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Cebrián confirma que deja la presidencia de Prisa y propone a Manuel Polanco como sustituto

El presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, durante la junta general extraordinaria de accionistas

Antonio M. Vélez

“Me voy, me voy, me voy, pero me quedo”. Parafraseando 'Yo sé qué ver y oír', un poema de Miguel Hernández, el presidente ejecutivo de Prisa, Juan Luis Cebrián, ha confirmado este miércoles que abandona el cargo, en principio, el próximo 31 de diciembre, y ha propuesto el nombramiento de Manuel Polanco como nuevo presidente (no ejecutivo) a partir de esa fecha.

Cebrián deja la primera línea ejecutiva de la empresa propietaria de El País y la SER “con la tranquilidad del deber cumplido”, pero permanecerá como presidente de El País y de una nueva fundación con el nombre del rotativo. Lo hace tras aceptar el “requerimiento de algunos accionistas y algunos relevantes protagonistas de la vida de nuestra empresa” para garantizar la independencia de ese medio frente a presiones externas.

En su discurso a los accionistas, Cebrián ha atribuido su marcha, que dice que ha decidido poner en marcha “personalmente”, al “inevitable paso del tiempo” y a la necesidad de “garantizar un futuro sólido al margen de cualquier tipo de personalismos” y de que los nuevos inversores que se incorporen a la compañía conozcan los planes estratégicos y la visión a medio y largo plazo.

El ejecutivo ha negado que quisiera “atrincherarse” en el cargo y ha asegurado que su salida “puede facilitar la incorporación de inversores no especulativos con visión de medio largo plazo”.

Su sustituto, Manuel Polanco, es, ha dicho, “una garantía para nuestros propósitos”. Cebrián ha recordado la “mutua e indestructible lealtad” que le unió al padre del futuro presidente de Prisa, Jesús de Polanco, frente “a los aprovechados o los débiles, dispuestos siempre a defender un interés particular en perjuicio” de los de la compañía.

La junta, definida por un accionista minoritario con tino como “calentita”, ha aprobado entre otros acuerdos las sendas ampliaciones de capital, una dineraria de 450 millones de euros y otra para la conversión de deuda en acciones, que necesita Prisa para corregir su actual situación de quiebra técnica. Además, la venta de la filial portuguesa Media Capital, también fundamental para el saneamiento de Prisa y pendiente todavía del visto bueno de las autoridades de la competencia de Portugal; y un nuevo plan de incentivos para Cebrián por la consecución de la reestructuración del grupo.

La asamblea, que comenzó a las 13 horas, con media hora de retraso, ha terminado pasadas las 16 horas con la aprobación del cese de cinco consejeros independientes que no figuraba inicialmente en el orden del día: Gregorio Marañón, Alain Minc, José Luis Leal, Elena Pisonero y Alfonso Ruiz.

Durante la asamblea, Cebrián ha venido a defender una cosa y la contraria: que la reestructuración de Prisa está ya encarrilada y que su situación es “dramática”, ante la ampliación de capital que se sometía a aprobación de los socios. También ha ocurrido algo muy poco habitual en este tipo de asambleas: han tomado la palabra varios consejeros del grupo en calidad de accionistas para cuestionar de forma abierta la gestión del presidente. El episodio ilustra la profunda división de un consejo de administración al que un minoritario ha recomendado utilizar “detectores de metales”, por lo que pudiera ocurrir.

El más beligerante ha sido el representante del fondo Amber, el mayor accionista de Prisa con el 19%, al que Cebrián ha calificado como “fondo buitre”. El consejero Joseph Oughourlian ha arremetido contra Cebrián y una gestión que “no es que haya sido mala, es lo siguiente”. Ha recordado que ha pedido su marcha como condición para acudir a la ampliación de capital de 450 millones que se sometía a votación y ha negado que la salida del ejecutivo sea voluntaria. También ha dejado claro su rechazo a la compensación de seis millones de euros que va a cobrar Cebrián cuando abandone la presidencia ejecutiva, que se suma a un bonus cercano a los dos millones.

Por su parte, consejeros independientes como José Luis Leal, exministro de UCD y expresidente de la patronal bancaria, Gregorio Marañón y el francés Alain Minc han preguntado por el posible cese en bloque de cinco de estos vocales, extremo que Cebrián no ha confirmado y que no figuraba en el orden del día de la junta. La propuesta de cesar a cinco de los ocho consejeros independientes (Leal, Marañón, Minc, Elena Pisonero y Alfonso Ruiz) ha sido presentada finalmente por un accionista minoritario, José Francisco Estévez Rodríguez.

En la junta también ha intervenido, en representación de un grupo de accionistas al que no ha identificado, el exministro de Cultura del Gobierno de Zapatero y exdirector del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, que ha glosado la gestión de Cebrián: “Hoy El País no ha perdido un ápice de todo este prestigio y respeto”, ha asegurado.

“Lamentar que hayamos tenido una junta tan prolongada y tan tediosa para muchos accionistas. La última que presidiré y me hubiera gustado que hubiera sido una junta general más presidida por el acuerdo entre accionistas y consejeros”, ha cerrado Cebrián.

La asamblea, inicialmente prevista para finales de octubre, tuvo que ser aplazada tras el frustrado nombramiento del expresidente de Indra, Javier Monzón, como sustituto del aún presidente ejecutivo de Prisa.

La junta ha estado amenizada por una sonora protesta, a las puertas de la Casa de América, donde se ha celebrado la reunión, de trabajadores de Pressprint, la imprenta de El País, en protesta por el cierre de la planta y un nuevo expediente de regulación de empleo, “el tercero en menos de cinco años”. “Es una medida más del manual de estos ejecutivos que llevan años descapitalizando nuestras empresas mientras ellos se llenan de bonus sus alforjas”, lamenta el comité de empresa en una nota dirigida a los accionistas de Prisa.

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