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Los retos de la nueva agenda mundial contra la pobreza en 2016

Un niño pequeño es evaluado por un equipo médico coordinado por la ONU en Timor Oriental en 2012. | Foto: UN Photo/Martine Perret.

Laura Olías

2015 fue clave en la elaboración de una estrategia a nivel mundial para acabar con la pobreza en el mundo. Cerrado el año, el 1 de enero entró en vigor la denominada Agenda de Desarrollo Sostenible y, como recuerdan desde la sociedad civil, aún quedan algunas decisiones importantes que marcarán la lucha contra la desigualdad de los próximos 15 años. La principal es la aprobación de los indicadores que medirán si los países cumplen o no con sus compromisos. “Nos preocupa a las ONG porque aquello en que no se mida no se va a avanzar, no va a haber políticas para implementarlo”, afirma Cristina Linaje, responsable de Incidencia Política de la Coordinadora Española de ONGD.

En septiembre de 2015 los países firmaron su compromiso con la agenda mundial, en una cita calificada como “histórica”. La agenda fija 17 Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y 169 metas, que buscarán acabar con la pobreza extrema y el hambre, reducir la desigualdad en y entre los países, y acabar con todas las formas de violencia contra las mujeres, entre otras cuestiones. Una de las novedades más destacadas de la estrategia es su universalidad: los compromisos afectan tanto a los países en vías de desarrollo como a los considerados países ricos o desarrollados.

2016 ha dado el pistoletazo de salida a la agenda y ahora los países deben responder. Para ello, uno de los pasos fundamentales es la configuración final de los indicadores que medirán las diferentes metas y objetivos de la agenda –confiada a un grupo Interinstitucional y de Expertos de la ONU–. La Comisión Estadística de las Naciones Unidas debe recibir los indicadores del grupo técnico y presentarla “a más tardar en marzo de 2016”, para ser después aprobada por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Por el momento ya hay algunas variables en las que los expertos han alcanzado un consenso –para incluirlas como indicadores o para descartarlas– y otras que se mantienen en discusión. “Se han caído varios indicadores relacionados con las mujeres, como el porcentaje de mujeres propietarias de tierras agrícolas, y el tiempo semanal medio de recolección de agua desagregado por sexo”, afirma Pablo Martínez Osés, experto en Cooperación Internacional para el Desarrollo. Las variables de género encuentran la oposición, sobre todo, de “países occidentales conservadores y países árabes” aunque, a menudo, cuando un indicador se queda en el tintero se justifica por la falta de datos o la dificultad para medir esa variable.

Hojas de ruta nacionales

En la declaración suscrita por los países miembros de las Naciones Unidas se establece además que los estados deben configurar “las estrategias de desarrollo sostenibles cohesionadas y con titularidad nacional” que permitan la implementación de la agenda. Es otro de los retos más importantes de 2016. “Hay tiempo hasta 2030, es una agenda dinámica y abierta. Pero cada país debe ver ya en qué pone más énfasis, ver dónde podemos enfatizar”, dice Martínez Osés.

En la Coordinadora insisten en que no es necesario que los indicadores estén aprobados para tomar las primeras decisiones. “Nosotras creemos que la agenda, como ha entrado en vigor a partir de 2016, se debe hacer desde ya un ejercicio a nivel nacional para avanzar en su cumplimiento”, sostiene Cristina Linaje. En primer lugar, en su opinión, es necesario revisar la situación actual para poder tomar las decisiones adecuadas. España debe sacar de la pobreza a cinco millones de personas de la pobreza para cumplir con los ODS.

“Existe el peligro de que los países elijan entre objetivos. Esto no es un buffet para elegir, tiene que ser un compromiso conjunto y global”, añade Linaje. Martínez Osés afirma que, aunque no le consta que haya agendas definitivas de ningún país, “sí hay avances. Yo estuve en Perú en septiembre y ya tenían una hoja de ruta entre ministerios, para ver qué metas incluir”.

Desde la Coordinadora, así como Martínez Osés, afirman que España aún no se ha movido para diseñar una estrategia nacional. Desde septiembre a las elecciones de diciembre no han advertido pasos en este sentido. El Partido Popular fue el único partido que no incluyó una mención a la nueva estrategia de la ONU en su programa electoral. La falta de un acuerdo para formar gobierno tras elecciones es otro de los principales obstáculos para avanzar en la estrategia nacional para cumplir con los ODS.

“En España al no haber gobierno, y esto es una valoración, no se va a avanzar. Al nivel de funcionarios y técnicos se puede dar seguimiento al tema, pero no creemos que se avance en las políticas hasta que no haya gobierno”, tema Linaje. Desde la Coordinadora de ONGD insisten en la necesidad de crear un espacio en el que participe la sociedad civil, tanto en el seguimiento como en la definición de políticas.

Cuanto antes se empiece con un “plan de implementación serio” mejor llegará España a la primera evaluación anual de Naciones Unidas. Porque, a partir del próximo año, los países que deberán responder sobre sus índices de pobreza y desigualdad no son solo los más desfavorecidos.

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