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El 'banco malo' reconoce la “imposibilidad” de ingresar lo suficiente para cancelar su deuda a tiempo

Sede de Sareb.

Economía

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La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), conocida popularmente como banco malo, admite la imposibilidad de generar flujos de caja suficientes para amortizar íntegramente la deuda emitida por la compañía antes de que venza el plazo para su liquidación en 2027, según recoge en su informe de actividad. Desde hace unas semanas, los 35.000 millones de euros de deuda de esta sociedad se contabilizan como deuda pública del Estado.

Sareb nació en 2012 para recapitalizar las entidades financieras más afectadas por la crisis financiera de 2008, para lo que adquirió 98.211 activos valorados en 50.781 millones de euros. Tiene el mandato de generar ingresos suficientes, mediante la venta y gestión de estos activos, para amortizar la deuda emitida en el inicio de su actividad, un objetivo que debería cumplir antes de su liquidación, prevista para 2027.

Al cierre de 2020, Sareb había cancelado el 31,2% de la deuda que emitió en el momento de su constitución en 2012, por un total de 15.863 millones de euros (179,8 millones se cancelaron en el ejercicio 2020). Todavía debe devolver 34.918 millones de euros, que además han pasado a computar como deuda pública por decisión de Eurostat.

Según reconoce Sareb en su reciente informe de actividad, la actualización de su plan de negocio para el periodo 2020-2027, aprobada por el consejo de administración, “muestra la imposibilidad de generar flujos de caja suficientes a lo largo del periodo para amortizar íntegramente la deuda emitida por la compañía”. “Tanto esa circunstancia como su importe dependerán de la evolución de numerosas hipótesis, entre las que destaca la evolución de los precios de los activos inmobiliarios a lo largo de cada ejercicio”, señala el documento.

El presidente de Sareb, Jaime Echegoyen, comunicó la semana pasada su intención de abandonar el cargo, de manera que le sustituirá el consejero delegado de la sociedad, Javier García del Río. La dimisión de su presidente llega en un momento en el que se están gestando distintos cambios en el seno del banco malo tras la obligación impuesta por Europa para que la deuda de la sociedad se considere como deuda pública.

El Gobierno debe manejar ahora los distintos escenarios posibles. Uno de ellos podría ser modificar la norma para prolongar el plazo de vigencia de la sociedad más allá de 2027. Con ello se lograría un plazo más amplio que los 15 años para los que fue ideada para favorecer la amortización de deuda que ahora se reconoce complicada. Sería una decisión similar a la que el Gobierno ya ha tomado hasta en tres ocasiones en el caso de Bankia, prolongando la presencia del FROB en su accionariado (ahora CaixaBank).

Por otro lado, en las últimas semanas se ha abierto la puerta a que el Estado se haga definitivamente con el control de la sociedad. Actualmente no tiene la mayoría en el accionariado, pero sí respalda como avalista la deuda de la sociedad. Así, el Gobierno se estaría replanteando tomar la mayoría del accionariado, dando salida a los accionistas privados. Actualmente, el Ejecutivo controla el 45,9% de Sareb a través del FROB, mientras que el resto está en mano de bancos y aseguradoras como Santander (22,23%), CaixaBank (12,24%), Sabadell (6,61%) o Kutxabank (2,53%).

Según el diario 'Expansión', que adelanta la información, estos accionistas privados no tienen interés en continuar en el capital de Sareb y podrían pactar su salida a un precio simbólico.

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