El Banco de España constata una estabilización del crecimiento de la economía española
Frente a los augurios apocalípticos propios del periodo electoral el Banco de España ha traído cordura y datos sobre el comportamiento de la economía española. El regulador apunta en su informe de Proyecciones macroeconómicas de la economía española para el período 2019-2022 “una estabilización del perfil de crecimiento del PIB en la segunda mitad del año” marcado por unos factores que le permiten definir un horizonte de crecimiento igual al que presentó en septiembre, de manera que “el avance del PIB se sitúe en el 2% en 2019, por debajo del 2,4% registrado en 2018, y que se modere hasta el 1,7%, el 1,6% y el 1,5% en cada uno de los tres años siguientes”. “Las actuales proyecciones prevén que la presente fase expansiva se prolongue durante el próximo trienio”, concluye el documento.
El servicio de estudios del banco central español revela que “los riesgos al escenario central de crecimiento del PIB se encuentran orientados, de manera predominante, a la baja”, y los sitúa fundamentalmente en “el contexto exterior de la economía española”: “sorpresas persistentemente negativas en el ritmo de avance de la actividad global y, sobre todo, por que las tasas de expansión del comercio mundial han sido, dado el crecimiento del producto, muy reducidas”.
En el plano nacional, el principal riesgo para el Banco de España es la incertidumbre política: “Persiste la incertidumbre acerca del diseño futuro de las políticas económicas y, en particular, de los elementos necesarios para retomar el proceso de consolidación fiscal, en la medida en que no se ha constituido todavía un nuevo Gobierno tras las pasadas elecciones generales”.
Según el Banco de España, los datos más recientes apuntan a “una estabilización del perfil de crecimiento del PIB en la segunda mitad del año”, frente al debilitamiento que esbozaba la información coyuntural disponible en el momento en que se elaboró el informe de proyecciones de septiembre.
“El crecimiento del PIB se mantiene inalterado a lo largo del horizonte de previsión”, señala el organismo supervisor. “Se proyecta una recuperación gradual en los mercados de exportación”, aunque será “menos vigorosa que la esperada hace tres meses”, pero este comportamiento peor se vería “compensado” por el “efecto expansivo sobre la actividad resultante de los menores precios del petróleo”. A pesar de esta debilidad del sector exterior, también se apunta que “los mercados de exportación tenderán a recuperarse gradualmente”.
Además, el Banco de España admite que “se proyecta ahora un aumento en la contribución de la demanda interna”. “El crecimiento seguirá apoyándose en las mejoras registradas a lo largo de los últimos años en la situación patrimonial de hogares y empresas, que constituye un soporte clave para el dinamismo de la demanda interna, y en el tono acomodaticio de la política monetaria del BCE, reforzado tras las medidas adoptadas por el Consejo de Gobierno en septiembre, que a su vez favorecerá el mantenimiento de unas condiciones financieras holgadas”, explica el servicio de estudios.
“El gasto de las familias en consumo e inversión se verá alentado además por el comportamiento expansivo de sus rentas y, en particular, por la prolongación de la trayectoria positiva del empleo”. En comparación con las previsiones de septiembre, el Banco de España ha revisado al alza e el corto plazo la evolución del gasto de los hogares en bienes y servicios.
A más largo plazo, se prevé que el dinamismo del consumo privado será en el futuro, no obstante, algo menor que el observado en los últimos años. Por un lado, porque se se espera que el incremento de los ingresos laborales de los hogares descanse progresivamente más en la recuperación de los salarios reales y menos en la generación neta de puestos de trabajo. Por otro lado, por una caída del gasto en bienes duraderos y por las numerosas fuentes de incertidumbre que ha provocado un incremento de la tasa de ahorro de los hogares.
Respecto al mercado laboral, el Banco de España explica que “el aumento de la ocupación permitirá que la tasa de paro siga descendiendo, aunque a un ritmo menor que el observado en los años anteriores”. Esta ralentización en la senda de descenso del desempleo reflejaría “tanto el menor ritmo de creación de puestos de trabajo como un modesto repunte del ritmo de avance de la población activa”. En el promedio de 2022, la tasa de paro se situaría en el 12,6% de la población activa, una proyección algo mejor ya que en septiembre la tasa de paro prevista era del 12,8%.
Pese al papel polémico que adoptó el supervisor por sus previsiones negativas por la subida del 22% del salario mínimo, en esta ocasión el Banco de España solo especifica que el incremento del SMI es responsable junto a “la reducción de la tasa de paro y, en 2019 y 2020, la aplicación de las recomendaciones del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva” de un crecimiento esperado de la remuneración por asalariado en torno al 2% entre 2019 y 2022.
Posteriormente el el director general de Economía y Estadística, Óscar Arce, ha apuntado que desde comienzos de año el empleo se ha desacelerado con mayor intensidad que la actividad, ya que la EPA mostró un aumento del empleo de en torno al 3% en 2018 y la última encuesta del tercer trimestre indicaba un 2%, mientras que el PIB se ha mantenido en el nivel del 2% en ambos casos.
De hecho, ha señalado que se percibe que en las comunidades autónomas y sectores donde la prevalencia del SMI es más amplia “los datos de empleo han ido peor”, si bien ha matizado que esto no supone que haya “pruebas claras e irrefutables” de que la incidencia del alza del SMI sea lo único que esté detrás de la desaceleración del empleo, ya que esa evolución “menos positiva” puede deberse a “otros muchos factores”, según informa Europa Press.
“El déficit público se corregiría gradualmente a lo largo del horizonte de previsión, hasta situarse en el 1,4% del PIB en 2022. No obstante, esta mejoría descansaría exclusivamente sobre los efectos favorables del ciclo económico y sobre la continuación del proceso de reducción del coste medio de la deuda, como consecuencia del contexto actual de reducidos tipos de interés”, según el Banco de España.