Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Abrir las calles, abrir las mentes
Cada año por estas fechas, en ciudades de toda España y Europa, se celebra la Semana Europea de la Movilidad y por eso toca sensibilizar a la ciudadanía sobre lo de ir caminando, en bici y en transporte público pero no tanto en coche porque es malo malísimo (una semana sí, todas las demás no). Cada año, del 16 al 22 de septiembre, se montan tres o cuatro saraos de los que sólo se enteran los enterados y luego se deja el tiempo pasar para volver a la normalidad del atasco al octavo día. Así ha sido casi siempre en muchos sitios. Y también en Madrid, claro, pero ¿será así este año?
Uno tiene la sensación de que la semanita ha pillado a los recién mudados al Palacio de Cibeles a medio sentar, con el pie cambiado y con mucha plancha. La programación propuesta tiene paseos ciclistas a cascoporro (el grande que va de Recoletos al Paseo de la Chopera y vuelta, otros en distritos, también para escolares…), los premios Muévete en Verde que ya tienen solera, un debate al que asistirán Manuela Carmena e Inés Sabanés, el Parking Day que nos hace soñar por un día con calles bonitas y un Día Sin Coches que se atreve sólo a cerrar al tráfico la parte de Gran Vía que va de Hortaleza a San Bernardo (un martes de 9 a 14h, eso sí).
Muchas cosas pero ninguna para partirse la camisa salvo dos: una que ya disfrutábamos pero que es un lujo que no sé si hemos apreciado suficiente y una novedad que nos ubica en el mapa de las ciudades que se empiezan a tomar esto realmente en serio. Empiezo por la novedad, claro.
Según dicen los medios generalistas, el equipo de Carmena ha tenido la ocurrencia de cortar el tráfico del Paseo del Prado este sábado y este domingo y todos los domingos que vengan. En realidad, lo que el Ayuntamiento ha presentado es, por fin, la Ciclovía madrileña. Ya conté aquí en qué consistía esto de la Ciclovía, un invento bogotano con cuarenta años de historia que ha sido exportado a ciudades de todo el mundo, y por qué es tan importante para cambiar perspectivas a la hora de mirar la ciudad como un espacio para las personas y no para los coches. Las ciclovías, o las open streets, como las llaman los anglos, no son simples cortes de tráfico: son aperturas de calles para que la gente camine por ellas, monte en bici, juegue, disfrute, esté, sea. Son eventos semanales o periódicos que suelen, además, abrir la mente de gobernantes y ciudadanos y provocar cambios más permanentes. Es verdad que a esta ciclovía le queda mucho para ser lo que tiene que ser, que no es atrevida ni conecta distintas avenidas. Y es verdad que, en cualquier caso, no son estos eventos suficientes por sí mismos y que tienen que ir acompañados por medidas más valientes en políticas de movilidad y fomento de las formas sostenibles de la misma. Pero es un poco triste, y esto igual es un lamento de periodista que no interesa a todos, que ningún medio haya sido capaz de contextualizar el tema, de hablar del movimiento que surgió en Bogotá y se transmitió a toda América Latina, de decir cómo en Norte América, de Vancouver a Los Ángeles, también está cambiando puntos de vista, de hablar de las experiencias europeas. Resumir todo esto en “cortes de tráfico” va más allá de la inquina que se le pueda tener a los nuevos; retrata lo cortitos que vamos en mi profesión. En fin.
Lo otro que creo que hay que resaltar es el Festibal con B de Bici. Con cinco años y siete ediciones de historia, el evento organizado por Biernes con B, ha sido y es una de las mejores formas de explicar los valores de la bici que uno ha visto en Madrid (con la procesión de la bici, que organizaban hasta este año los mismos bandarras con b): optimismo, alegría, cercanía, utilidad, familia, algo de política del bien común, un poco de pensamiento y música, juegos, comida, bebida… Una fiesta de las buenas, de las que dan para pensar sin que te des cuenta y que este año se ha conectado con la primera Ciclovía del sábado 19 en un círculo que, esperemos, se abra aquí y nos haga rodar de forma más amable por Madrid los próximos años y para siempre.
Hasta donde yo sé, en eso está la gente que se reparte la tarea entre las concejalías de Medio Ambiente y Desarrollo Urbano Sostenible. Y también la ciudadanía: echando un ojo a los primeros días de la web de participación, decide.madrid.es, hay un montón de propuestas sobre movilidad muy coherentes en lo alto de las más apreciadas. Como decía uno el otro día en Twitter, parece como si la gente desease de verdad una ciudad mejor, ¿no?