Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Cruz Roja intenta localizar a los refugiados desaparecidos en Europa

Más de 300 refugiados y migrantes han subido su foto a la plataforma de Cruz Roja Trace the Face con la esperanza de encontrar a un familiar desaparecido en su camino hacia Europa| Captura de la herramienta de búsqueda Trace The Face

Gabriela Sánchez

Era él. “Navid, mi hijo...”. Zahra abraza su ordenador desde Kabul mientras no despega sus ojos de la pantalla. “¿Cómo estás, mamá?”, responde el joven desde Bruselas. Es la primera vez que hablan desde hace ocho años. Perdieron el contacto durante su huida a Europa y no sabían nada el uno del otro. Un día la voz de su hijo dejó de responder al otro lado del teléfono. Él, desesperado por la imposibilidad de localizar a su familia, subió su foto en una plataforma de Cruz Roja en internet: “Busco a mi madre”.

Su historia tiene un final feliz pero cientos de refugiados y migrantes mantienen su foto en internet con mensajes similares, con la esperanza de que alguien, en algún lugar, los reconozca. “Busco a mi hermano”. “Busco a mi familia”. “Busco a mi hija”. Cerca de 300 rostros ligados a estas inscripciones se acumulan en la plataforma on line 'Trace the Face', lanzada por el Movimiento Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja con el objetivo de facilitar la búsqueda a migrantes desaparecidos y restablecer el contacto con sus familiares.

Aunque no existen cifras oficiales, la actual crisis humanitaria de refugiados en Europa ha multiplicado los casos de familias divididas detectados por Cruz Roja o el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). “Todos los días nos los encontramos. Personas que nos dicen que han perdido por el camino a una hermana, a un padre, a un hijo...”, señala María Jesús Vega, portavoz de Acnur. “Las causas son varias: los cierres esporádicos de fronteras europeas, los cambios de políticas a la hora de gestionar las llegadas o la falta de coordinación entre los estados”, enumera.

Cada día el listado de rostros de Cruz Roja aparece actualizado. Cada día hay una nueva foto, una nueva familia dividida, una nueva historia de dolor. Las búsquedas pueden filtrarse por nacionalidades, sexo y edad: Siria, Eritrea, Afganistán, Irak, son algunos de los países de procedencia más comunes de las personas que han decidido publicar su imagen en un intento de localizar a sus familiares.

“En la actual crisis en Europa, la separación suele ser temporal”, matizan desde Acnur. Pero las historias que esconden cada una de las fotos tienen orígenes diferentes. En ocasiones, algunos no logran contactar durante años con aquellos que se quedaron en su país de procedencia, otros se perdieron durante una ruta migratoria que pretendían recorrer juntos o arrancaron su viaje mucho antes y esperaban a alguien que nunca llegó.

Zahra, la mujer que abrazaba el ordenador, y su hijo huyeron a Irán hace ocho años debido al conflicto de su país, Afganistán. Poco después, el joven Navid decidió continuar su ruta migratoria hasta Europa, donde confiaba en tener más oportunidades de futuro. Hasta que perdieron contacto. Su madre regresó a Afganistán años después sin saber si su hijo estaba vivo, o falleció en su camino hacia Bélgica.

En su intento de conocer el paradero de su familia, Navid optó por acudir a Cruz Roja Bélgica y decidió probar suerte a través de este mecanismo. Tiempo después, a 5.408 kilómetros de Bruselas, un vecino de Zahra reconoció al joven. El equipo de Cruz Roja Internacional y su sede en Bélgica se pusieron a trabajar y lograron restablecer su contacto.

El pasado 20 de junio de 2015 hablaron por primera vez, tras años separados, a través de una videoconferencia organizada por el movimiento humanitario. “Estoy feliz de verte, yo también, pero no llores... Está aquí la televisión”, bromea Navid a su madre, a la que por fin tiene enfrente. Ella lloraba, sonreía y lloraba, sin apartar sus ojos de la pantalla.

