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8.000 personas, al menos un cuarto de ellas menores, entran a nado en Ceuta en plena crisis con Marruecos

Personas migrantes en la playa del Tarajal, a 17 de mayo de 2021, en Ceuta

Gabriela Sánchez / Gonzalo Testa

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Desde la madrugada de este lunes, jóvenes, niños, y familias completas están entrando de forma irregular en Ceuta a través de los dos espigones fronterizos y sin encontrar resistencia en el lado marroquí de la frontera. Al menos 8.000 personas “migrantes, entre ellos al menos un cuarto de menores de edad”, han logrado acceder en las últimas 36 horas a la ciudad autónoma, la mayoría a nado, y un hombre ha fallecido en el intento, según los datos del Ministerio del Interior. El pico de llegadas, favorecido por una evidente relajación del control de los agentes alauíes, se produce en un momento de tensión diplomática entre España y Marruecos, tras las quejas despertadas en el país norteafricano por el traslado a un hospital de Logroño del secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, por “razones humanitarias”.

Nunca antes se había registrado un número tan alto de llegadas irregulares a través de la frontera sur de España en menos de 24 horas. “La cifra es temporal, sigue subiendo, porque no para de llegar gente”, dicen fuentes policiales a elDiario.es. Las entradas comenzaron de madrugada, a partir de las 2:00 horas de este lunes. Miles de hombres, mujeres y niños, e incluso familias completas, han rodeado los dos espigones fronterizos de la ciudad, Tarajal y Benzú, hasta llegar a las playas ceutíes. La mayoría lo hacen a nado, pero otras han conseguido alcanzar suelo español a pie, sin encontrar impedimento del lado marroquí. En su intento de alcanzar la ciudad por vía marítima, un hombre ha fallecido en “aguas marroquíes” próximas al espigón del Tarajal, según fuentes policiales.

El ministerio del Interior ha asegurado este martes que ya han sido devueltas a Marruecos 4.000 personas. Este martes, fuentes policiales han confirmado que la mayoría de ellas han sido “rechazadas en frontera” (devoluciones en caliente). 

En un primer momento, la labor de la Guardia Civil se limitó a prestar auxilio a las personas que intentaban entrar a nado a la ciudad autónoma. “No podemos hacer más que evitar que ocurra una tragedia”, decían entonces desde el Instituto Armado. Pero, a partir de la noche de este lunes, efectivos del Instituto Armado han comenzado a realizar tareas de “contención” en la frontera, devolviendo de forma inmediata a quienes interceptan atravesándola, indican fuentes policiales, por lo que han detectado una ligera reducción de las entradas irregulares, aunque reconocen que algunos de los retornados vuelven a intentar entrar en la ciudad ante la inacción de los agentes alauíes. Las fuerzas armadas, junto con la Guardia Civil, han desplegado este martes un importante número de efectivos en el entorno de la frontera.

Las devoluciones inmediatas han sido seriamente cuestionadas por la falta de garantías. Aunque el Tribunal Constitucional avaló el pasado noviembre la normativa en la que se apoya el Ejecutivo para ordenar estas prácticas, exigía su aplicación en “entradas individualizadas” con “pleno control judicial” y en “cumplimiento de las obligaciones internacionales”, algo que no se cumple en la actualidad.

Mujeres y hombres de edades avanzadas, familias enteras, pero principalmente jóvenes y menores forman las hileras que continúan dirigiéndose desde la ciudad norteña marroquí de Castillejos hacia la ciudad española, la mayoría con lo puesto. Ante el elevado número de llegadas, muchos de los recién llegados han pernoctado en parques, cajeros y cualquier espacio disponible que han encontrado en la localidad.

Los menores migrantes han sido trasladados a Piniers y a varias naves del Tarajal, donde en principio guardarán la cuarentena, según Delegación del Gobierno. También se está habilitando el estadio Benoliel para trasladar a los marroquíes adultos que se encuentran en la calle para “posteriormente proceder a su devolución”.

