuentro pusieron de manifiesto que lo que se está negociando en la COP 20 son intereses políticos y económicos de grandes países mientras lo que hacen falta son acciones concretas.

Como dice la Plataforma Boliviana frente al Cambio climático, “para tener cualquier posibilidad de hacer cambios y enfrentar la amenaza del Cambio climático, tanto los países menos industrializados como los países más desarrollados tienen que cambiar su modelo”.

¿Llegaremos a un acuerdo ambicioso y justo el próximo año? ¿Saldrá de Lima la pauta para lograrlo? Quizás lo sabremos con más certeza a final de semana cuando se cierren las negociaciones.

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