'Trace de Face' es una herramienta destinada a la búsqueda de migrantes y refugiados perdidos durante su viaje a Europa, pero se enmarca en un servicio más extenso de Cruz Roja Internacional, basado en el restablecimiento de contactos entre familiares divididos por diversas causas como los conflictos, desastres o flujos migratorios.

No saber si están vivos o muertos

“A través de este servicio, vemos el sufrimiento de las personas que pierden el contacto con sus familiares durante determinadas crisis humanitarias. No saben lo que ha sucedido con ellos, no saben nada de ellos... Acaban en un limbo emocional por no saber ni siquiera si están vivos o muertos”, explica Elena Girón a eldiario.es, responsable del servicio de restablecimiento familiar de Cruz Roja España.

Cerca de 3.000 personas han perdido la vida en el Mediterráneo en lo que va de 2015 en su intento de llegar a las costas de Europa, según cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Los cuerpos de muchas de ellas nunca aparecen. Otros acaban bajo tierra sin haber sido identificados. Sin saber su nombre, sus apellidos, sin avisar a una familia que espera una llamada telefónica que no llega. Los allegados de los migrantes desaparecidos conocen esta realidad, saben que su madre, su hijo o su abuelo podrían estar detrás de estas cifras, o puede que no.

“Ese no saber, esa incertidumbre, suele impedir que logren rehacer su vida. Tienen necesidad de saber y requieren apoyo psicológico”, resumen desde Cruz Roja. Por esta razón, el programa consta de dos partes: la búsqueda de las personas desaparecidas y el acompañamiento a sus familiares, para que puedan seguir adelante mientras la situación de incertidumbre permanece.

Las condiciones de riesgo a las que los refugiados son empujados a huir a Europa, debido a las escasas vías legales de acceso a la UE, deriva en este tipo de dramáticas situaciones durante el viaje: familias divididas, personas perdidas durante los intentos de escapar de la policía fronteriza. “Es muy común que la separación se produzca en los cierres de fronteras. Unas familias logran pasar, y otras se quedan atrás y tiene que pasar por otro país. Todos hemos visto las imágenes de los bloqueos de refugiados en Hungría... y su posterior desvío a otros países como Croacia”, explican desde Acnur.

En Hungría, Shari, un refugiado sirio que vive en Holanda desde 2012, viajó hasta la frontera húngara con Serbia solo para buscar a su cuñada y sus tres sobrinos: “Me llamó por teléfono anoche diciéndome que la policía la había cogido por esta zona. Me describió el lugar y creo que era este. He preguntado a los policías si está dentro del campo, pero no quieren decirme nada”, contaba a eldiario.es en septiembre. Las autoridades de Hungría no se lo ponían fácil.

Más allá de la posible falta de colaboración de los estados, cuando los desaparecidos son migrantes, el rastreo de su posible localización se complica. “En estos casos, encontrarlas suele ser más complicado. Las personas buscadas muchas veces no tienen residencia fija, se encuentran en una situación de irregularidad, no están registrados...”, explica Girón. Por eso, Cruz Roja está trabajando para que desde el primer momento de la recepción de los recién llegados, las autoridades pregunten si cuentan con algún familiar del que desconoce su paradero y les expliquen la existencia de este tipo de servicios. Acnur destaca la necesidad de asegurar el registro de todos los refugiados para acelerar su reunificación.

Cuando llega un caso a algunas de las sociedades de Cruz Roja, el dispositivo consiste en publicar las imágenes de las personas que buscan a familiares desaparecidos tanto en su página web como en carteles enviados de forma periódica a centros de acogida de refugiados y migrantes. Paralelamente, incluyen sus nombres en listados internacionales de desaparecidos después de comprobar que no están ya incluidos.

Entre ellos estaban los de Navid y Zahra que, aunque siguen separados, viven con la tranquilidad de saber que están.

Etiquetas
stats