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El Eurogrupo se alarga, dividido sobre el fondo de rescate y los coronabonos

Mario Centeno, presidente del Eurogrupo.

EFE

Bruselas —

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El Eurogrupo sigue sin lograr un acuerdo sobre la respuesta económica a la crisis del coronavirus, tras más de seis horas de negociación, por las diferencias sobre el uso del fondo de rescate de la eurozona y la posible emisión de deuda mutualizada, los “coronabonos”, para financiar la recuperación.

Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, a los que en esta reunión se suman los del resto de la UE, iniciaron su encuentro por videoconferencia a las 16.00 horas (14.00 GMT) e hicieron un receso a las 19.00 horas (17.00 GMT) que se ha ido alargando y durará, al menos, hasta las 23.00 horas (21.00 GMT).

La reunión podría prolongarse de madrugada para pactar la respuesta a una crisis que llevará al bloque a la recesión, disparará los niveles de paro y amenaza con ampliar las divergencias entre las economías de la Unión.

El receso está sirviendo para que los ministros mantengan contactos bilaterales e intentar perfilar un borrador de acuerdo, pero por el momento siguen abiertos los tres pilares del paquete de medidas por casi medio billón de euros que el Eurogrupo ha venido fraguando en las últimas semanas, según varias fuentes consultadas.

Se trata de la activación de una línea de crédito para la pandemia por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate; la movilización de 200.000 millones de euros en préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y un fondo contra el paro de la Comisión Europea dotado con 100.000 millones en créditos para financiar esquemas de reducción de jornada subvencionada.

El principal punto de fricción, sin embargo, es la posibilidad de emitir deuda mutualizada de la Unión Europea, ya sea con el nombre de “coronabonos”, “eurobonos” u otro, como demandan una decena de países, entre ellos España, Italia y Francia, para financiar la recuperación.

Francia ha propuesto la creación de un fondo temporal, fuera del marco presupuestario de la UE, con capacidad de emitir deuda respaldada con garantías de los Estados miembros que se reembolsaría después a través de contribuciones de los países o con un “impuesto de solidaridad” europeo.

La idea es rechazada de plano por Alemania, Holanda, Austria o Finlandia, que se oponen a una herramienta que implicaría que el conjunto de la UE asuma el riesgo de impago de la deuda de cualquiera de sus miembros.

La vicepresidenta tercera del Gobierno español, Nadia Calviño, defendió antes de la reunión que no pueden adoptarse solo medidas de liquidez a corto plazo, sino que la UE debe empezar a trabajar ya “en un mecanismo que permita la puesta en común de la deuda” para financiar las inversiones necesarias para la recuperación.

España, dijo, defenderá que las conclusiones del Eurogrupo reflejen “un claro compromiso” de trasladar a los jefes de Estado y de Gobierno que hay que trabajar “desde ya” en este mecanismo.

No se prevé que de la reunión salga un acuerdo sobre el plan de recuperación, pero la clave está en qué contribución se haga de cara a la próxima cumbre de líderes.

El segundo escollo principal es la condicionalidad asociada a la línea de crédito para la pandemia que pondría en marcha el MEDE, que podría prestar hasta 240.000 millones de euros a los países que lo soliciten, unos 28.000 millones en el caso de España, según las cifras difundidas por Alemania.

Holanda encabeza la oposición a suavizar las condiciones de acceso a los créditos del MEDE, pese a que el consenso general es que deben ser más ligeras que en los rescates gestionados por la crisis financiera, donde se exigió a los beneficiarios adoptar medidas de austeridad o aplicar reformas estructurales.

España rechaza que se apliquen condiciones específicas caso por caso para los países que soliciten liquidez por la pandemia y defiende, en línea con la postura de la Comisión Europea, que se limiten a usar los fondos para la respuesta al coronavirus y a cumplir las normas de disciplina fiscal comunitaria.

Italia, sin embargo, es más reacia al MEDE, un instrumento que en el país se asocia muy estrechamente al estigma de los rescates y el Gobierno considera “inadecuado”, y apuesta con más ahínco por los “coronabonos”.

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