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El expediente de una falsa autónoma en una empresa de 'free tours' saca a la luz los abusos laborales en el sector

Imagen de la Grand Place de Bruselas.

Laura Olías

Historia y conocimiento de una ciudad al alcance de todos. Es más o menos la premisa que impulsa los llamados 'free tours', visitas promocionadas como gratuitas en las que cada turista puede dar la propina que estime al guía. La figura esconde sin embargo en muchos casos una gran precariedad de los trabajadores que descubren las ciudades a los visitantes, según explican varios guías informales a eldiario.es. Una trabajadora española denunció su situación de falsa autónoma en la empresa para la que ejercía de guía en Bruselas, Buendía Tours, y recientemente ha recibido la decisión de una comisión administrativa de la Seguridad Social belga, que estima su demanda. La decisión, que rechaza la compañía, se puede recurrir en los tribunales.

“Con esta resolución no sé si me van a poder devolver el dinero que pagué como autónoma ni nada, pero me parecía importante denunciarlo”, explica Sofía, que pide guardar su anonimato a través de un nombre ficticio al igual que todos los trabajadores que aparecen en este reportaje.

La trabajadora presentó una demanda unilateral ante la Comisión Administrativa de Reglamento de la Relación Laboral –un órgano de la Seguridad Social belga ante el que se pueden interponer denuncias sobre falsos autónomos– debido al control y las directrices que recibía de Buendía Tours, explica. Aunque esta situación se repite de manera similar en más empresas de free tours, según la denunciante. “La mayoría de guías somos gente que ha venido de fuera, muchos no hablan bien francés, no conocemos la ley de aquí... Es un contexto muy fácil de explotación”.

Como explica el Servicio Público de Empleo belga, esta comisión –que cuenta con miembros de la Seguridad Social, el Servicio Público de Empleo y el Instituto Nacional de Seguro Social para Trabajadores Independientes (INASTI), entre otros– estudia las denuncias y llega a una decisión administrativa sobre cuál es la relación de trabajo. Esta, no obstante, puede ser recurrida en los tribunales de justicia si la otra parte disiente sobre el resultado, ya que son los juzgados los que tienen en última instancia la competencia para calificar la relación laboral.

Una representante legal de Buendía Tours responde a eldiario.es que “con respecto a las disputas de la compañía Buendía Tours y la información inexacta, imprecisa y cuestionada proporcionada por [la denunciante], se considera que la decisión nunca ha existido”. Según explica la propia comisión administrativa en su dictamen, al que ha tenido acceso eldiario.es, si finalmente la información en la que se basa la resolución administrativa es incompleta o inexacta, la decisión no tiene efectos.

Falta de libertad y foto para cobrar

La comisión administrativa se ha basado en su estudio del caso en las pruebas presentadas por la denunciante (con pantallazos de conversaciones de Whatsapp, emails, facturas y otros documentos), sin recabar la versión de la empresa. Su valoración es que “el examen del dossier revela suficientes elementos que permiten concluir que la relación de trabajo ejecutada en los términos propuestos por Buendía Tours debe considerarse como una relación de trabajo asalariado”.

Entre la información facilitada a la comisión figuran mensajes de la dirección de Buendía Tours en los que piden a los guías autónomos que cuando rechacen tours incluyan la razón por la que lo hacen, e incluso en los que avisan a los trabajadores de que, si se se tienen que cerrar servicios debido a sus rechazos para guiar visitas, esas personas dejarán de trabajar con Buendía.

Carmen también trabajó como guía para esta empresa y acabó dejándolo por “las amenazas de penalizaciones y la falta de organización de mi trabajo, pese a que era autónoma”. La joven reconoce que tardó en tomar la decisión por “miedo a no encontrar otra cosa, en un país en el que no hablo el idioma”. Al final, optó por cambiarse a otra empresa de free tours: “Sigo siendo autónoma, pero al menos yo decido mis tiempos libres, cuándo trabajo. Es algo más normal. Obviamente el modelo chirría, la empresa se lleva un dinero fijo por los turistas, pero es más justo el trato”.

