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España acelera sus emisiones de deuda antes de que suban los tipos de interés

Christine Lagarde, en una fotografía de archivo.

Daniel Yebra

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El Tesoro Público ha acelerado las colocaciones de deuda en el primer trimestre del año hasta alcanzar ya el 40% del objetivo de financiación para 2022. La institución ha emitido bonos por 29.000 millones de euros, en términos netos, de los 75.000 millones previstos para el año. Un ritmo que responde a la expectativa de un endurecimiento generalizado de la política monetaria para atajar el pico de inflación, con una subida de los tipos de interés oficiales en los próximos meses y la progresiva retirada de los programa de compras de deuda del Banco Central Europeo (BCE).

Según la última estadística mensual publicada por el Tesoro, España sigue disfrutando de unas condiciones de financiación inmejorables, lo que ha aprovechado en el arranque de 2022 pese a la perturbación que ha supuesto la guerra en Ucrania, tanto en los precios de la energía como en la actividad económica en general y en los planes del Gobierno. El Ejecutivo ha tenido que aprobar medidas de choque que implican un mayor gasto público (más dinero en definitiva con un estrecho margen fiscal tras dos años con el déficit desbocado).

En marzo, las emisiones nuevas de bonos se quedaron en el 0,255% de interés, dejando la media en lo que va de 2022 en el 0,389%, tras la subida al 0,635% en febrero. Unos intereses muy bajos que permiten que el Estado siga reduciendo el coste medio de toda la deuda en circulación, hasta el mínimo histórico del 1,55%.

En este contexto, España mantiene la factura anual por los intereses de la deuda ligeramente por encima del 2% respecto al PIB, muy lejos de los niveles que se alcanzaron en la crisis de deuda que acabó con el rescate a la banca en 2012.



“Las necesidades de financiación del Gobierno deberían cubrirse sin dificultades, ayudadas por las compras del BCE, la abundante liquidez disponible y los bajos tipos de interés”, reconoce el equipo de economistas de Caixabank Research.

La deuda pública, en volumen, se sitúa cerca del 118% del PIB. Y “40 puntos porcentuales están en manos del BCE”, apuntan desde el banco. En las decisiones que tome precisamente la institución que preside Christine Lagarde está la clave para España respecto a las condiciones de financiación.

Desde abril, ya no existe el programa de emergencia de compras de deuda del BCE (de los países y de empresas europeas según algunas condiciones) que ha permitido el contexto de tipos en mínimos tanto para España como para el conjunto de la eurozona incluso en los peores momentos de la pandemia.



Ahora, queda el programa anterior y la reinversión de los vencimientos de las adquisiciones de los últimos años, que el BCE también está retirando con la intención de drenar el mercado de bonos de dinero y, teóricamente, frenar la inflación desbocada al reducir el exceso de liquidez con el que se ha evitado un shock financiero pese al COVID.

“Según la evolución de los datos y del entorno macroeconómico, el BCE o bien finalizará las compras netas [de este programa convencional] en el tercer trimestre o bien las aumentará y/o extenderá en el tiempo”, explica Ricardo Murillo, economista de Caixabank.

“Además, ha modificado la relación temporal entre la primera subida de tipos de interés [oficiales, que están en el 0%] y el fin de las compras netas [sin tener en cuenta la reinversión de los vencimientos]. Mientras que antes las compras netas de deuda deberían finalizar poco antes de la primera subida de tipos [oficial], ahora el BCE espera realizar la primera subida un tiempo después del fin de las compras”, añade el experto.

Buenas condiciones de financiación y mejor posición fiscal ante la guerra

El déficit de España (la diferencia entre el gasto público y los ingresos, que se cubre con deuda) se situó finalmente en 2021 en el 6,9% del PIB, “una mejora de 3,4 puntos porcentuales en comparación con 2020”, según apunta la agencia de calificación de deuda Moody's, y por debajo del objetivo de déficit del 8,4% del Gobierno.

“Todas las administraciones vieron una mejora en sus finanzas, siendo la más significativa en la Seguridad Social. Estos resultados fiscales mejores de lo esperado fueron en gran medida impulsados ​​por un fuerte repunte económico y por la mejora en el mercado laboral”, continúa Moody's.

“El elevado endeudamiento público de España sigue siendo un desafío”, lamenta. “Este año, esperamos que el déficit se quede en el 6% del PIB, ya que la economía crece a un ritmo más lento y las medidas para mitigar el shock de los precios de la energía afectan tanto al gasto público como a los ingresos (aunque, según el Gobierno, la mejora del resultado fiscal proporciona espacio para su plan de respuesta nacional)”, añade la agencia de calificación, que concluye con el pronóstico de que “la deuda caerá a alrededor del 117% del PIB de cara al cierre de 2022 y continuará disminuyendo gradualmente a partir de entonces hasta alrededor del 116% para fines de 2023”.

Sin embargo, “un crecimiento aún más débil y los descuentos energéticos extendidos en el tiempo podrían agregar presión a las finanzas públicas y plantean riesgos a la baja para nuestras previsiones sobre el saldo fiscal y la deuda”, según finaliza la agencia.

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