Una vez llegadas al último espigón que separa Ceuta de Marruecos, muchas se han amontonado durante toda la mañana allí. Según ha constatado EFE, la Guardia civil española usaba aerosoles contra los migrantes que se acercaban a la valla. Además, dispararon esporádicamente gases lacrimógenos para disuadir todo acercamiento a la misma, recoge la agencia. Algunas personas regresaban con los ojos hinchados y enrojecidos, otras con heridas en el pie y las manos por el impacto de las granadas de gas. Algunas han respondido a los gases lanzando piedras contra los agentes españoles, según publica la agencia.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, presidió la tarde del lunes una reunión de coordinación de urgencia, a la que han asistido, entre otros, el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez; la subsecretaria del Ministerio del Interior, Isabel Goicoechea; el director general de la Policía, Francisco Pardo; la directora general de la Guardia Civil, María Gámez; y la directora general de Relaciones Internacionales y Extranjería del Ministerio, Elena Garzón. 

En el encuentro, se acordó “el refuerzo inmediato” de los efectivos de Guardia Civil y de Policía Nacional con “cerca de 50 efectivos de la Guardia Civil los lugares más susceptibles de paso en Ceuta”. La Policía Nacional, por su parte, va a incrementar en más de 150 agentes sus agentes en Ceuta, entre miembros de las Unidades de Intervención Policial y personal específico de Científica y de Extranjería y Fronteras.

Tensión entre España y Marruecos

“Desde ayer circula la información de que Marruecos ha dejado de vigilar sus fronteras, permitiendo el movimiento de personas en la ruta del Estrecho. El mal tiempo y la desesperación pueden poner cientos de vidas en riesgo”, advirtió la activista Helena Maleno este lunes.

Este pico de llegadas se produce después de la acogida en España del secretario general del Frente Polisario quien, enfermo de COVID-19, fue ingresado a un hospital de Logroño a finales de abril. La ministra Arancha González Laya afirmó que Ghali había sido derivado por “razones humanitarias”, pero sus explicaciones no convencieron al Gobierno de Marruecos, que hace algo más de una semana alertó de posibles consecuencias.

El Ministerio de Exteriores acusó a España en un comunicado de “omitir deliberadamente” la acogida del líder del Frente Polisario, el movimiento de liberación nacional del pueblo saharaui. “Es un acto premeditado, una elección voluntaria y una decisión soberana de España, que Marruecos reconoce plenamente” y de la que, añadió, “extraerá todas sus consecuencias”. La cuestión del Sáhara Occidental, cuyo conflicto vive una escalada desde la ruptura del alto el fuego en noviembre del año pasado, siempre ha supuesto una cuestión clave y delicada para las relaciones internacionales marroquíes.

Preguntada por la prensa sobre la posibilidad de que el Ejecutivo alauí haya rebajado el control fronterizo a causa del incidente diplomático, la ministra de Exteriores ha respondido que “no le consta”. Tampoco Grande-Marlaska ni la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, han querido precisar si se le ha pedido algún tipo de responsabilidad al reino alauí, más allá de asegurar que se mantienen los contactos diplomáticos y la relación de “coordinación” en la lucha contra las mafias y el control de los movimientos migratorios. 

Pedro Sánchez tampoco ha mencionado ningún incidente con el país vecino. El presidente ha animado a Marruecos a “cooperar” para resolver lo que ha denominado una “crisis humanitaria” y al “respeto a las fronteras mutuas” como condición para “progresar conjuntamente”. “Mi deseo es estrechar aún más la relación de amistad con nuestros vecinos. Los lazos humanos, históricos, culturales, económicos, estratégicos, nos llaman a ambos países a cooperar y trabajar juntos para progresar conjuntamente”, ha afirmado.

El Gobierno ha aprobado este martes una ayuda de 30 millones de euros a Marruecos para contribuir a su despliegue policial contra la inmigración. La partida, aprobada en la reunión del Consejo de Ministros, está incluida en los Presupuestos y previsto su acuerdo desde antes de la llegada de 6.000 personas desde el país vecino, según fuentes del Ejecutivo.

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