Un guardia condenado por abuso sexual a un menor refugiado en Nauru, la isla donde Australia confina a migrantes
Un guardia de seguridad de Nauru, la isla en la que Australia tiene un centro donde confina a los solicitantes de asilo, ha sido condenado a ocho años de prisión por abuso sexual de menores en uno de los asentamientos para refugiados, según han informado medios locales de comunicación.
Bronton Namaduk, de 31 años, cometió la agresión en 2016 contra un menor de diez años en uno de los puestos de seguridad de un asentamiento donde se reubica a los refugiados, según la cadena local ABC.
Namaduk tenía una sentencia anterior por delitos sexuales cuando fue contratado. La empresa australiana Radiance International, que gestiona este asentamiento, asegura que no conocía estos antecedentes penales.
Un portavoz del ministerio de Interior de Australia ha asegurado que Radiance International, cuyas operaciones han sido cuestionadas por la Policía por presuntos sobornos en Nauru, es la responsable de gestionar el asentamiento y que el resto de responsabilidades en el lugar son asunto de Nauru, un pequeño estado de Micronesia.
La abogada de Radiance, Stephanie Jin, ha indicado en un comunicado a la ABC que Namaduk no trabajaba para la empresa en el momento en que cometió el delito sino para un tercero y que este fue despedido en 2017.
La divulgación del caso ha seguido a las denuncias de médicos y grupos de derechos humanos sobre las condiciones en las que viven los menores en estos centros, muchos de ellos con problemas mentales y de salud, y víctimas de abusos sexuales.
El centro de Nauru acumula un largo catálogo de abusos sistemáticos y malos tratos como agresiones físicas y verbales, atención médica insuficiente, falta de acceso a la escuela, robos y detenciones arbitrarias. Han sido varios los intentos de suicidios y las autolesiones, también de menores, como fruto de las condiciones que estas personas soportan que, según Amnistía Internacional, “constituyen tortura y les causaban graves daños psicológicos”.
Australia comenzó en 2001 la llamada “Solución Pacífico”, dirigida a detener el flujo de migrantes y que consistía en pagar a terceros países para acoger a los “sin papeles”. La política se suspendió en 2007 pero se reanudó en 2012 con la apertura de un centro en Nauru y otro en la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea.
Muchos de los refugiados y solicitantes de asilo en Manus han huido de conflictos como los de Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación, como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.