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Grecia y la troika celebran su duelo decisivo... otra vez

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, y el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Pablo García

Bruselas —

El lunes 22, fecha del primer Eurogrupo, el frío se instaló en Bruselas; pero la semana terminó con calor húmedo y pegajoso, tan característico de una capital belga en la que nunca se pueden descartar lluvias. Esa temperatura bruselense sintetiza como pocos ejemplos las interminables negociaciones de los últimos días entre Grecia y la Troika: cuatro Eurogrupos en seis días –este sábado 27 de junio tendrá lugar el último y decisivo de la semana desde las 14.00–, otros tantos encuentros a nivel técnico y una cumbre de jefes de Estado en la que no se ha resuelto la crisis. Calor, frío y nubarrones en el ambiente.

Ya no se sabe si las filtraciones procedentes de ambas partes alejan o acercan un compromiso que Grecia debe cerrar si quiere afrontar un primer vencimiento de deuda con el FMI el próximo martes 30 de septiembre de 1.300 millones. Serán más de 7.000 millones de euros a devolver a los acreedores entre julio y agosto. Sobre la mesa, una lista de medidas en las que Atenas ha hecho concesiones en pensiones e impuestos indirectos, un no rotundo de las instituciones a la quita de la deuda, divergencias en cuanto al monto del rescate, desconfianza comunitaria en la aplicación griega de las reformas, control de capitales en el horizonte…

A una declaración optimista de la Comisión Europea sobre el rumbo de las discusiones le sucedía un tuit de un portavoz griego o de un periodista citando fuentes helenas denunciando el “chantaje” de la Troika. Según Reuters, un alto funcionario europeo cifraba el viernes en el 50% las probabilidades de llegar a un acuerdo. Así llegan al 27J acreedores y deudores.

El dinero del rescate. El último gran escollo. Con gran fanfarria, los acreedores anunciaron el viernes por la mañana que estaban dispuestos a desbloquear 15.500 millones de euros para que Atenas afronte sus vencimientos con calma. Muy poco necesitó Alexis Tsipras para responder y acusar de “chantaje” a las instituciones y en tildar la oferta de “peor” que los anteriores memorandos.

La lógica ateniense razona de la siguiente manera, explican fuentes del Ejecutivo: los 1.600 millones que vencen ahora al FMI, además de otro tramo de 2.500 millones hasta noviembre comprometidos con el Fondo; otros 6.700 millones en julio y agosto a apoquinar al BCE, y aproximadamente 3.000 millones de euros en recapitalizar los bancos cada vez más insolventes. “Es un dinero que nos darían los acreedores para pagar a los acreedores”, insiste el alto cargo griego.

Para complicar más la cosa, varios dirigentes comunitarios aseguran que no solo les basta con ver números sobre la mesa. “Necesitamos un compromiso firme, porque conocemos la debilidad del sistema recaudatorio griego”.

Reformas. Parece el escollo más salvable, debido a que Tsipras ha traspasado varias de sus líneas rojas y así lo ha reconocido el Gobierno públicamente, que también reconoce que son medidas “injustas y dolorosas”. Según cálculos de El País, apenas 100 millones arriba-abajo en la recaudación de IVA y diferencias menores en pensiones impiden que los acreedores y Grecia se den la mano.

El Gobierno de Syriza ya se ha comprometido con el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años, con la eliminación de los complementos de pensiones y con la autofinanciación del sistema mismo, que busca que las pensiones griegas se financien solo con impuestos emanados de las relaciones laborales (y no otros como la renta, sociedades, etcétera). La división descansa en las fechas o los números. Y el peligro está en...

El probable rechazo del Parlamento heleno. Las medidas siguen sin gustar a mucha gente de Syriza. ¿A una mayoría? La votación parlamentaria lo dirá, si es que finalmente tiene lugar. El ministro de Trabajo, Panos Skourletis, indicó el viernes a The Guardian que no se ha acordado aún nada. “Y no se acordará nada hasta que todos estemos de acuerdo”. En teoría, el voto podría celebrarse el domingo, pero no hay nada cerrado.

El Parlamento alemán también debería ratificar el acuerdo, pero contará con menos problemas. Merkel puede contar con gran parte de su partido, con sus socios socialdemócratas y con otros partidos de la oposición, pese al rechazo que este acuerdo genera en la sociedad germana.

Restructuración de la deuda. Los griegos dicen que si la quita a la deuda no está sobre la mesa, todo lo pactado se derrumbará. La Troika que forman BCE, FMI y Comisión se niega, por el momento, a debatir la cuestión. El Gobierno de Syriza cree que si no arranca una mención o una firma a la posibilidad de reunirse con acreedores y negociar un haircut, ellos estarían cometiendo el mismo error que Andonis Samarás en 2012. La deuda pública de Grecia es superior al 180% del PIB.

Hipótesis. ¿Ruptura de la Eurozona? ¿Acuerdo in extremis? Muchas parecen las diferencias a salvar. Y no solo entre Grecia y los 18 países con los que comparte moneda y la retahíla de instituciones que les respaldan (BCE, Mecanismo de Estabilidad, FMI…), sino entre los acreedores mismos. Italia o Francia ya estarían en un grupo de países que reclama una mayor flexibilización con las contrapartidas exigidas a cambio de dinero. Sin embargo, en opinión de un alto cargo de Grecia presente en las negociaciones de esta semana, “esta crisis ha demostrado que personajes como Hollande o Renzi frente a Merkel son de todo menos líderes”.

El escenario más inmediato es un impago al FMI, aunque por dos motivos esta pesadilla puede no serlo tanto: los estatutos del Fondo contemplan una prórroga a la hora de asumir vencimientos de deuda y otros países no devolvieron en el pasado los préstamos al FMI (Liberia, Sudán, República Democrática del Congo, Perú, Ecuador…). Este 27J saldremos de dudas.

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