En los free tours es habitual que el guía tome una foto de grupo al final, supuestamente para colgar en las redes sociales. Sin embargo, los seis trabajadores contactados por eldiario.es aseguran que es la vía con la que las empresas intermediarias cobran la comisión a los guías. En muchas empresas de free tours, los turistas reservan plaza para las visitas en sus páginas webs o se informan a través de ellas para unirse a estos recorridos guiados. Por esa intermediación, las compañías cobran a los guías comisiones que varían, pero que en Bruselas se suelen situar alrededor de los dos euros por persona cuando se supera cierto número de turistas (a partir de unos ocho).

“Tú pagas dos euros por cada persona, independientemente de lo que ellos te den. En una empresa que estuve intentamos negociar, porque por ejemplo los estudiantes Erasmus que vienen dan muy poco, pero en general no logramos mucho. En esa compañía, nos obligaban además a ir a ciertos lugares antes de la visita, incluso a media hora andando, para captar turistas sin que te pagaran nada”, cuenta Pedro, otro guía que trabaja para otra compañía turística en Bruselas. Todos los guías coinciden en que, pese a que ellos capten a los turistas, deben pagar comisión a la empresa con la que trabajen por cada uno de los miembros del grupo.

Vigilancia por cámara

La resolución de la comisión se hace eco de la denuncia de vigilancia de los guías a través de una webcam pública que permite observar la Grand Place de Bruselas, de donde parten los free tours de la compañía. El dictamen recoge un mensaje a modo de ejemplo, de los varios presentados en un anexo, en el que desde la dirección de Buendía se menciona a dos trabajadoras que no están situadas en un lugar determinado: “Poneros [sic] por favor como ya hemos dicho mil veces una a cada lado de hispano”.

Roberto, otro de los ex guías de Buendía Tours contactados, explica que el control por cámara era continuo y evidente por los mensajes que desde la dirección se enviaban por el grupo de Whatsapp. “O te llamaban y te decían ¿por qué estás ahí? Tienes que hacer esto, ponerte ahí, etc.”, explica el trabajador, que también denunció su situación de falso autónomo junto a Sofía, pero no pudo ser atendida su demanda porque ya no trabajaba con la compañía.

En el caso de María, otra trabajadora, dejó Buendía Tours por “las conductas muy marcadas pese a que éramos autónomos”, en las que incluía vestir un uniforme y se llegó a enviar un correo con penalizaciones, que según Santiago (un guía que aún sigue trabajando en Buendía), no están vigentes en la actualidad. El email de la empresa que anunciaba estas sanciones, del pasado mayo, incluye el cobro de 0,50 euros adicionales en la comisión por cada turista en caso de no respetar normas como “no colocarnos como debemos, es decir, poco visibles y dejar que otras empresas nos tapen” o “no llegar como mínimo 30 minutos antes”.

“Venimos con la mentalidad del salario mínimo”

Todos los guías contactados coinciden en enmarcar las prácticas más abusivas de las empresas en un contexto de precariedad laboral. “Venimos con lo que yo llamo 'la mentalidad del SMI', del salario mínimo. Te dicen que sacas diez euros la hora y nos parece algo importante, pero al final acabamos atrapados en este tipo de empleos”, explica Roberto.

Los trabajadores de free tours apuntan que muchas veces son vistos como “competencia pirata” por los guías oficiales. Varios guías informales piden que, al igual que ocurre con Deliveroo, Uber u otras plataformas digitales que han generado competencia en diferentes oficios, se centre el debate en el modelo de negocio y no en los trabajadores, el último eslabón de la cadena.

Según la información pública facilitada por Buendía Tours en Bélgica sobre sus cuentas anuales, en 2017 disparó sus beneficios: fueron de 449.982 euros, respecto a los 35.599 del año precedente. Más de 12 veces más en un ejercicio.

“Todo esto surge por esta esta ola de uberización en la economía, aunque creo que los targets de turistas de los free tours y las guías oficiales son distintos, son perfiles que buscan cosas diferentes de la visita”, añade Roberto. Sofía espera que esta resolución administrativa de la Seguridad Social consiga al menos que se conozca la precariedad y los abusos que afrontan estos guías: “Y la trampa que suponen a veces los free tours, que se venden como un modelo muy justo, en el que todo el mundo puede acceder al turismo, pero el que se lleva más beneficio es la empresa y el que paga es el guía”.

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La autoría de la imagen que ilustra el artículo es de Steve Cadman, con licencia Creative Commons (CC BY-SA 2.0).

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