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España cuadruplicó el crecimiento del conjunto de la OCDE en el segundo trimestre, ante los tambores de recesión

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en el pregón de las fiestas de Betanzos, este verano.

Daniel Yebra

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España casi cuadruplicó el crecimiento económico del conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el segundo trimestre. La propia institución ha confirmado este lunes que el PIB (Producto interior bruto) aumentó en nuestro país un 1,1% entre abril y junio, frente a la media del 0,3% de los 38 estados que la conforman, siempre frente al trimestre anterior.

La OCDE señala también que Alemania recuperó a cierre de este segundo trimestre el nivel de actividad previa a la pandemia, la última economía de las siete más grandes (el G-7) que faltaba por conseguirlo. España todavía no lo ha logrado, y las expectativas apuntan a que no lo hará hasta finales de 2023 o principios de 2024, tras el frenazo de la recuperación por la crisis de inflación y la incertidumbre que supone la invasión rusa de Ucrania.

Este retraso de España en la reconstrucción después del histórico shock de la COVID se explica por el mayor peso del sector servicios en el PIB, y concretamente del turismo, que precisamente este año ha vivido su primera temporada alta completa desde 2019, sin restricciones, con el obstáculo que supone la subida generalizada de precios.

Aún así, nuestro país lidera las estimaciones de crecimiento de cara al cierre de este 2022 y de 2023, y podría ser de la única gran economía de la eurozona en librar la recesión, que acecha peligrosamente a Alemania.



“En julio, el índice PMI para el sector manufacturero se situó en los 48,7 puntos, su nivel más bajo desde mayo de 2020, y apunta a una caída de la actividad en el sector (registro por debajo de 50, el nivel indicativo de crecimiento). Así, la industria acusa el fuerte aumento de los precios, la mayor incertidumbre y un deterioro de las perspectivas económicas. En contraposición, el indicador homólogo para el sector servicios se mantuvo prácticamente invariado, en los 53,8 puntos (54,0 el mes anterior) y ampliamente por encima del nivel indicativo de crecimiento. El buen comportamiento del sector refleja el impulso que ofrece la reapertura de la economía y la recuperación del sector turístico”, explica el equipo de análisis de Caixabank.

Banco de España: “No vemos recesión”

“Nosotros no vemos en el horizonte inmediato una recesión en España ni muchísimo menos. Vamos a crecer el 4% este año y para 2023 se esperan tasas en torno al 2%, punto arriba, punto abajo”, afirmó recientemente Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España.



La institución entra con una visión optimista en el debate sobre el riesgo de una contracción de la actividad económica desde la última parte de este 2022, que se ha exacerbado durante el verano por la asfixiante subida de los precios mes tras mes, el fin de la era de tipos de interés mínimos, que viene elevando los costes de financiación a empresas y familias, y por la perturbación y la incertidumbre general que supone la invasión rusa de Ucrania, en concreto sobre las materias primas energéticas e industriales.

La salida de la pandemia mantiene el fondo de la recuperación económica. Una reconstrucción tras el shock del COVID favorecida por planes y estímulos históricos, continuados ahora por las medidas de choque en respuesta a la guerra y a la crisis energética. Y que se basa principalmente en la explosión de demanda con el fin de las restricciones, el buen momento del mercado de trabajo y las inversiones públicas y privadas.

“Claro, no existe el riesgo cero”, matizó Margarita Delgado. “La incertidumbre está ahí, no podemos descartar que algún trimestre no sea del todo muy positivo, que el potencial cierre del suministro del gas ruso hacia Europa, fundamentalmente hacia Alemania, pueda tener un impacto negativo en el crecimiento económico”, explicó.

“España tiene un punto de partida mejor porque no se prevé que vaya a haber desabastecimiento energético. Europa depende del gas ruso, unos países en mayor medida que otros, como por ejemplo Alemania o incluso Italia. Pero para bien o para mal vivimos en un mundo global. Y aunque nuestra exposición como país a la economía rusa es muy pequeña, más allá de algunos elementos comerciales, la subida del precio de la energía hace que todos los inputs acaben al alza, por eso está subiendo la inflación en España también”, expuso la subgobernadora del Banco de España.

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